viernes, 14 de agosto de 2020

Entrevista: Hablamos con Manolo Lozano / por JAIME

Manolo Lozano.
Morante ha sido mi broche. Además de ser mi torero, lo sabe él y lo saben todos mis toreros. Morante ha sido mi torero y todo el aficionado que tenga sensibilidad hacia el arte debe ser de Morante. Estuve con él un año y toreamos lo que él quiso, 30 corridas.

De izquierda a derecha, Ramón Valencia, Morante de la Puebla y Manolo Lozano. TOROMEDIA

Hablamos con Manolo Lozano

POR JAIME
Patrimonio Taurino · 3 AGOSTO, 2020
Hoy hablamos con una de las personas más sabias del toreo, un auténtico libro abierto que protagonizó el toreo del siglo XX y XXI cómo apoderado y cómo empresario. Manolo Lozano nos repasa el toreo cómo nadie de la mejor forma, de la mano de sus vivencias. Con alegría nos cuenta que Vidal Sánchez Herrrero y Julián Agulla preparan un libro sobre su vida que hará justicia con un personaje tan esencial para el toreo.

¿Cómo lleva el confinamiento?

Pues con calma. Afortunadamente muy bien de salud.

¿Cómo empezó en el mundo del toro?

Empecé primero de aficionado, es cómo debería de empezar todo el mundo. Yo comencé escuchando tertulias cuando vivía con mi abuelo que era ganadero de reses bravas, Martín Alonso, que con sus hermanos compraron en 1927 la ganadería al Duque de Veragua. En 1931 se la vendieron a Juan Pedro Domecq e inmediatamente se la compraron a Don Florentino Sotomayor, Marqués de Sotomayor de Córdoba, que para los toreros era la mejor aquel entonces. Basta decir que en el año 35, lidiándose a nombre de Hermanos Martín Alonso, los toreros cortaron ocho orejas y dos rabos en Madrid en una corrida de ocho toros. No ha habido nunca en Madrid una corrida con ese bagaje de éxito.

Esa ganadería se la exterminaron con la toma del Alcázar de Toledo. Tras la contienda compraron en Ciudad Real la de Ayala, la del célebre toro Granaíno que mató a Sánchez Mejías.

En esa época yo ya tenía 12 años y me iba con él, montaba a caballo con los vaqueros y escuchaba porque es muy difícil escuchar y escuchar de niño es lo más importante. A lo mejor ahora, ya de mayor, no tendría la paciencia del niño para escuchar. Escuchaba hablar a los hermanos con los aficionados de mi pueblo, Alameda, en tertulias bajo la parra.

A esas tertulias se unen figuras del toreo.

A veces iba Marcial Lalanda y comía con mi abuelo y mis tíos. Cuando iba a su finca de Los Montes de Toledo paraba en casa de mi abuelo. Le conocí antes de retirarse en el 42, la ganadería de Sotomayor tenía una participación y le dijo a mis abuelos que la anunciaran a nombre suyo, Hermanos Martín, porque cuando la anunciaban así era éxito pero cuando era a nombre de su mujer, para casa. (Risas). Mi abuelo no le hizo caso y por el tercio que tenía Marcial le puso el nombre de Emilia y las cosas no salieron.

Después empezó usted a estudiar veterinaria.

Sí, por mi amor a los animales pero al tercer curso lo dejé para ponerme el traje de luces. Toree mucho novilladas sin caballos, era fácil y pagaban. En el año 52 toree 32 novilladas y me compré un caballo precioso para ir a los encierros y a los correderos de libre. Me costó 87500 pesetas de entonces que gané en mis 32 novilladas sin caballos y me sobró dinero. Esa cantidad daba para comprar un coche. Los novilleros tuvimos suerte y ahora, fíjate, qué distinto es todo, les cuesta torear a los novilleros con y sin caballos.

¿Afectó mucho en esa época la muerte de Manolete?

