martes, 22 de septiembre de 2020

Zidane y la maldición del 9 / por Juan Manuel Rodríguez

La explicación de Zidane fue casi peor: no metió a Jovic para no cambiar el dibujo. Pero el dibujo, con un centro del campo veterano, Benzema haciendo las veces de falso ariete y Vinicius y Rodrygo por las bandas, no funcionaba. Entonces, ¿por qué no cambiarlo? ¿Por qué no cambiar el dibujo? ¿Por qué no probar con un 9 clásico? ¿Por qué, Zidane, por qué?

Zidane y la maldición del 9
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Tras el empate a cero de Anoeta, hubo quien le preguntó a Zinedine Zidane si él tenía algo contra Luka Jovic, cuestión ésta que fue rápidamente despejada con una patada a seguir por parte del entrenador francés. Como, en una plantilla con una falta de gol tan evidente como la madridista, nadie se explica por qué Zizou no alinea a un joven goleador serbio que pidió él y por el que se pagaron 60 millones de euros, hay quien piensa que detrás de su suplencia hay algo personal. Jovic marcó 27 goles en su segunda temporada en el Eintracht de Francfort para un total de 36 en dos años, a una media de 0,48 goles por partido en las dos temporadas. Cuando el club apostó por él lo hizo por un perfil muy concreto, el de un delantero joven, también inexperto pero con posibilidades ciertas de crecimiento. El Real Madrid tiró a por Jovic y no a por Lewandowski porque el polaco, que no es una promesa sino una certeza, era más veterano y costaba más.

Jovic era un diamante en bruto cuando llegó, un jugador al que había que pulir, mientras que hoy es un futbolista depreciado al que se está tratando de buscar un destino porque probablemente no haya nadie que pague por él la tercera parte de lo que costó en su día. Por eso le preguntaron a Zidane si tenía algo personal contra Jovic, si el jugador le había hecho algo o había dicho cualquier cosa que le hubiera molestado: porque, teniendo como tiene el Real Madrid un evidentísimo problema a la hora de marcar goles y yendo como iba el partido de San Sebastián con empate a cero, que fue el marcador con el que a la postre acabó el encuentro, nadie se explicaba cómo era posible que, para resolver un partido atascado, Zidane sacara a Marvin y a Arribas cuando el francés tampoco se ha caracterizado nunca por confiar en los chavales. La explicación de Zidane fue casi peor: no metió a Jovic para no cambiar el dibujo. Pero el dibujo, con un centro del campo veterano, Benzema haciendo las veces de falso ariete y Vinicius y Rodrygo por las bandas, no funcionaba. Entonces, ¿por qué no cambiarlo? ¿Por qué no cambiar el dibujo? ¿Por qué no probar con un 9 clásico? ¿Por qué, Zidane, por qué?

También hubo quien, para encontrarle cierto sentido a la ausencia de Jovic, apuntó la posibilidad de que tanto él como Borja Mayoral, que es el otro goleador que tenía en el banquillo, estuvieran buscando una salida. Puede ser. Pero el caso es que sin Bale, que ha sido empaquetado al Tottenham, ni James, que ha salido disparado al Everton, si Zidane no quiere a Jovic, que lo pidió él, ni a Mayoral y tampoco cuenta con Mariano, el Real Madrid se verá abocado a rezar todas sus oraciones para que Benzema vuelva a facturar 30 goles, como hace dos temporadas, o 27 como la anterior, que son por cierto sus mejores registros en esa parcela desde 2012. Pronto le preguntarán a Zidane si tiene algo contra Mariano porque al español de ascendencia dominicana lo sacaron del Olympique de Lyon después de que marcara exactamente los mismos goles que Jovic en su segunda temporada en el Eintracht, o sea 27. Se comenta que Marvin y Arribas son dos torpedos y que van a dar mucho que hablar, y yo me lo creo porque quien eso dice sabe de lo que habla. Y entendería que, en un año de pandemia, la apuesta de Zidane fuera por la cantera, pero es que, preguntado por los dos chavales, el entrenador del Madrid respondió que su entrada era circunstancial, dando a entender que no volverá a repetirse. Dio la impresión de que era una ocurrencia, la verdad. Se le ocurrió y los puso.
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Dicen que, en vista de que el problema del Madrid es el gol y que eso lo ven a nivel mundial, Cavani ha sido ofrecido al Real Madrid. El uruguayo es un especialista, un depredador del área, un 9 de toda la vida, pero tiene 33 años y, aunque es agente libre, cobra no menos de siete millones netos por temporada. De confirmarse, el giro en el guión lo firmarían Brian de Palma y Alfred Hitchcock a medias porque se apostaría por un goleador aún mayor que Lewandowski y, entonces sí, habría que buscarle otro destino a Jovic e incluso a Mariano, por mucho que éste se resista. Porque, insisto que en caso de confirmarse, Cavani vendría para jugar... o no. Todo pasará por la idea que Zidane tenga en la cabeza. Si Zidane piensa que un 9 es incompatible con Benzema, tampoco vendrá Cavani, porque ya sería la mundial que Cavani viniera para ser suplente. 

Morirá en el intento quien pretenda encontrarle un sentido lógico a muchas de las decisiones de Zizou, quien, sin embargo, es un entrenador ganador. 

Aún es pronto para sacar conclusiones y, aunque a Benzema le ha sentado bien el protagonismo, uno tiene la sensación de que se le está echando demasiada púrpura a sobre la espalda y que, como dice el jefe de policía Brody en Tiburón, para competir en la Champions al Real Madrid le hará falta un barco más grande.

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