martes, 14 de julio de 2020

Manchester City, PSG y el libre albedrío testicular

Sí el año pasado se dirimió de manera tan dudosa el pleito contra el petrodólar catarí, no es necesario ser el tipo más desconfiado del mundo para que el olfato detecte un hedor pútrido en la absolución que hoy disfruta el petrodólar de los Emiratos.

Manchester City, PSG y el libre albedrío testicular

Jesús Bengoechea
La Galerna - 13 julio, 2020
Cuenta el viejo chiste que el hijo díscolo tuvo la gentileza de anunciar al padre que se iba de juerga, para preocupación de este. No era la primera vez, y el hijo tenía la mala costumbre de volver a horas intempestivas y con los sentidos visiblemente perturbados por el abuso de libaciones alcohólicas.

-Está bien -repuso el padre, como si su vástago le hubiera pedido permiso-, pero ¿a qué hora volverás?

-A la que me salga de los cojones -replicó el adolescente, sin dignarse siquiera a mirar al padre-.

-De acuerdo, pero ni un minuto más tarde- concluyó el progenitor.

Este intento cosmético de preservar un último resto de autoridad paterna se parece muchísimo a los risibles amagos de sanción por parte de la UEFA para los clubes dominados por capitales del Golfo. La noticia de hoy, con arreglo a la cual el TAS ha eximido al Manchester City de la sanción de dos años sin jugar en Europa por su transgresión del Fair Play Financiero (con una rebaja en la multa además), debe ser vista al alimón con el levantamiento de similar sanción para el PSG en marzo de 2019. Ya entonces el New York Times reveló una trama por medio de la cual la UEFA habría prolongado deliberadamente los plazos de presentación de pruebas para perder su propia causa contra el PSG en su pugna frente a la autoridad del TAS, revelando por tanto que no había tal pugna sino pura y dura connivencia con los cataríes. El máximo organismo del fútbol europeo opera en su modo de intentar hacer valer las normas del Fair Play Financiero muy al estilo del papá de la historieta, formulando ante la opinión pública y ante el PSG severas (?) regañinas cuyos efectos prácticos son idénticos a los de las normas del hogar del chiste. Al menos cabe pensar que el deseo de mantener un cierto orden familiar era genuino por parte del padre imaginario, no así por parte de la UEFA, que deja ahora al City, como antes al PSG, con plenas potestades para ejercer libérrimamente su pleno albedrío testicular.


Sí el año pasado se dirimió de manera tan dudosa el pleito contra el petrodólar catarí, no es necesario ser el tipo más desconfiado del mundo para que el olfato detecte un hedor pútrido en la absolución que hoy disfruta el petrodólar de los Emiratos. Muy poco de sorprendente (y mucho de sumamente preocupante para los grandes clubes tradicionales de Europa) tiene este nuevo fallo del TAS, que viene a refrendar lo que ya se sabía, a saber, que el llamado Fair Play Financiero es un sueño, un imposible, aquel vano fantasma de niebla y luz que inmortalizó Bécquer, o en otras palabras más prosaicas papel mojado, sarcasmo puro, carcajada a costa de los viejos campeones de Europa. Lo que ya se sabía y esta sentencia del TAS, al alimón con aquella, ponen de manifiesto es que City y PSG pueden ya conectar directamente el chorro del oro negro con el cauce de cash-flow de sus respectivos clubes sin el menor remilgo, y que para dichos viejos campeones (Madrid, Barça, Juve y todos los clubes con alguna solera en el panorama futbolístico europeo) solo queda el recurso del justo motín en busca de otros mares donde fondear.

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