miércoles, 23 de septiembre de 2020

Ley de Memoria totalitaria / por Jaime Alonso

   
Han necesitado de una Ley Memorialista, no contestada por los tontos útiles de siempre; paniaguados del poder y vendedores de humo. Y requieren de otra Ley para amordazar al pueblo y destruir toda la cultura generada por una civilización milenaria.

Ley de Memoria totalitaria

Jaime Alonso 
El Correo de España / 20 Septiembre 2020
¡Destruid su legado!, esa fue la consigna estratégica diseñada por los autores intelectuales de la transición, externa e interna. Ellos no fueron, en siglos de historia ni en la guerra contra-revolucionaria de 1936, quienes insertaron en nuestro ser hambriento y desnudo de españoles, los sentimientos inmaculados de justicia, verdad, libertad, caridad, bondad y belleza. No fuimos capaces de obedecer, muerto el Caudillo conductor, a nuestra conciencia natural e histórica, y decidimos dejarnos seducir y derivar a lo que en el mundo se lleva. La democracia como religión se ha erigido en nuestro único dogma. El sufragio universal de los siglos ha sido despreciado por un sistema de creencias desprovistas del Creador, y ajenas a la fe, esperanza y caridad; aunque se elijan los gobernantes cada año y la historia requiera de una Ley para imponerse.

El dictad ha podido aprobarse, con bastante antelación a su fallecimiento, en cualquiera de los cenáculos liberal progresistas de inspiración masónica existentes en todas las instituciones y gobiernos del mundo, desde Naciones Unidas a la Unesco, o desde el Fondo Monetario Internacional al Tribunal de Derechos Humanos. Todo está interrelacionado para que la soberanía de los pueblos y la independencia de las naciones sea suplantada por un gobierno “de facto” que se rija por los intereses de dominio y planificación que menos conviene a los pueblos, meros súbditos en semejante y desigual desorden.

Han tardado casi cuarenta años en consumar la felonía y el recorrido cada vez es menor y el tiempo más apremiante. Han necesitado de una Ley Memorialista, no contestada por los tontos útiles de siempre; paniaguados del poder y vendedores de humo. Y requieren de otra Ley para amordazar al pueblo y destruir toda la cultura generada por una civilización milenaria. O están muy locos, o son muy torpes, para creer que les resultará posible semejante transmutación social. Sí, han conseguido transmutar un hombre en mujer. Sí, han logrado que el jefe del Estado sólo sirva para firmar leyes, aunque éstas le deslegitimen, o sean contrarias al interés general. Sí, han contaminado todas las instituciones al servicio de la política partidista. Sí, han culminado la quiebra del estado de derecho al designar los jueces que mejor se pliegan a los enjuagues del poder que los designa. 

¡Pero no conseguirán imponer una Ley de Memoria Democrática que conculca, en esencia, la propia democracia! 

¡Vuelve la falsedad del relato! Siempre que “un relato” quiere imponerse por Ley, es porque resulta indefendible en libertad y necesita del adoctrinamiento con que el Estado nutre la incultura de la masa. Y resulta impostado, en su tendenciosidad y en los hechos en que se sustenta. De ahí la pretensión de justificarse con un argumentario tan infantil como inconsistente: supondrá un paso adelante en “la legítima demanda de los ciudadanos que ignoran el paradero de sus familiares” y la búsqueda de sus cuerpos en fosas comunes, para poder darles digna sepultura.

Esa falsedad argumental cae por su propio peso al no referirse “a todas las victimas de la guerra civil”, sino solamente a aquellas que, previamente, tengan la consideración de victimas, es decir, las del bando social/comunista/separatista que ahora usurpa el poder para corromper definitivamente la democracia, como ya ocurriera en la II República. ¡Hasta han creado un día Internacional, Garzonita, “Victimas de Desapariciones Forzadas”, con amparo judicial internacional, en evitación de rebeliones militares contra el social/comunismo, en el mundo!

En un principio fue la memoria; el vago o certero recuerdo individual de las cosas que nos hayan ocurrido o interesado en la vida (Memoria Histórica). Ahora es la memoria de las cosas que “conviene que nos interesen” por el recuerdo que ya tenemos de ellas, a través de la enseñanza, los medios de comunicación, los intereses políticos y el adoctrinamiento social (Memoria Democrática). Esa interesada, impostada y mendaz memoria se disfraza en la “nueva normalidad” de Ley de Memoria Democrática, acreditando el escaso bagaje e ínfimo concepto que se otorga a la democracia memorizada, según el catecismo progresista.