Sí, le conocí personalmente. Le vi una corrida en Aranjuez con Domingo Ortega y Morenito de Talavera y en Toledo con Arruza y Parrita. Por cierto, ahora que las figuras no quieren abrir plaza él abría con el cartel de Toledo que era el más repetido y no se le caían los anillos. Le ví la Beneficencia en la que toreó el toro Ratón. Fue una faena inenarrable a un toro con dos kilos por encima o debajo de los 400, si es con los 600kg de hoy no se da esa faena porque para embestir el toro debe estar enjuto, cómo el torero.

Le vi en esas actuaciones. Luego fui al festival que todos los años organizaba Domingo Ortega con motivo de las Fiestas de la Virgen de la Salud de Borox. Toreó el maestro Ortega con los Bienvenida, con los Dominguines (Pepe y Luis Miguel) y con ellos toreó Manolete. Fui en un carruaje, jardinera, con el mayoral de mulas de mi abuelo. Se había casado en Borox y conocía a Domingo porque su padre había trabajado con Domingo Ortega en el campo recogiendo cebollas. 

Se hizo una plaza de madera en la plaza del Ayuntamiento. Domingo le dijo a Eusebio que le montaran en la jardinera en la que me llevó porque la gente les paraba, no podían andar. Manolete subió a mi lado y me dio un cachete en el muslo izquierdo, y me dijo con su tan acento marcado cordobés (Don Manuel imita la voz del monstruo).

Chaval, ¿te ha gustado el festival?
Maestro, muy bonito y usted el mejor.
El mayoral se dio la vuelta con el dedo en la boca para que no me oyera Domingo Ortega. Tenía yo ya 15 años y no me oyó, menos mal. Nos hizo amarrar las mulas en la reja de la ventana de su casa para que pasásemos a merendar con ellos en el porche del patio. Cuando se cambiaron y se quitaron el traje corto, fueron a sentarse a una mesa para merendar en la que estábamos nosotros y Cañabate. 

En un rato que llevamos me ha citado a Marcial, Domingo Ortega y Manolete. ¿Quién le gustaba más?

Yo entonces no entendía pero la amistad de mi abuelo con Marcial y su sociedad en la ganadería de Sotomayor hizo que yo fuera de Marcial. En mi habitación, en casa de mi abuelo, se vistió Marcial para matar el último becerro de su vida.

Se cortó la coleta el 18 de octubre de 1942 en Madrid toreando con Pepe Luis y Juan Mari Pérez Tabernero. Le llevaron a hombros hasta el hotel de la plaza de Callao. Mi abuelo y su hermano Fermín fueron a proponerle que matara su último becerro en mi pueblo cómo hizo con su primer becerro con 11 años. Recuerdo ver a Marcial con el albornoz blanco y el hermano de mi abuelo le propuso que matara el becerro en Alameda. Le hizo gracia y echaron dos becerros para Gregorio Lalanda y para mí y dos para Marcial y Paquito Muñoz. 

Había más gente en la calle que en la plaza porque no cupieron. 

El toreo queda roto tras morir con Manolete, ¿quién levantó esto?

Luis Miguel Dominguín, no se le hizo nunca justicia pero el público le importaba un pimiento. Le gustaba desafiar al toro y el público. En Madrid se proclamó el número 1 un día que estaba enorme pero la gente le pitaba. Le agarró el pitón al toro tras uno de rodillas y levantó el dedo. La gente se volvió loca pero los enemigos siguieron pitándole. Yo estaba en el 5 alto, no había para más, pero no veas la que se formó.

Mi padre era un Manoletista empedernido aunque nosotros éramos de Domingo Ortega o de Luis Miguel. Antes había sido de Juan Belmonte pero nosotros tiramos por otro lado.

¿Cree que Luis Miguel pudo plantar cara a Manolete?

No quiero ser cruel. Camará, que en paz descanse, cumplía con su obligación de defender a su torero pero abusó, en ocasiones, de la fuerza de Manolete para vetar a Luis Miguel. Luis Miguel hizo que su padre, su apoderado, se ofreciese gratis al Marqués de la Valdavia para torear gratis la Beneficencia con Manolete. No aceptó Camará y el cartel iba a ser el impuesto, Gitanillo de Triana, Curro Caro y Manolete. Cuando salió ese cartel en los periódicos…

Yo vivía en una pensión muy cerca de La Alemana, dónde paraban los Dominguines, para escucharles. En La Campana tenía su peña Marcial. Si los chavales queríamos oirles hablar de toros sabíamos dónde iban los Bienvenida, los Dominguines y Marcial. 

