martes, 5 de mayo de 2020

El truco del almendruco / por Paco Mora


..la normativa hecha pública por nuestros mangurrinos para la recuperación de la fiesta de los toros, después de la pandemia, es una simple felonía que lo que pretende es aprovechar la ocasión para darle la puntilla al arte del toreo. Así como suena. Si no es esa su intención, es que los mendas son más necios todavía de lo que parecen.

El truco del almendruco

Paco Mora
AplausoS, 4 Mayo 2020
La idea genial de permitir las corridas de toros con un espectador por nueve metros cuadrados en los tendidos provocó en mi sensibilidad de aficionado un billete bajo el título “El sexo de los ángeles”, que ha coincidido plenamente con la respuesta de los empresarios, ganaderos, toreros y aficionados, rechazando tal perspectiva, que coincidimos todos en que es un claro y descarado ataque a la fiesta de los toros. Por eso, y a riesgo de que se me acuse de seguidismo, cuando fui el primero en reaccionar ante semejante desatino, vuelvo a la carga, eso sí, tomándome a coña, la burda idea de atacar el toreo por “do más dolor había” que dijera el clásico. De astracanada es de lo más suave que se puede calificar la decisión gubernamental de desconfinamiento de la Fiesta. Se trata del truco del almendruco.

La idea del ministro Uribes -¿o no ha sido suya?- es propia de un enemigo acérrimo de las corridas de toros.

Si no es así, es todavía peor porque corresponde a una mente atacada por un virus que está haciendo estragos, y habrá que bautizar como “coronanecio”. Que en el hemiciclo se celebren plenos con unos cuantos diputados esturreados por los escaños, uno aquí y otro en Pekín, se entiende por qué por entrar en ese recinto no se paga entrada, muy al contrario, se cobra se haga acto de presencia o no. Y bien que se cobra, leñe, que conozco muchos políticos que se han pasado toda su vida calentando escaño, sin devengar jamás un sueldo por un trabajo de cualquier categoría profesional al margen de la política.

El toreo, que como arte no tiene precio para quienes sabemos apreciarlo en su justa dimensión, cuando se convierte en espectáculo vive de la taquilla y si no hay público suficiente se convierte en una ruina para empresarios, ganaderos, toreros y todo el personal necesario para poner en pie un cartel de toros en cualquier plaza del mundo. Pero el Gobierno del señor Sánchez ha encontrado la fórmula para darle la estocada definitiva al toreo aprovechando la pandemia del Covid-19: Prohibir la aglomeración de gente en los tendidos. Lo que ocurre es que ni Sánchez, ni Iglesias ni Uribes ni toda la corte celestial que “vive del cordero” han contado con la huéspeda. Y la huéspeda es que de esta guerra cruel que tantos españoles se está llevando por delante, va a salir una generación de ciudadanos que difícilmente va a poner la otra mejilla o inclinar la cerviz sin rechistar ante los errores, las ignorancias y las maldades de quienes cobran por gobernarnos. Porque la normativa hecha pública por nuestros mangurrinos para la recuperación de la fiesta de los toros, después de la pandemia, es una simple felonía que lo que pretende es aprovechar la ocasión para darle la puntilla al arte del toreo. Así como suena. Si no es esa su intención, es que los mendas son más necios todavía de lo que parecen. Y llevan muchos meses acreditando que su capacidad de estulticia no conoce límites.

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