Huelga decir que semejante Ley, en su formulario, espíritu, exposición de motivos y desarrollo normativo, no pasaría el tamiz parlamentario en cualquier democracia consolidada de Europa o América; menos aún que se permitiera “resignificar” monumentos históricos, relevantes en el pasado, considerados como singularidades arquitectónicas y culturales de enorme trascendencia religiosa (Basílica Pontificia); dónde una orden Benedictina, dentro de la Iglesia, dedica su vida a la oración, el culto y las obras asistenciales propias de un centro religioso y escolanía. Así mismo, la inconstitucionalidad de una ley que atenta a la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político no superaría el tramite parlamentario; ni el riguroso examen de cualquier Tribunal Constitucional. Veremos si en España ocurre lo mismo, con el nuevo “intercambio de cromos” que se traen Socialistas y Peperos, desde 1982, en el nombramiento de tan importante Institución para salvaguardar el estado de derecho.

Quien no sabe contar los muertos reales y actuales, que su negligente proceder ha provocado en la salud publica española, no puede pretender que creamos en su interés por resarcir los daños que ellos mismos provocaron hace ochenta años, y ahora endosados a sus contrarios. Tampoco que, en unos momentos tan dramáticos para la vida y la economía de los españoles, se nos introduzca legalmente la división que llevó al enfrentamiento hace un siglo; en lugar de fomentar la unión y solidaridad que nos ayude a superar la actual crisis y encarar el futuro. ¡No cabe un gobierno más inepto, incongruente, mendaz e infame!

Eugenio d´Ors, en uno de sus aforismos, nos descubre el tiempo actual de tribulaciones: “Colabore el Tiempo con la Heroicidad. Sólo el fruto de la unión del Tiempo con la Heroicidad se llama Nobleza”. ¿Que nobleza puede engendrar el voluntarismo político Zapateril y Sanchista al imponer la historia parcial e inventada como eje de su política frentista y divisora? Cuán innoble es el primitivismo deformador de buenos y malos, victimas y verdugos, tan estéril por su antigüedad, como perniciosa por los enfrentamientos que genera. La condena autoritaria a un pasado que les retrata, refleja un doctrinarismo presente y una ausencia preocupante de proyecto futuro.

Hasta el evolucionismo Hegeliano diagnosticó que el pasado podía superarse, pero no borrarse. Y si quedara algún reputado comunista en el actual gobierno, debería prevenirles de que la historia, según Marx, no puede encorsetarse a conveniencia, va por dónde ella quiere, al margen de nuestras pretensiones.

Por ello hay que advertir a estos atribulados sátrapas, negacionistas de la historia, o lo que es peor, manipuladores interesados en un relato falsificado; que no conseguirán anular el esfuerzo pacificador que acometieron con éxito notable cuatro generaciones de españoles: la que se rebeló en la guerra civil y obtuvo la victoria, las dos posteriores de la posguerra y la paz de la era de Franco y la generación que hizo la transición hasta Zapatero. La construcción de esa amplia plataforma de convivencia no puede dinamitarse por el determinismo caprichoso e insolidario de separatistas, comunistas y socialistas. ¡No destruirán ese legado! ¡Porque es de todos los españoles, no de la detestable clase política actual!

Nos defenderemos de la ley más perversa y antidemocrática que ha conocido nuestra sociedad, con la ironía salvadora del combatiente electo, de libertad esclarecida, que donde supo hallar honrada muerte, ya no quiso tener más larga vida, como ejemplificaron nuestros conquistadores, en el pasado.

Sostenía d´Ors, “Si eres sólo inteligente, serás incapaz de heroísmo, porque tu critica detendrá tu acción. Si eres tan sólo heroico, serás incapaz de inteligencia, porque tu acción te pedirá ceguera y no discernimiento…Si puedes alcanzar la admirable posición de ironía, sabrás ser al tiempo supremamente inteligente y magníficamente heroico”. Con semejante talento, de tenerlo, nos defenderemos de los bombardeos dialecticos de Carmen la de Cabra, del bello racista Puigdemon, del Absalón de asamblea, y del presidente por accidente, de Marianin.

Como decirle a Pedro Sánchez que: “Todo pasa. Pasan pompas y vanidades. Pasa la nombradía como la oscuridad. Nada quedará, a fin de cuentas, de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o su satisfacción. Una sola cosa te será contada y es TU OBRA BIEN HECHA”. Vuela muy alto para ver el suelo y a sus súbditos dolientes; vive muy escoltado para oír el murmullo del dolor; levita rodeado de adulación para conocer que no hay mal que cien años dure; sueña dominado por delirios de grandeza que le amenazan al despertar; sólo siente empatía con su ego; frustra a quienes le conocen, pero frustrará más a quienes le siguen. Será la destrucción, de la obra bien hecha, en el pasado. ¡Franco fue la solución a todos los problemas que tuvo España, en su época; hoy, los mismos problemas, quieren borrar de la historia, la solución!. ¡Sería una catástrofe nacional, sin paliativos!

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