El pasodoble, de origen español, nació como una marcha militar, con cuyo compás puede llevar la tropa el paso ordinario en un desplazamiento o en un desfile. La música que acompaña esta marcha posee compas binario y movimiento moderado. Fue introducida en las corridas de toros después de haber sido una tonadilla escénica que se utilizaba como intermedio musical de las comedias. No sé puede señalar con exactitud cuando empezó a amenizar las corridas de toros y sobretodo las faenas de muleta.
Las Bandas Taurinas y nuestra Plaza de Toros
Álvaro Sandía Briceño
Notiferias / Mérida-Venezuela, 21.09.2020
Las bandas taurinas de algunas Plazas de Toros como las de Madrid o Ciudad de México permanecen en silencio así el matador haya efectuado una faena espectacular. En Sevilla el Director de la Banda Taurina es el que decide cuándo debe empezar el pasodoble. Es célebre la anécdota de que en una corrida de toros que se celebraba en Sevilla y sin haber desplegado la muleta José Mari Manzanares, la banda empezó a tocar el pasodoble. El torero se dirige hacia el palco de la banda y le dice al Director: "Por qué toca la banda si apenas me estoy poniendo en suerte" y le contestó el Director de la Banda: "No es por usted, es por el toro". Así sería de hermosa la presencia del toro en la arena, que mereció el homenaje de un pasodoble.
En otras Plazas de Toros no siempre se premia la faena del torero por su hondura y calidad y pareciera que el Presidente de la Comisión Taurina quisiera convertir la plaza en una discoteca ordenando el pasodoble a destiempo, cuando el torero está terminando la seguidilla de pases o cuando no lo amerita. Aquí en Mérida, cuando se estaba acercando el mes de diciembre de 1967, con la construcción de la Plaza de Toros casi por culminar y ya contratados toros y toreros, la Junta Directiva de las Ferias y la Comisión Taurina Municipal se dieron a la tarea de buscar u organizar un conjunto musical que amenizara las corridas y las faenas de los diestros.
En las plazas provisionales de los pueblos y aún aquí en la Placita de Belén, la banda la integraban un clarín, timbales y algún otro instrumento que más servía para la algarabía del público que para la sobriedad que debe imperar en algo tan serio como es la fiesta brava. El Teniente Coronel Valmore Higuera, Comandante del Cuartel Rivas Dávila aportó la solución: La Banda Militar del Cuartel estaba a la orden para lo que se necesitara. Las partituras de los pasodobles fueron prestadas por el Director de la Banda del Estado que las interpretaba en las célebres Retretas de los jueves y domingos en la Plaza Bolívar. La Banda del Cuartel ensayó durante varias semanas para deleite de las familias vecinas y ese 8 de diciembre estaba presta para la primera corrida cuando el tremendo aguacero que cayó frustró a los músicos, a los toreros, a los empresarios y a los miles de aficionados que plenábamos los graderíos de la Plaza. Al día siguiente, en la doble corrida de la mañana y de la tarde nos desquitamos plenamente. Poco tiempo después la Banda Taurina de la Mesa de los Indios dirigida por el Maestro Antonio Rangel, haría las delicias de todos con sus mágicas interpretaciones de los pasodobles que se inicia con el paseíllo a los compases del pasodoble Ferias del Sol del compositor ejidense Antonio Picón.
Fotografías de Francisco de Jhongh Sarmiento y archivo de @Noti_ferias
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