Una imagen histórica: la cuadrilla de Las Noyas
Desde mediados del siglo XVII, la presencia y la incorporación dela mujer al mundo del toro se ha ido abriendo paso. Ha sido de forma muy trabajosa y llena de dificultades; pero al final se ha ido imponiendo. Hoy la presencia de la mujer, aunque aún limitada, se ha consolidada. Lo más llamativo es su presencien el ruedo, pero también tiene ya toda una tradición el mundo de la ganadería de bravo. Y desde luego, se ha asentado en ese amplio campo de la afición.
Trabajosamente se ha ido abriendo el camino
La mujer y los toros: Un complejo camino que viene del siglo XVII
José Aledón, historiador
Taurología / 4 Noviembre 2020
Siempre ha habido una considerable presencia de mujeres en los espectáculos taurinos, ganándose la censura de los moralistas, más que por su asistencia por compartir tendidos y, sobre todo, palcos con los hombres. Tanto es así que en el siglo XVIII el benedictino Martín Sarmiento llegó a proponer - anticipándose a Jesulín de Ubrique - espectáculos taurinos exclusivos para mujeres y protagonizados por mujeres. Para no pasar por un feminista avant la lettre propuso también lo mismo solo para hombres.
La primera referencia sobre toreo femenino la encontramos el 25 de junio de 1654: “Por gracia de su Majestad el Rey [Felipe IV] se den cuatro toros, a los tres [toreadores] de tres lanzadas de a pie, y a la labradora que la dio a caballo”. Se les obsequió con el importe de la carne de esos toros por haberlos matado certeramente.
Volviendo al siglo XVIII hay que mencionar a tres conocidas toreras: Nicolasa Escamilla “La Pajuelera”, apodo debido a haber vendido, en su juventud, aguaguidas, especie de cañitas impregnadas de azufre, usadas para encender el fuego y como insecticidas y antiparasitarias. Fue inmortalizada por Goya picando un toro en la plaza de Zaragoza; Agueda Silvaque, valenciana. Banderillera y rejoneadora según se lee en el cartel de un festejo en el Puerto de Santa María el 26 de junio de 1774 donde, después de la corrida de toros a ser lidiada por hombres, se anuncia: “el día martes [26] saldrá Águeda Silvaque, natural de Valencia a vanderillear (sic) y rejonear un toro, la que dará gusto al concurso con su destreza, como lo tiene acreditado en la plaza de San Felipe [Xàtiva] de Valencia, Murcia y Cartagena” y Francisca García, granadina. En 1774 solicita torear (banderilleaba, rejoneaba y hasta capeaba a caballo) en Pamplona. Se le denegó el permiso. Hubo otras de menos fama en los últimos años del siglo.
En el siglo XIX encontramos a Teresa Alonso, que toreó en una corrida organizada por José I en 1811 en Madrid; Mariana Duro, valenciana. Participó en una novillada en la plaza de Madrid el 11 de diciembre de 1836 vestida de valenciana para distinguirla de la zaragozana Magdalena García que, según Pascual Millán (“Los novillos”, p. 115), iría vestida de aldeana.
Era tanta la afición femenina entonces que en 1839 se organizó la primera cuadrilla formada íntegramente por mujeres. Estaba compuesta por Francisca Coloma, Ramona Castells, Josefa García (valencianas las tres) y Josefa de Cedrillas (turolense).
Toreras muy conocidas fueron: Martina García, madrileña. Muy famosa en su tiempo; Teresa Bolsí, andaluza, inmortalizada por Gustavo Doré ataviada con vestido de volantes, montera en la mano izquierda y estoque y muleta en la derecha; Dolores Sánchez “La Fragosa”, siendo la primera que prescinde de la falda y adopta la taleguilla en los ruedos; María Salomé Rodríguez Tripiana “La Reverte”, almeriense. Personaje controvertido, hasta el punto de cuestionarse si era un travestido. Fue muy famosa en su tiempo.
La de “Las Noyas” fue una conocida cuadrilla formada en Barcelona en 1894.
El siglo XX comienza prohibiendo el toreo femenino a pie en 1908. Prohibición que hará saltar por los aires la madrileña Juana Cruz de la Casa, "Juanita Cruz" en los carteles. Importantísima lidiadora que, con su tesón, consiguió la derogación de la vieja ley de 1908. En 1933 su apoderado, apoyado por Marcial Lalanda, promovió una campaña de recogida de firmas para, amparándose en la igualdad de derechos del hombre y la mujer que la Constitución republicana establecía, se le permitiera a la mujer torear en las mismas condiciones que el hombre. Se modificó el Reglamento Taurino, llegando en 1934 a torear sin picadores en 53 ocasiones y en 1935 – ya con picadores – otras 50. El 2 de abril de 1936 se presenta en la plaza de Las Ventas para torear reses de las ganaderas Carmen de Federico y María Hernández, viuda de Aleas. Hasta el comienzo de la guerra civil ya había toreado 18 festejos. Su última actuación en España fue en la plaza madrileña de Vista Alegre el 21 de septiembre de 1936. Marcha a América después y toma la alternativa en 1940 en Méjico. Fue muy buena. Republicana, no regresó a España hasta 1947, retirada ya del toreo.
Desaparecida la República el nuevo régimen prohíbe "de hecho" el toreo femenino a pie en 1939 aunque no será hasta 1961 cuando se prohíba "de derecho", no quedándole a la mujer con vocación torera otra salida que el toreo ecuestre.
Nombres famosos en el mundillo profesional fueron la chilena/peruana Concepción Cintrón Verrill, "Conchita Cintrón" en los ruedos; la valenciana Francisca Rocamora Andreu "Paquita Rocamora"; Mª de los Ángeles Hernández Gómez "Ángela", la alicantina que en 1974 consiguió que el régimen volviera a autorizar el toreo femenino a pie; la albaceteña María Isabel Atiénzar Sarriá "Maribel Atiénzar"; Cristina Sánchez, madrileña. Fue la suya la primera alternativa tomada por una mujer en Europa (Nimes, 1996); Mari Paz Vega, malagueña; la toledana Raquel Sánchez y la novillera con picadores, valenciana por más señas, Maite Alcalá.
No acaba aquí la presencia e influencia de la mujer en el planeta de los toros. En otra ocasión pasaremos revista a importantes féminas en la ganadería brava, la cirugía taurina, la prensa especializada, las artes plásticas, etc.
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