jueves, 30 de abril de 2020

Toreros y futbolistas no son imprescindibles / por Ricardo Díaz-Manresa


Ricardo Díaz-Manresa
Pues en este tiempo de pandemia, de coronavi (lo escribiré así en lugar de coronavirus para acortarlo y facilitar su pronunciación más rápida y segura),  o de chinavi (porque de allí nos vino) se habrán dado cuenta que se puede vivir sin toreros, futbolistas, deportistas en general y mundo del espectáculo. Y hemos descubierto los inteligentísimos y muy egoístas seres humanos que los imprescindibles son:

– Todo el personal sanitario desde  médicos a  celadores. Todo el personal de los hospitales.

–Los farmaceúticos.

–Los agricultores que siembran y los trabajadores que recogen las cosechas.

–Los ganaderos.

– Los pescadores.

–Los transportistas que nos traen los alimentos. Benditos camioneros.

–El personal de limpieza . Basureros (cada noche con sus camiones recogiendo los contenedores), los que limpian las calles, hospitales y en todos los sitios necesarios.

–     La policía nacional con su estupenda labor.

–     La policía local que tanto ayuda.

–     El ejército dando ejemplos continuos de solidaridad y eficacia, a pesar de los locos catalanes y algunos vascos.

–     Los comerciantes en su labor de servicio.

–     Los esenciales (alimentación, farmacia, banca etc).

–     Los supermercados y sus trabajadores.

–     Los mercados y sus empleados.

– Los sacerdotes en hospitales, tanatorios y cementerios cumpliendo una fantástica labor en tiempos en que los hospitalizados están solos y los fallecidos no tienen ni quien les acompañe en su entierro. Eso… si los familiares saben dónde está el cadáver tras búsquedas dramáticas o  esperas insoportables para recibir las cenizas de sus seres queridos.

Incluso para los creyentes, todos los rezos de religiosas/os, de clausura o no. Y todas las oraciones de los seglares (¡que ahora por fe, convicción o miedo se reza más que nunca!). Como dice una amiga de mi mujer, en cuanto el ser humano ve las orejas al lobo se caga por la pata abajo…Y es comprensible. Porque no nos acordamos de Santa Bárbara más que cuando truena.

Imprescindibles todos los nombrados más arriba. Pero los toreros, futbolistas, deportistas en general y todos los artistas del espectáculo no. No son imprescindibles. Podemos pasar sin ellos.

Pero –cuidado- no para siempre. No son imprescindibles pero sí necesarios.

Porque en tiempos normales (e incluso en los otros) no sólo de pan vive el hombre.

Pues ya los esperamos en la normalidad (cuando llegue) para que nos hagan la vida más feliz o divertida. O irritante. Que nos aparten por minutos de nuestros problemas.

Pero ha quedado claro en de estos tiempos de coronavi o chinavi quiénes son imprescindibles y quiénes no.

La sociedad inmediatamente “anterior” a la pandemia parece que no lo tenía tan claro

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