Lo del cartel le sentó muy mal a Luis Miguel y Don Ramón, dueño de La Alemana, me contó que llegó hecho un furia pidiendo explicaciones a su padre. El padre de Luis Miguel dijo que sí pero el Marqués había hecho a Camará. 

Luis Miguel le preguntó a su padre:

  • Hay dinero en casa
  • Sí, en la caja fuerte hay el dinero de las 4 últimas que ha toreado.
Bajó con la chaqueta llena de dinero y dijo que todo el que quisiera podía ir con él a ver al Marqués. Fueron el redactor taurino de Marca, Curro Fetén y dos fotógrafos. Entró en su despacho sin pedir permiso.

  • ¿Cómo entras así Luis Miguel?
  • ¿Es cierto lo que pone en el ABC (el cartel sin Luis Miguel)?
  • Sí.
  • ¿Y cómo es posible con el ofrecimiento de mi padre?
  • Esto es así, el que interesa a Manolete es el que se pone y hemos hecho caso a Camará.
  • El cartel no va a ser ese. Va usted a meter dos toros más para mí. Tome usted el dinero que valga (50000 pesetas cada toro).
Luis Miguel le echó los billetes encima de la mesa, los fotógrafos lo reflejaron. Echó más de lo que costaban, para que le sobrara al Marqués. El Marqués dudaba pero Luis Miguel le dijo que no, que iba gratis, que era su pueblo y que ya tenía el mismo cartel que Manolete. Al final la corrida fue de 8 toros.

Luis Miguel triunfó rotundamente y Camará ya no se atrevía a quitarle. A partir de entonces fue Luis Miguel con Manolete en Bilbao, Vitoria… porque se acabó el veto.

Don Manuel deja una reflexión que nos hace tener clara la dimensión de Luis Miguel.

¿Por qué se lidió una corrida de Miura para Manolete en una plaza de tercera cómo Linares? ¿No sería que la exigió Luis Miguel? Luis Miguel estaba pleno de facultades y Manolete estaba tuberculoso y quería retirarse para casarse. Eso me lo ha contado El Choni, al que le dio la alternativa Manolete.

Manolete le había comprado un piso a Lupe Sino en Pintor Rosales y tenía el ajuar completo para casarse y olvidarse del toreo. Manolete estaba en un hotel de la Sierra en el 47 y los médicos le dijeron que saliera sólo a torear pero no fue así, salí muchas noches de fiesta con Lupe en vez de recuperarse. 

En esas andanzas usted intentó triunfar en el toro pero lo dejó, ¿por qué?

Porque me di cuenta que no iba a ser figura. Cuando estás en esta profesión no hay termino medio, se es o no se es. Ser un torero de segunda fila es no ser nada porque no hay aquí dinero más que para los que están en primera fila. El año pasado hubo 172 toreros según pone en el escalafón de Aplausos, ¿cuántos ganaron dinero?

No llegaría a 10.

No llegó a diez, ¿qué hacen los otros 160?

Pues no ganar o perder.

Pues ya está, yo lo vi enseguida. Debuté en Aranjuez cortando 4 orejas y rabo. En la siguiente me pegó una cornada en el muslo uno de Hernández Plá en Toledo. Perdí un montón de novilladas en Burgos, Talavera, en las que me iba a quedar dinero. Tras la cornada empecé a reflexionar. Había debutado en el 58 y en el 60 dejé de torear, me empecé a dedicar a ser empresario y apoderado.

Arranca una nueva etapa y en Aranjuez.

En 1962 me quedé con Aranjuez. Me hice amigo de Don Emilio Fernández que era el apoderado más importante de por entonces. Me había hecho empresa en el año 61-62, incluso de novillero había dado Fuensalida, Mocejón, Los Yébenes… en las plazas portátiles que tenía Mirabeleño.

