Los días 6, 7 y 8 de marzo, cuando el Gobierno tenía datos suficientes para que un servidor no fuera desde Madrid hasta Olivenza a trabajar entre miles de personas en una plaza de toros, con el riesgo de contagiarse del Covid-19, hubo un ánimo oficial para seguir en la normalidad solo, únicamente, para que se celebrarse el 8M. Una manifestación populista ideológica fue priorizada por delante de la salud de los españoles que continuamos nuestra vida y trabajo de forma normal. Entonces, ese hombre con mirada de bastardo, lengua de veneno y alma de carroña, Monedero, se calló como un cobarde. Ahora ir a los toros dentro de lo que escrupulosamente pide la ley y las normas sanitarias, es ir a contagiarse adrede. Maldito bastardo el Monedero.
Un arma de nueve milímetros
Carlos Ruiz Villasuso
Mundotoro / 07/08/2020
Los días 6, 7 y 8 de marzo, cuando el Gobierno tenía datos suficientes para que un servidor no fuera desde Madrid hasta Olivenza a trabajar entre miles de personas en una plaza de toros, con el riesgo de contagiarse del Covid-19, hubo un ánimo oficial para seguir en la normalidad solo, únicamente, para que se celebrarse el 8M. Una manifestación populista ideológica fue priorizada por delante de la salud de los españoles que continuamos nuestra vida y trabajo de forma normal. Entonces, ese hombre con mirada de bastardo, lengua de veneno y alma de carroña, Monedero, se calló como un cobarde. Ahora ir a los toros dentro de lo que escrupulosamente pide la ley y las normas sanitarias, es ir a contagiarse adrede. Maldito bastardo el Monedero.
Ahora resulta que los que fuimos a El Puerto a los toros somos la ‘ultraderecha‘, una reflexión cainita, alimentadora de odio, guerracivilista y bastarda. De escaso hombre, paupérrimo ser humano y de una cobardía del tamaño de su descomposición moral. Tanta mentira y tanto odio solo caben en almas de nueve milímetros.
‘La gente de los toros está dando una muestra de lealtad, de civismo, de vida muy viva. Es el único espectáculo que no ha necesitado de policías, ni subvenciones para reactivarse y acabar el aforo que mandan las instituciones sanitarias’.
Monedero es el odio por el odio del macho alfa segundón en un país en donde los toros se acababan. Los toros no tenían pegada social. Una mentira paralela a su apoplejía intelectual de chavista de barra de bar. Los toros no se acaban. La gente de los toros está dando una muestra de lealtad, de civismo, de vida muy viva. Es el único espectáculo que no ha necesitado de policías, ni subvenciones para reactivarse y acabar el aforo que mandan las instituciones sanitarias. Solo un tipo dañino para la gente, veneno en estado de emboscada, es capaz de mentir y de trazar una acusación que une fascismo, monarquía y sanidad. Una ecuación de un cobarde. Un cobarde es Monedero.
Fuera caretas. Hay gente que desea en este país más nueve milímetros y más frentismo. Hay gente como Monedero que se alimenta y que trinca y vive si los españoles andamos a garrotazos. De un lado ellos, la progresía libre y del otro, el fascismo.
Si me lo encuentro alguna vez, le voy a hacer tragar sus palabras al mejor estilo de Podemos y de su violencia agresiva, cobarde y cainita. Este macho alfa dos, el macho alfa uno es Iglesias, anda lamiendo culos a ver si le cae algo. El otro día, machito el, le puso chulapón un dedo en el pecho ( ver vídeo ) a quien le increpaba en un bar de Sanlúcar. ¡Uy! Qué buena gente tenía enfrente. No debían de ser muy fascistas. Los fascistas y violentos reaccionan de otra forma. No hay culo en el mundo donde encontrar ese dedo. Seguimos siendo buena gente. A un cobarde, la buena gente le jode el negocio. Hay que agredirla y violentarla para poder llamarla fascista.
Aspecto de los tendidos en El Puerto de Santa María | Foto: @lancesdefuturo
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