sábado, 21 de marzo de 2020

La maldición / por Pla Ventura



El mismo gobierno, lleno de estúpidos por doquier, al principio de la pandemia, hasta apenas le daban importancia puesto que, cuando ya era vox populi la enfermedad generalizada, dicho gobierno provocó una maldita manifestación asquerosa, absurda, con tintes políticos de estos desaprensivos para que, sin duda alguna, el contagio fuera todavía mayor.

La maldición

Pla Ventura
Toros de Lidia / 21 marzo, 2020
Cuando nos creíamos sobrenaturales porque, erróneamente pensábamos que estábamos por encima del bien y del mal, en apenas un segundo la vida nos ha demostrado lo frágiles que somos puesto que, lo que estamos viviendo no es otra cosa que una guerra sorda puesto que, sin armamento alguno, la gente muere de forma alarmante. Y, como dicen, lo peor está todavía por llegar. Que Dios nos coja confesados.

El mismo gobierno, lleno de estúpidos por doquier, al principio de la pandemia, hasta apenas le daban importancia puesto que, cuando ya era vox populi la enfermedad generalizada, dicho gobierno provocó una maldita manifestación asquerosa, absurda, con tintes políticos de estos desaprensivos para que, sin duda alguna, el contagio fuera todavía mayor.

Incluso un apestoso como el tal Pablo Iglesias, se permite el lujo de, pese a estar en cuarentena, salir por la TV para lanzar un mitin de los suyos, una maldita arenga contra el rey y, sin duda, contra España. Del mismo modo, esos mal nacidos con los que pactó Pedro Sánchez, en el momento más delicado que atraviesa España, incluso se atreven a cuestionarle; todavía le pasa poco por haber pactado con seres abominables que su única pretensión no es otra que el poder al precio que fuere; en realidad, lo mismo que Pedro Sánchez que, dentro de todo el conflicto provocado por la pandemia, sigue mintiendo al respecto.

Pensemos que, dentro de todos los males es un tipo afortunado; sí, lo digo porque la maldita enfermedad que nos azota a todos, ha logrado que se silencien sus fechorías y, lo que es mejor, que estando en el poder no tiene a quien echarle la culpa a nadie de lo que sucede. ¿Se imagina alguien la circunstancia que estamos viviendo en España que hubiera mandado el partido Popular? A estas alturas España sería un montón de cenizas puesto que, Sánchez, Iglesias, Errejón, Torra, Rufián y todos los seres despreciables que tienen el mando, de ser oposición habrían quemado España por los cuatro costados. Hasta ahí les llega la suerte, que una pandemia eclipse sus maldades que, en realidad, son todas las del mundo.

Para colmo, esos asquerosos que están en el gobierno, los que deberían defender a España por encima de todo y, sin duda, al Jefe del Estado que es el Rey, lo denigran, lo critican, lo destrozan porque todo lo que no huela a comunismo es detestable para ellos. Mucho comunismo, es cierto, pero ellos viven opíparamente con todo el dinero del mundo y todas las prebendas que tiene acceso un político, aunque sea contrario a España y a su Constitución. Y pensar que todavía queden seres infantiles capaces de votar esa nefasta opción política. Es para mear y no echar gota, como diría el gran Pedro Ruíz que, en clave cómica decía que España, antes era una grande y libre y ahora son diecisiete pequeñas y cabreadas.

Como es notorio, la justicia terrena la burlamos a la mano que queremos, a las pruebas me remito. Pero, ay amigo, que ahora nos ha caído encima la justicia divina y esa sí que no hay quien la pare. Desgraciadamente, por muchas medidas que ponga el gobierno para paliar el dislate que estamos viviendo en todos los órdenes, en el camino quedarán millones de cadáveres que, para su desdicha, seguirán vivos en este mundo. Los muertos descansarán en paz pero, ¿y todos aquellos muertos que sigan en vida?

Tenía que llegar el momento para que la sociedad recapacitara, para que los hombres pensemos que nuestra vida apenas vale nada; no, en realidad no vale nada porque un soplo de viento convertido en epidemia se ha llevado por delante a muchos inocentes. Si al final, cuando pase este maldito ciclo, si es que pasa, si somos capaces de tomar lección, algo habremos aprendido. Nadie está por encima de nadie, aunque viva en la Moncloa, aunque tanga un chalet en la sierra puesto que, si se “enfada” el destino, hasta los inmortales de la política todos perecerán bajo la maldición divina.

Nos queda rezar, pero en todos los órdenes y en todas las materias; rezar para que pase pronto la epidemia y no tengamos que recordar, a diario, la gripe de 1918; rezar para que, en lo sucesivo, si es que seguimos vivos, procurar votar unas gentes de orden, que nos regalen paz, que defiendan el trabajo, que amen a España, que respeten la Constitución y, ante todo, la figura del Jefe del Estado que no es ninguna broma. Y todo eso llegará al igual que sucedió cuando nos gobernó un apestoso llamado Zapatero que, cuando ya España estaba sumida en la más vil de las miserias, tuvo que llegar un partido decente para sacar a este país del caos en el que nos había metido aquel siniestro personaje, Dios lo tenga apartado de la política para siempre.

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con tu entrada.Nos gobierna Los Picapiedra, como cuento también en mi blog, anteponiendo lo suyo, el partido, la poltrona, el casoplón y el Falcon s lo urgente, a lo necesario, a matar al puñetero bicho con el menor númeo de bajas, que ya está siendo demasiado. Un saludo y un abrazo virtual.

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    1. Muchas gracias por su atención y amabilidad. Suerte, vista y...¡al toro! Saludos cordiales. Juan Lamarca

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