Don Emilio me dijo comiendo que por qué no me quedaba con Aranjuez cuando ya había dado toros en pueblos cercanos. Le dije que no tenía dinero para quedarme con ella y que contra empresarios famosos no podría. Don Emilio me dijo que él me anticipaba el dinero, no era mal comienzo. 

Yo pensaba que no me iban a dar una plaza que era Patrimonio Nacional y Don Emilio me dijo que la concesión la daba el General Don Fernando Fuerte Delegado Gerente de Patrimonio, es de Manolo González y ya hablaré con él para decirle que por tí respondo. Caray, así se las ponían a Felipe II y me la dieron.

Aparece Don Pedro Balañá

En el año 63 llega el abuelo de estos Matilla, al que Balañá tenía comprando toros para él, a buscarme en Aranjuez. No me había tomado la sopa y Teodoro (Matilla) me dijo que se habían enterado de que me habían dado la renovación del contrato de una forma que si todos cumplen, y nadie renunciaba, quedaba renovado.

Salí al hall, dejé la sopa a medias, cuando me dijo que allí estaban tomando café Don Pedro y Curro Caro. Me dijo que si era cierta la renovación y con una humildad infinita, ese gran empresario, el mejor de la historia, me preguntó, con acento catalán:

  • ¿Me quieres de socio?
  • Con usted al fin del mundo.
Don Pedro le dijo a Curro Caro, cómo entendedor de champagne, que le pidiera al maitre el mejor champagne. Pidió Don Perignon y brindamos por la nueva sociedad Balañá-Lozano. ¿Qué te parece?

Precioso y torero, Don Manuel. ¿Ahí empieza a ser apoderado?

Ese año 63 llegó de México mi hermano Pablo y empecé de apoderado. Mi hermano me había mandado antes a Robert Ryan al que tenía hechas, el año antes, 25 novilladas sin picadores pero el sindicato vertical tenía un Decreto en el que decía que los novilleros extranjeros que vinieran no podían torear sin caballos. Un muchacho que vino verde cómo el trigo verde y no pudo torear ninguna.

Toreamos un toro en Segovia, no había guarismo, y pese a que yo era medroso le dije a Pablo que mataba yo al más serio por lo verde que le veía a Robert. Así comencé de apoderado.

El siguiente paso adelante llega de la mano de El Cordobés

Tras quedarme con Aranjuez tuve Manzanares, Segovia y alguna más con Don Pedro y quería tener conmigo 40 pero se murió. Me creí que podía ser con él el empresario más importante pero con su muerte me quedé con las cuatro que teníamos juntos

Su hijo respetó la voluntad de su padre y estuve 4 años con Don Pedro y el resto con Pedrito. Respetó el legado de su padre en esos 4 cosos que teníamos a medias pero no amplío porque el padre le había dejado Barcelona dando más toros que Madrid, Mallorca dando más que Madrid, Linares, Jerez, las cuatro nuestras y 37 cines y 3 teatros en Barcelona. Una sola persona para abarcar todo eso… Le dejó una fortuna pero un gran trabajo, creo que hubiera preferido que le dejara menos dinero y menos trabajo.

Yo me hice con la carrera de Vicente Punzón, novillero toledano, al que le dimos la alternativa en Aranjuez con Paco Camino y El Cordobés. Esa corrida fue célebre porque se pegaron Camino y El Cordobés en el ruedo por un quite.

Tras Vicente me hice cargo de Gabriel de la Casa, Juan José al que conocí toreando en Coca de novillero y le lancé… Afortunadamente conservo la amistad con los toreros a los que he apoderado.

Don Manuel nos relata una anécdota con Benítez que acabó con Don Manuel tomando la alternativa.

Me hice socio de Don Pedro en el 64 pero en el 63 di yo Manzanares. Firmé el contrato con Benítez para que torease con Pablo Lozano y Pedrés. Le di 650000 pesetas. En un lugar de La Mancha, en una plaza mala cómo es Manzanares, le di 650000 pesetas mientras que el día antes, me lo confesó él mismo, había cobrado 500000 pesetas en Bilbao.

