viernes, 3 de abril de 2020

El mundo del toro paga su cuota al virus / por Antolín Castro



También este traicionero virus ha logrado cornear a más de uno, cobrándose la cuota que pueda corresponder, en el mundo del toro. No podía ser de otra manera.

El mundo del toro paga su cuota al virus

En este mundo revuelto y arrinconado por ese virus asesino que nos rodea, el mundo del toro está pagando su cuota también.

Estamos pegados a tablas, sin recursos y sin las herramientas adecuadas para combatir este toro tan fiero y, por qué no decirlo, tan hijoputa.

Se nos hace muy difícil, casi imposible, ganarle la cara al toro. Alargamos la distancia y nada de ceñirse ni cargar la suerte. Lo que toca es tomar el olivo y estar tapado, lo más tapado posible, y a resguardo de sus afilados pitones.

Todas las actividades, todas las ideologías, todas las posiciones sociales, están siendo empitonadas por este toro cruel. Desde príncipes a lacayos, de políticos y empresarios a obreros de la construcción; también famosos o gente anónima van dejando constancia de que nadie se libra de sus astas asesinas. Pobres y ricos unidos, por una vez, en la misma situación de desamparo.

También este traicionero virus ha logrado cornear a más de uno, cobrándose la cuota que pueda corresponder, en el mundo del toro. No podía ser de otra manera.

José Sarmiento, quien fuera anestesista en la plaza de toros de Málaga fue el primero, después han sido otros personajes del mundo del toro los que han dado su vida en esta desigual pelea. Borja Domecq, el ganadero de Jandilla, es el más conocido de los que tras ingresar en la enfermería han caído por las ‘heridas’ sufridas por el desgarrador pitón, como otros muchos. Otros menos conocidos también han pagado la osadía de enfrentarse sin los trastos adecuados al toro que nos está tocando lidiar. A modo de ejemplo, hemos perdido a uno de los almohadilleros más antiguos de Las Ventas.

Ya se ve, el toro no entiende de fama ni de actividad dentro de la Tauromaquia. A todos ellos les recordaremos por haber caído en esta feria tan poco festiva que estamos viviendo en 2020. Y a sus familias les queremos trasladar nuestro cariño y nuestro pesar por tan dolorosas pérdidas.

Juntos, aunque aislados ahora, saldremos después a recorrer el mundo gritando que somos aficionados, que somos taurinos y que nos hubiera gustado mucho más habernos dejado la vida en el ruedo, en plena faena, con la muleta y la espada en la mano.

A este toro no hay quien le meta mano, pero guardaremos las fuerzas para torear todos esos toros a los que se les ha dado una prórroga especial en el campo. El toreo bueno se les hará a ellos y no, al viento y entrenando, como se está haciendo ahora.

No podemos afirmar que será un camino de rosas reanudar la actividad, más bien lo contrario, pero ahora ese ha de ser nuestro pensamiento, un pensamiento positivo, el mismo que nos tiene que llevar a vencer a este toro tan fiero, que ejerce camuflado y vestido de terrible enfermedad.

Venceremos. No hay otra actividad que sepa mejor lo que es enfrentarse de cara a la muerte. Y en ese empeño y apuesta siempre hay que pagar una cuota. Esa que ahora mismo se le está pagando al virus.

Foto: Elmira.es

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