sábado, 15 de agosto de 2020

Cuando el toro de lidia se sembró en Venezuela / por Víctor José López EL VITO


Carlos Andrés Pérez, Presidente de la República, durante su administración se continuó el proyecto de la Importación de Ganado de Lidia iniciando por el presidente Rafael Caldera… Era cuando Venezuela era una nación libre y soberana, y había continuidad en los proyectos de la política pública nacional. La fiesta de los toros era parte de ella…

Víctor José López EL VITO
Los compañeros del chat Ricardo Barreto Muskus,Vicente Carrillo Batalla e Ignacio Sosa Branger zaradearon la memoria taurina venezolana y colocaron sobre el tapete al toro criollo. 

El toro de la cuna de la fiesta, el toro conocido en la historiografía hispano americana como de cunero, el toro que le dio fortaleza y posición económica a una nación desgastada por los conflictos paralelos a la Guerra de la Independencia, la Guerra Federal y por las montoneras y asonadas civiles. Era aquel toro que forjó aficionados apasionados y entendidos, grandes toreros y atrevidos empresarios. 

Los tres compañeros, muy buenos aficionados, han heredado de sus ancestros aficionados y ganaderos, una memorabilia que, de reunirla, tendríamos la base para la identidad de los toros en Venezuela. Pronto estará entre nosotros un personaje que ha tenido mucho que ver con la transformación de la fiesta en Venezuela, el ganadero, empresario y matador de toros madrileño Jerónimo Pimentel. Un hecho relevante, qué duda cabe. Tan relevante que nos invita recordar aquel título de cabezal en el periódico de la noticia relatada por el Premio Nobel y muy taurino Ernesto Hemingway, cuando París logró la libertad, derrotando la irracionalidad y la opresión de ejércitos extranjeros invasores. 

Don Ernesto, "el de los toros", escribió “París era una fiesta”. Como una fiesta era Venezuela cuando celebró la elección de Carlos Andrés Pérez, como Presidente de la República en 1974.   

La nación celebró el triunfo del caminante con características y expresiones de fiesta patria. La euforia, alcanzó cotas de emoción como nunca antes en la etapa democrática. Hubo motivos, bien fundados, para la euforia. Las noticias que llegaban con los voceros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) auguraban tiempos de bonanza. Fueron mensajes que provocaron fantasiosos paisajes de riqueza y de bienestar. 

Carlos Andrés, fue muy influyente en la importación del ganado de lidia de España y de Portugal. Hubo continuidad con el proyecto llevado a cabo durante el gobierno del doctor Rafael Caldera, porque dio importantes facilidades para la importación de ganado bravo y la oportunidad de ocupar la Estación Cuarentenaria de Los Taques, en el estado Falcón, cuando le ordenó al doctor Miguel Rodríguez Viso, Ministro de Agricultura y Cría, que aquellas instalaciones estuvieran a disposición de los ganaderos de lidia y de los médicos veterinarios ministeriales. Igualmente dio facilidades con la línea aérea internacional venezolana Viasa, para traer a tierras falconianas vacas y sementales.

Sería mezquino quitarle los méritos al presidente Carlos Andrés Pérez, que siempre manifestó su afecto, apoyo e interés por la fiesta de los toros.Los ganaderos fueron agradecidos y le rindieron muchos homenajes en las ganaderías de “Tarapío”, “Los Aranguez” y “Tierra Blanca”. Se llegó a decir que la ganadería de “Tierra Blanca”, cuando estaba en Villa de Cura, era propiedad del primer mandatario en sociedad con Paco González Regalado, hermano de Sebastián González, quien en realidad era el propietario de la ganadería en sociedad con Manolo Chopera. 

La madrugada del 28 de enero de 1974, concluida la Feria de San Cristóbal, un grupo de periodistas junto a los apoderados de los toreros que actuaron en la feria, empresarios y curiosos, a las cinco de la mañana, nos congregamos en la plaza de Pueblo Nuevo invitados por Hugo Domingo Molina que se estrenaría en el 1975 como empresario absoluto de la Plaza Monumental de Pueblo Nuevo, para ver a Paco Camino y a  Dámaso González tentar unos toros que eran propiedad de la Asociación de Criadores de Toros de Lidia. Los toros habían llegado a Venezuela en lo que se conoció como “un pool”, propiedad de todos los inversores en el transporte que importó las vacas y los toros desde Portugal. 