Eso hizo que en el 70 me convenciera para que tomase la alternativa con él, no me quiso cobrarme la alternativa en Tánger. Pagué a la cuadrilla pero a él nada, no quiso.

Y toma la alternativa.

Corté cuatro orejas y un rabo. Era medroso para ser figura pero sabía torear, me rajé y fui una anécdota en el toreo. En las dos fechas claves de mi vida, el debut de Aranjuez y la alternativa en Tánger, me lavé el cerebro, dejé el miedo y corté cuatro orejas y un rabo aunque aquello no era Madrid.

Usted resucita a Roberto Domínguez.

Roberto nació torero. Tenía un tío, Fernando, que fue su maestro y gran amigo mío. Cuando le cogí llevaba dos años sin torear, doce de alternativa. Le pregunté qué hacía retirado y me dijo que es que no le contrataba.

Le dije que si me prometía, por la memoria de su tío Fernando, que iba a centrarse en el toreo y dejar de golfear, le apoderaría. A partir de ahí hubo una metaforfosis total. Cada año fue toreando más, en el cuarto toreó cien. Los dos siguientes no quiso pasar de las 50, miento, el sexto año pasó a 51 por un favor que nos pidió el empresario de Jaén.

Roberto logró todo en el toreo y compitió con Espartaco que era el líder del escalafón. Juntos acababan el papel, por separado, no.

¿En qué momento decide retirarse del apoderamiento antes de Morante?

Me retiré con Juli. Siempre me ha gustado más lo difícil que lo fácil, no me ha gustado salir de la clase media. Con Don Pedro pude acceder a taurino de primera clase, económicamente hablando. Yo no ponía un duro, él pagaba toros y toreros pero repartíamos al 50%. Si hubiésemos tenido las 40 que él quería hubiera salido de la clase media pero al morir él me quedé en la clase media.

Tuve oportunidades con toreros para hacerme rico pero antes de eso algunos se iban con Ordóñez como Gabriel de la Casa que volvió a mis brazos a los dos años, Curro Durán se fue con Chopera antes de volver conmigo, Ortega Cano se fue con Manolo Chopera y luego me habló para volver pero tenía a dos toreros figuras y no pude. Seguimos la amistad juntos.

Yo tenía muchas plazas porque los apoderados hacemos la locura de meternos a empresarios porque, aunque pierdas, debes apostar porque esas corridas les vienen bien a tu torero. Ninguno de los que se fueron de mi lado aumentaron su número de corridas ni caché al separarse de mí, ahí están los datos. Conmigo Gabriel y Curro resurgieron.

¿Nunca le ofrecieron ir con sus hermanos de empresarios?

No, mi abuelo, con el que me crié, me enseñó la independencia. Antes de hacerse ricos mis hermanos no lo estaban. Cuando apoderaron a Palomo estaban económicamente superdébiles. Le lancé a Palomo a cambio de nada. Estaba en sociedad con Don Pedro y llevaba yo 3 años recibiendo dinero de él de las cuatro plazas que llevábamos juntos, en todas las plazas gané dinero siempre. 

Me llevé a Palomo a la casa de mi abuelo, que ya había muerto. Compré 42 novillos de la ganadería de Núñez Guerra de Cádiz. Desde el último domingo de octubre que es el domingo de la Rosa del Azafrán en Consuegra, todos los domingos, hasta mitad de diciembre, monté 7 festivales de 5 novillos. Cuatro para matadores y uno para el novillero Palomo. 

Las figuras que no iban a América necesitaban torear y en todos los festivales puse a Palomo que respondió cortando orejas y rabo. La mejor época para lanzar un torero es invierno, no hay noticias y él iba a ser el gran suceso. Yo llamaba al corresponsal de EFE, a Don Javier Sánchez Ocaña director de La Hoja del Lunes, y los titulares eran todos para Palomo. Eran festivales pero con figuras, ¿es más importante torear festivales con Dominguín en Torrelodones, en Madridejos con Pablo Lozano, Sánchez y Camino o unas novilladas con dos novilleros que no conoce nadie? Es más importante un festival con figuras que no una novillada con Pelé y Melé. El lanzamiento fue bordado. De los 42 novillos dejé los 7 novillos más bonitos.

