La postura del Ministerio de Trabajo hacia el mundo de los toros es ya insoportable e inadmisible. Por no hacer extensible el desmán a otros ámbitos y esferas. Se está pasando por encima de personas y haciendas para mantener una ideología y conseguir fines y objetivos partidistas.
¿Hasta dónde quieren llegar?
Paco Delgado
Avance Taurino / Agoto/2020
Ya se ha dicho más veces: no hay nada en común entre el actor Julius Marx y el personaje que le dio fama y riqueza. Con gran diferencia a favor de Groucho, todo sea dicho. Sin embargo el cómico neoyorquino también dejó alguna frase para la historia: “la política es el arte de crear problemas donde no los hay”. Gran verdad y que a día de hoy sigue vigente y perfectamente aplicable, sobre todo en nuestro país, al que se quiere hacer desaparecer a toda prisa, sin tapujos ni remordimientos.
Y la prueba la tenemos, en lo que aquí más directamente nos toca, con esta nueva clase dirigente que -sin preparación, formación, educación ni talante- juegan a ser políticos y se dedican a imponer un programa ideológico que trata de eliminar todo aquello que no convenga a sus planes e intereses. La tauromaquia es algo que representa e identifica a España de manera importantísima y es algo prioritario para ellos el acabar con este tan especial símbolo de lo español. Y con ser gravísimo lo es todavía más el que perseveren en su afán pasando por encima de ciudadanos que les mantienen, a ellos y a un sistema que ha perdido el rumbo y el control. Lo que se está haciendo con el toreo y su gente es algo que clama al cielo y habrá que ver cómo se para y soluciona. Ya se ha visto que lo que diga un Ministro aquí parece que no vale para nada.
No sólo se está tratando por todos los medios de acabar con una tradición y una manifestación cultural. Quieren terminar también con todo aquello que lo recuerda y que se oponga a sus intereses abolicionistas. Esto se llama totalitarismo y representa lo peor de la política de todos los tiempos.
Ya ni siquiera disimulan. Aquello de no dejar atrás a nadie, lo de salvar personas… parece que no reza con el toreo. Y son miles las personas que lo están pasando mal, muy mal, sin que a quien corresponda se le caiga la cara de vergüenza con lo que está pasando. Sin un festejo desde finales de la pasada campaña y sin ingresos, muchos toreros, ganaderos y gente que directa o indirectamente vive del toro se ven marginados y sin recibir ayudas de ningún tipo. Y todo por una cuestión ideológica y partidista. Hay que acabar con los toros y para ello hay que acabar con su gente. Y en ello están.
Sin que la derecha, muy en su papel, haga nada -bueno, sí, en vez de echar una mano a quien trata de ayudar buscan su fracaso-, la izquierda radical, a la que en este tema parece que se le ha dado carta blanca, campa a sus anchas y parece Atila, arrasando allá por donde pasa y pisa. A nivel nacional y en las autonomías que parecen suyas.
Y si gravísimo es lo que sucede en Trabajo con la gente del toro, lo de Agricultura en, por ejemplo, la Comunidad Valenciana es de traca. No hay ayudas para los ganaderos porque sus responsables están contra el maltrato animal. Y lo de Compromís, el ala más extremista a la izquierda en las provincias valencianas, sangrante. La última. Su negativa en la Diputación de Castellón a echar una mano a los criadores de reses bravas de la provincia, que son unos cuantos, condena a miles de cabezas a su sacrificio en el matadero.
Y se quedan tan tranquilos cuando se les recuerda lo que significa el bou al carrer. Ellos van a lo suyo y lo demás les trae sin cuidado. ¿De verdad hemos votado esto? ¿De verdad nos merecemos una política excluyente, tendenciosa y tan perversa y perniciosa? Por una vez Julius estuvo a la altura del gran Groucho.
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