Se trataba de dos reses portuguesas, procedentes de la ganadería de Coímbra. Toros jóvenes, toros portugueses que no aprobaron el tentadero. Sí recibió la mejor nota un toro mexicano de San Martín, propiedad de Pepe Chafik. Era otra lección que le daban los ganaderos mexicanos a los venezolanos, quienes habiendo tenido tanto tiempo frente a ellos al toro de México, habiéndose formado la afición venezolana con el toro mexicano, no fueron capaces de darse cuenta de qué clase de toro tenían entre manos y qué sencillo hubiese sido fundar las bases de la cabaña brava nacional con simiente azteca. Aunque para decir verdad hay que señalar que fue el propio ganadero de México, que por motivos de política interna en su agrupación, carente de visión, se opuso con trabas burocráticas y prohibiciones absurdas a que salieran vientres y sementales para fundar ganaderías en el exterior como ahora lo estaban haciendo españoles y portugueses. Esta posición mexicana fue aprovechada por españoles y portugueses. 

Los españoles por vía de Manolo Chopera se metieron por el río que ya inundaba Colombia, el encaste Santa Coloma; y los portugueses, gracias a la simpatía de Joao Pinto Barreiro se convirtieron en descubridores de la nobleza y del temple. Habíamos cumplido tres años como corresponsal del semanario El Ruedo, revista que dirigía Carlos Briones de la Editorial Católica. Tenían mucha jerarquía las noticias procedentes de Venezuela. Nuestros reportajes, notas informativas y fotografías eran desplegadas, lo que me daba una gran satisfacción profesional. Fue la última feria de San Cristóbal que organizaron los socios Manolo Chopera y Sebastián González. Como si lo presintieran, echaron la casa por la ventana. Contrataron a Paco Camino, Niño de la Capea, Dámaso González, Antonio José Galán, y Ruiz Miguel. Los mexicanos Eloy Cavazos, Manolo Martínez; y por Venezuela Curro y Rafael Girón y Carlos Rodríguez “El Mito”. Carlos Andrés Pérez asistió a todas las corridas en compañía de su paisano tachirense doctor Ramón J. Velásquez, arropándose con el calor de la ovación permanente de un pueblo con cifras récord en su producción, y país que crecía idustrialmente con energía eléctrica que exportaba a Brasil y a Colombia. Donde las tasas de empleo crecían y cuando había colas era para ir a los toros o disfrutar de los partidos entre Caracas y Magallanes en el Universitario. 

El triunfador de la feria fue Eloy Cavazos, como antes de un mes se erigiría triunfador de la Corrida de la Prensa en su décima edición. El maestro de Monterrey fue a Valencia junto a Paco Camino y Curro Girón y toros de Valparaíso. Los toros y las vacas importadas de España y de Portugal llegaron en transporte de la aerolínea Viasa, gracias a la invalorable gestión de su vicepresidente, el doctor Oscar Aguerrevere Vegas. Las reses fueron recibidas por las autoridades sanitarias en la Estación Cuarentenaria de Paraguaná en Los Taques, estado Falcón. Reses procedentes de las dehesas de Joaquín Buendía, Martínez Elizondo, Mario Vinhas, Pinto Barreiro, Grancisco Palha von Zigler, Francisco Camino Sánchez, Coimbra, Vega Villar, la que se integraron al rebaño nacional ya existente formando la base genética de la Ganadería de Reses de Lidia Venezolana. Fueron 97 cabezas, entre toros y vacas distribuidas así: - Guayabita 3 toros; Los Aránguez 3 toros y 27 vacas; Bella Vista, 2 toros y 10 vacas; Tierra Blanca, 4 toros y 20 vacas; y Tarapío 4 toros y 40 vacas. Un cupo restante de 30 reses se le ofreció a la Asociación de Criadores de Toros de Lidia de Colombia (Astolco). La Junta Directiva de la Asociación Venezolana de Criadores de Toros de Lidia eligió como su presidente en 1972 al ganadero Marcos Branger, propietario de Tarapío; y en la vice presidencia al funfador de la AVCTL , doctor Alberto Ramírez Avendaño, junto en la directiva como Secretario- Tesorero de la AVCTL a Jota Jota Vallenilla Calcaño, de Bella Vista,representante de los intereses del banquero Jota Jota González Gorrondona propietario de Bella Vista. Los vocales elegidos fueron Sebastián González Regalado, de Tierra Blanca, Luis Gandica Villarreal,de Llano Alto y Luis Morales Balletrassi propietario del hierro prócer de la ganadería de lidia venezolana, Guabaita fundada por los hermanos Florencio y Juan Vicente Gómez Núñez. Como Presidente Honorario a don Florencio Gómez Núñez, en 1985. Fundador de la ganadería de lidia en Venezuela en 1933, cuando en la administración de su padre, el general Juan Vicente Gómez, en sociedad con su hermano Juan Vicente fundó con reses importadas de España, de las ganaderías de Pallarés del Sors y Gamero Cívico el hierro de la divisa de Guayabita. Atrás quedó el toro criollo, pero no olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario