viernes, 3 de julio de 2020

No mete miedo, sólo mete mano / por Eduardo García Serrano


Llegó metiendo miedo y resulta que sólo mete mano. Tal y como Albert Camus decía del rijoso Jean-Paul Sartre “de sus alumnas sólo le interesa la ropa interior”, a Pablo Iglesias, que solo se parece a Sartre en el priapismo del filósofo, de sus alumnas, colaboradoras y demás tovarich, por lo que cuentan las coplas de Villarejo, sólo le interesa lo que su ropa interior oculta.

No mete miedo, sólo mete mano

EDUARDO GARCÍA SERRANO
El Correo de España - 2 JULIO 2020
Sólo pasará a la Historia por los ancianos que se le murieron en las residencias mientras de su generosa bragueta, siempre abierta al diálogo vaginal, le colgaban las amantes de ocasión magnetizadas no por su fina estampa, de la que carece, sino por su súbito poder, otorgado por una aritmética parlamentaria en la que la suma de los malos venenosos es y será siempre superior a la suma de los tontitos blandengues que le dan vaselina al Sistema que sodomiza a sus huestes electorales, pero que a ellos les hace ricos y famosos en las jaculatorias de sus votantes.

Llegó metiendo miedo y resulta que sólo mete mano. Tal y como Albert Camus decía del rijoso Jean-Paul Sartre “de sus alumnas sólo le interesa la ropa interior”, a Pablo Iglesias, que solo se parece a Sartre en el priapismo del filósofo, de sus alumnas, colaboradoras y demás tovarich, por lo que cuentan las coplas de Villarejo, sólo le interesa lo que su ropa interior oculta. De Tania a Dina, tiene más muescas en la bragueta de las que el Empecinado tenía en la culata del trabuco, donde llevaba la contabilidad de los gabachos que se pasaba por la piedra. Al final, a Juan Martín se le quedó corto el trabuco en la misma medida que al alfeñique bolchevique se le está quedando angosta la bragueta, que con tanta muesca en la cancela de sus pantalones el día menos pensado le denuncian por exhibicionismo heterogenital. Al tiempo. Aunque él sabe, porque conoce el paño y el género, que las feministas sans-culotte del chocho de marzo, le llevarán en andas y bajo palio a su palacio de Galapagar, en fervoroso agradecimiento por haber mostrado en público lo que sólo las elegidas del Soviet Supremo han disfrutado en privado. Después de la romería báquica, las romeras de Podemos regresarán solas y borrachas a sus madrigueras de Lavapiés a seguir soñando con ser una muesca más en la bragueta de Pablo Iglesias, el Che Guevara de saldo y mercadillo que sólo pega tiros en el tálamo mientras se excita viendo los vídeos, desde su retaguardia de bragas y sábanas, en los que sus tontos de barricada le coceaban el casco a los guardias civiles que hoy le custodian la dacha de Galapagar.

¡Hala, chicas!, a la cola de Pablo Iglesias, a ver si tenéis suerte y le escribís en la bragueta un corrido mejicano para que se lo canten Villarejo y sus mariachis.

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