sábado, 2 de enero de 2021

El Soro, inmortal / por Pla Ventura


Las fuerzas vivas del toreo en la capital del Turia quieren que su figura quede inmortalizada para siempre, algo que debemos de sumarnos todos los aficionados puesto que, su figura y su obra así lo merecen. Un monumento en su honor diría mucho de Valencia que, a su vez, sería el mayor reconocimiento hacia un diestro que entregó lo mejor que tenía, su propio ser, para que los aficionados fueran felices con su toreo. 


El Soro, inmortal

Pla Ventura 
Toros de Lidia, 2 enero, 2021
Todos debemos de sumarnos a la iniciativa que ha empezado por las fuerzas vivas del toreo en Valencia para que, este año se construya un monumento que inmortalice a Vicente Ruíz El Soro, el diestro valenciano que paseó el nombre de Foyos, su pueblo, por todo el globo terráqueo. Valencia lo desea y El Soro lo merece, nada es más cierto. Por ello, insisto, todos debemos de potenciar esa ilusión que, además de merecida por parte del diestro, es algo muy singular en la tierra de la luz y del amor.

El Soro tiene leyenda porque tras haber toreado casi mil corridas de toros, su pena, como la de todos los que le queremos es que su carrera se quedara frustrada tras aquel festejo aciago de Benidorm, precedido por uno anterior en la plaza de Montoro en que sufrió un gravísimo percance en el que marcó el devenir de su vida, un día fatídico que Vicente Ruíz no olvidará jamás; digamos que, para su desdicha, desde aquella fecha el destino quiso poner cuesta abajo lo que había sido una carrera espléndida llena de triunfos y reconocimientos en todos los lugares en que actuaba.

Tras aquel nefasto día, El Soro ha tenido que pasar el peor calvario que un ser humano pudiera soportar. Como sabemos, El Soro ha pasado más tiempo en los hospitales que en las plazas de toros, un dato muy relevante que viene a demostrar su entereza, su voluntad, su deseo inquebrantable por vivir, lo que dice todo de su persona porque, cualquiera, en su situación, andaría pidiendo la muerte a gritos. Una muerte que, el pasado año por el mes de febrero le vino a “visitar” puesto que, tras ser intervenido de nuevo, El Soro decía haber visto a la muerte a su lado y, le creemos por completo dado el calvario con el que ha vivido durante tantísimos, el que le ha dejado secuelas irremediables.


Hace cinco años, pese a todo, hasta tuvo el valor, la hombría de reaparecer en Valencia tras casi dos décadas sin vestirse de torero. Eran las Fallas de 2015 en que, cuando nadie lo esperaba, ni siquiera lo podíamos imaginar, El Soro se enfundó el traje de luces en su amada Valencia que le recibió como al hijo pródigo. Todo un acontecimiento porque, como todos sabíamos, El Soro tenía que actuar sin apenas condiciones físicas y, pese a ello, hasta cortó una oreja junto a Enrique Ponce y José María Manzanares. Me pongo en su lugar, saboreo las emociones que Vicente sentiría en dicho día y, con ello me basta y me sobra. Tras aquel festejo, El Soro quería seguir, incluso toreó algún que otro festejo más pero, por el amor de Dios, sus condiciones físicas no eran las lógicas para enfrentarse a un toro bravo, de ahí su grandeza y exposición.


Donde no existe duda es que El Soro es un torero del pueblo; no ha estado nunca sujeto a dogmas ni conceptos, sencillamente porque era del pueblo y así discurrió su vida pero, con el atenuante de que se granjeó el cariño de los suyos con su forma de ser, con su sinceridad como bandera, con su cariño desmedido hacia sus gentes, sencillamente porque era –y sigue siendo- un hombre de la huerta valenciana, que jamás engañó a nadie y, de forma leal entregó lo único que tenía, su amor hacia los demás.

Como decía, las fuerzas vivas del toreo en la capital del Turia quieren que su figura quede inmortalizada para siempre, algo que debemos de sumarnos todos los aficionados puesto que, su figura y su obra así lo merecen. Un monumento en su honor diría mucho de Valencia que, a su vez, sería el mayor reconocimiento hacia un diestro que entregó lo mejor que tenía, su propio ser, para que los aficionados fueran felices con su toreo. Luego, en esos crueles traspiés que le entregó la vida, su lucha ha sido titánica, algo que, solo por ello, ya merece todos los reconocimientos que podamos darle y ofrecerle.

El Soro sigue siendo un hombre del pueblo y, con sus limitaciones físicas, sigue aferrado al mundo del toro en calidad de apoderado de algunos chicos, algo que le dignifica porque viene a demostrar que, pese a todo, El Soro no le guarda rencor al toreo por todo aquello que ha sufrido; más bien, todo lo contrario, como lo demuestran sus hechos. El toro ha sido su mundo y así quiere seguir aferrado, algo que nadie le discutirá y que por el contrario todo el mundo le aplaudirá.

Ánimo, Vicente, que Dios te siga bendiciendo y que se sigan cumpliendo tus sueños, en este caso, para que tu figura quede inmortalizada para siempre en esa Valencia que tú amas y la que todos admiramos.

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