Frente al poder económico, social y político que los anti han ido adquiriendo en las últimas décadas los pro han hecho bien poco. Mientras los tentáculos animalistas se introducían en las Administraciones españolas y europeas los taurinos se miraban el ombligo.
Más allá de la reconstrucción
Carlos Bueno
Avance Taurino / 30.09.2020
Arreglar el sector taurino desde dentro es fundamental, pero resulta imperioso normalizar la tauromaquia de puertas para afuera si no se quiere que los toros bravos acaben en un plato de estofado.
La llamada ‘Gira de Reconstrucción’ ya ha comenzado y se alargará hasta el 22 de noviembre. Se trata de 21 festejos auspiciados por la ‘Fundación Toro de Lidia’ retransmitidos en exclusiva por el canal de televisión de pago Movistar Plus. El objetivo de este plan es obtener recursos económicos para emprender un programa de recuperación de las plazas de tercera y cuarta categoría a partir de la próxima temporada.
Para ello, los matadores han renunciado a sus cachés, los subalternos han rebajado sus honorarios, los ganaderos han abaratado el precio de sus toros y los empresarios han aparcado su ánimo de lucro con la intención de lograr los mayores beneficios posibles y que la Fundación pueda acometer su propósito.
El proyecto es más que loable y requerirá muchas más acciones en distintos campos. Arreglar el sector desde dentro es fundamental, y de momento y por primera vez se ha logrado una aparente unidad para llevar a cabo esta iniciativa. Pero resulta imperioso normalizar la tauromaquia de puertas para afuera si no se quiere que los toros bravos acaben en un plato de estofado.
Se afirma que esta ‘Gira de Reconstrucción’ es la primera medida que se adopta para paliar los efectos de la crisis provocada por la pandemia ante la ausencia total de ayudas estatales. Pero en realidad los toros nunca han tenido respaldo estatal y jamás se ha luchado por ello. La actual situación sanitaria ha servido para abrir los ojos al sector, aletargado en una zona de confort de la que nadie ansiaba salir. Mientras se sobrevivía no se movía un dedo, pero en estos momentos, con la ruina al cuello, se clama por unos derechos hasta ahora nunca exigidos.
Espero equivocarme, pero quizá se llegue tarde. Se está armando un ruido que muy probablemente podría acabar siendo contraproducente. Y es que parte de la sociedad se solidariza con los toreros mientras también los hay que se escandalizan de forma airada. Éstos, los antis, son auténticos maestros en manejar las consciencias de la gente y en presionar a los políticos a favor de su causa, la de abolir la tauromaquia. Y ahí la gente del toro tiene un alto porcentaje del sentir popular en contra y, por tanto, gran parte de la batalla perdida.
Los grupos antitaurinos reciben ingente financiación proveniente de poderosas multinacionales del sector de las mascotas que, además, gozan de una encubierta influencia en los medios de comunicación más importantes gracias a sus suculentos desembolsos económicos en materia de publicidad. Su creencia es que eliminando los toros se lograría una sociedad más sensible con los animales domésticos, lo que acabaría significando mayores dividendos para ellos. Pueden estar equivocados, pero es su apuesta y la están llevando a cabo. Además, las grandes ONGs animalistas han conseguido hacer de su inquietud un modo de vida y gozan de formidables subvenciones, incluso hay Ministerios y Consejerías que tienen entre su asesores a distintos miembros de ellas.
Frente al poder económico, social y político que los anti han ido adquiriendo en las últimas décadas los pro han hecho bien poco. Mientras los tentáculos animalistas se introducían en las Administraciones españolas y europeas los taurinos se miraban el ombligo. Ahora parece que se quiere reaccionar, y el primer paso es la ‘Gira de Reconstrucción’, que no será suficiente si detrás no hay una unidad verdadera y reivindicadora que consigue una protección institucional y legislativa férrea y si no se logra que la sociedad entienda y respete la tauromaquia.
Para ello sería fundamental que los toros y sus noticias volviesen a la televisión en abierto, el mejor escaparate que se pueda tener para explicar el rito taurómaco y captar nuevas aficiones. No será fácil. De momento la primera acción está en marcha. Conseguir capital para contrarrestar el que invierten las empresas de las mascotas e introducirse entre consejeros y asesores políticos es otra historia. Será cuestión de trabajar y perseverar.
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