Saqué un cartel que llevaba en el bolsillo y se le regalé, se echó a llorar. Decía el cartel:

Plaza de toros de Ondara, domingo 2 de Enero de 1965, debut con picadores de Sebastián Palomo Linares. 6 novillos para El Inclusero, Vicente Punzón y el debut de Palomo. Se echó a llorar, se dio la novillada y se entretuvo en cortar tres-cuatro orejas y un rabo. 

El 7 de Enero llamó Domingo Dominguín, era su apoderado y llevaban Vistalegre con mis hermanos, yo no vi un duro de Palomo, y me llamó para que fuera a su oficina. Le dije que no, que estaba trabajando en mi oficina de la Calle Quintana y tenía mucho trabajo. Me insistió para que fuera a su oficina de Gran Vía porque tenía que decirme algo muy importante.

Cogí un taxi para salir de dudas. Me dijo, junto a su hermano Pepe, que yo había dado las alas a Palomo. Además de los festivales le había dado los titulares de la Hoja del Lunes, además había puesto en el Telediario los éxitos de Palomo por mi amistad con Pepe Escamilla, camarógrafo de la 1. Del 2 al 7 le habían firmado 9 novilladas, la primera en Málaga ya cobrando 20000 duros.

Dominguín me llamó después, cuando ya dio toros en Vistalegre, para darme la mitad de lo que se había perdido en Ondara porque allí estábamos 4 y la música. Pensé en Ondara por el clima porque el 2 de enero tiene un clima más benigno que el resto de España.

Con esta relación, y lo que usted hizo por Palomo, ¿por qué no dio el paso de ir juntos ni en Madrid?

Estuve 20 años de socio de Balañá, ¿para qué quería más socios? Empecé a dejar plazas porque tuve Pozoblanco, Bélmez, Manzanares, Madridejos, Consuegra, Mora, Orihuela, Torrevieja que la construí yo con Evaristo García, Aranjuez, Segovia, Haro, Santo Domingo de la Calzada, Alfaro, llevé Pontevedra un año antes de comprarla mis hermanos… Me sobraban plazas. Cuando no llevaba figuras las necesitaba para que los toreros torearan. Cuando llevé figuras cómo Curro Durán, Manili, Dámaso, El Juli, Roberto, Ortega Cano no las necesitaba para que toreasen. No necesitaba ser empresarios para que sumaran los toreros.

Además el dinero que ganaba cómo apoderado de figuras me daba para vivir, no necesitaba ser empresario de tercera. Sólo tengo Segovia y Baza porque las compré. ¿Para qué ser empresario de plazas de tercera llevando a máximas figuras?

Acaba su camino con Morante

Morante ha sido mi broche. Además de ser mi torero, lo sabe él y lo saben todos mis toreros. Morante ha sido mi torero y todo el aficionado que tenga sensibilidad hacia el arte debe ser de Morante. Estuve con él un año y toreamos lo que él quiso, 30 corridas.

He apoderado a 40 toreros y nunca me he ofrecido a ninguno. Cuando me llamó Morante para que le apoderase me quedé sin habla de la alegría que me dio. 

Estuvimos sólo un año y el 12 de mayo, fecha en la que él reaparece en Jerez, ya teníamos firmadas las treinta. Con alegría, le dije que tenía los atributos para que el arte imperase sobre todo lo demás. Quería que fuese a la plaza contento y cuando íbamos en la furgoneta él cantaba y nosotros dando palmas. Ese año 2018 fue canturreando con nosotros de palmeros. Ni un rasguño, hubo tres sustos en Brihuega, León y en la goyesca de Ronda, lo pasé mal porque no quería ni un rasguño. Terminamos tan contentos.

El mejor final para su vida en el toro.

Si yo en Pontevedra, dos años antes estando en el callejón con Andrés Amorós a mi lado, le tiré mi gorrilla blanca y no me imaginaba apoderarle, no tenía amistad con él. Ver que dos años después me llamó, le apoderé y nos divertimos juntos… 

Está tocado por el arte de la divina gracia para torear, para cantar, para lo que sea. Para qué más.

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