martes, 30 de marzo de 2021

1921: BELMONTE SIN JOSELITO / por José María Sánchez Martínez-Rivero


Joselito Belmonte llenaron una época. El año 1921 puede considerarse como una prolongación de 1920, y como el epílogo de una época única para el toreo.


1921: BELMONTE SIN JOSELITO

José María Sánchez Martínez-Rivero
Marzo de 2021, y en Collado Villalba
Cuando desaparecido Joselito, “el fiel contraste del toreo de Belmonte”, en palabras de Antonio de la Villa, el público o parte de él creyó que Juan  habría de mostrar alguna desilusión ante el panorama taurino que se le presentaba se equivocaba.

Su apoderado y amigo Joaquín Gómez de Velasco contrató 72 corridas de toros de las que solo pudo torear 47, perdiendo un total de 25 por percances.

El apoderado, informó a la prensa que Belmonte iba a seguir toreando a pesar del dolor que sentía por la pérdida de su amigo y rival Gallito. Es más, comunicó que Juan iría a México para torear cinco corridas a razón de cinco mil duros cada una. Esta cantidad, fabulosa en la época, solo la percibía el ídolo de México Rodolfo Gaona

Al principio, el trianero, comentó con su apoderado que no debía contratar corrida alguna hasta el mes de abril porque en temporadas anteriores hubo suspensiones de sus corridas por lluvia y no le gustaba.

Comenzó su temporada el 17 de abril en la feria de Sevilla con toros de Carmen de Federico alternando con Chicuelo y Manolo Belmonte. Toreó con su acostumbrado estilo; pero sin entusiasmar al público y sin cortar orejas.

Al día siguiente, 18 de abril, se enfrentó a toros de Santa Coloma al lado de Chicuelo y Manolo Belmonte en repetición de cartel de espadas. En el primer toro, después de una faena realizada muy cerca de los pitones, fue cogido sufriendo una cornada en la boca que al fin y a la postre le daría problemas.

Don Pío, admirador del torero de Gelves Joselito, muerto por el toro Bailaor en Talavera el pasado año, escribía sus reseñas taurinas para el periódico La Libertad y presenció la cogida de Belmonte. Veamos que escribió:

La cogida de Belmonte ha sido honrosa. Para quitarle, ya a un hombre enriquecido como él y cargado de laureles, el deseo de volver a vestir el traje de luces. 

En el primer toro después de una faena muy apretada, con un toro manso, encerrado en las tablas y con mucho nervio –esos toros que salen difíciles en Santa Coloma-, que no estaba para requilorios y que buscó la querencia de un caballo muerto, allí tuvo que ir el trianero decidido a hacer faena.

Juan dio a su enemigo unos telonazos por la cara, y al intentar un pase de pecho, el toro, que seguía con el hocico en el suelo, alcanzó a Belmonte por el muslo, empuntándole, más tarde, por debajo de la boca y llevándole suspendido unos momentos.

Intervinieron Maera y Chicuelo consiguiendo éste último apoderarse del toro, y Juan, desvanecido fue llevado  a la enfermería a hombros de Antoñito –su mozo de espada-, que no consintió que nadie le ayudara.

En la enfermería se le apreció, aparte de algunas contusiones, una cornada en la boca, con la pérdida de cuatro dientes. La cura fue muy dolorosa. El pronóstico grave.

El torero pasó la noche en su casa de Sevilla con fiebre y constante delirio. La casta de este torero era ya conocida; pero en esta cogida la concentró, pues, cuando recobró el conocimiento le dijo al doctor Serrano:

- Naturalmente, que esto no me quitará de torear enseguida.

No pudo conseguir su propósito pues la cura fue larga y dolorosa con complicaciones, ya que fue operado tres veces.

Se dio él mismo el alta y reapareció en Algeciras el 12 de junio con toros de Gamero Cívico alternando con Fortuna y Belmontito.

Con motivo de esta corrida Juan Belmonte estaba hospedado en un hotel de Algeciras y se cuenta la siguiente anécdota:

Le visitó un inglés que estaba domiciliado en Gibraltar; éste solicitó asistir a la ceremonia de vestir al torero. Se le concedió tal deseo y sentado en primera fila de la habitación del hotel se dispuso a ver cumplido su deseo. En primer lugar Belmonte empezó por curarse la herida de la boca. Seguidamente, ingirió alimento líquido por un tubo de goma. Después se friccionó unos golpes que una becerra le dio en un tentadero. Seguidamente, ayudado por su mozo de espada, procedió a vendarse –siempre lo hacía- pies y piernas. 

El inglés, con mucho miedo, se despidió del torero deseándole suerte.

Más tarde en un diario londinense y firmado por el curioso inglés publicó una fantástica información taurina con el título:”El cadáver de un torero que torea”.

Posiblemente, confundió los vendajes con los que se hacían a las momias egipcias. Excuso decir como sentó esta alocada información en el entorno de Belmonte.

El día 13, también en Algeciras, estoqueó toros de Concha y Sierra junto a Gallo y Varelito.

Se le complica la herida de la boca y del 17 al 25 tiene que dejar de torear por las molestias en las curas.

Reaparece para torear en Vinaroz, Barcelona, Alicante, Bilbao otra vez Barcelona y Madrid.

De éxito memorable ha de calificarse la actuación de Belmonte en la corrida de la Asociación de la Prensa, en Madrid, el día 13 de julio. Cuatro toros de Esteban Hernández y cuatro de Vicente Martínez para el Gallo, Belmonte, La Rosa y Granero.

Lleno impresionante. Faena apoteósica a su primer toro del que se le concedió una oreja –cosa muy difícil en esa época-, de nombre Garañito, número 48, negro zaino. 

Don Quijote, crítico taurino de la época, presenció la corrida y el triunfo de Juan Belmonte y dejó escrito:

Poco a poco han ido desvaneciéndose los reparos negativos. Lo de torero corto no pasa de ser un tópico. Lo único que le falta a Belmonte es banderillear ( y no banderillea porque no quiere; si se lo propusiera banderillearía, sobre todo al quiebro).

En efecto: insuperable en las verónicas, en el farol, en la media verónica, más variado que antes su repertorio de quites; muletero. Los pases fundamentales, el natural y el de pecho ¿quién los sublimó sino él? ;y el molinete ¿quién lo avaloró convirtiéndolo en un pase emocionante? ; y los ayudados por bajo ¿quién los remata mejor? ; y en fin, sobre lo sustantivo de su incomparable toreo de muleta, lo adjetivo del adorno. Y el temple, y el mando, y la quietud, y la emoción, el valor..., todo ello en íntegra conjunción –repertorio, estilo, clasicismo, adorno-,y, por contera, buen matador, el mejor de los grandes toreros, ¿ puede dar por resultado un torero corto? ¡Oh, no! Tópico, tópico...

Comenta también que se le achacaba, por algunos aficionados,  ser inseguro por tener pocas facultades físicas; pero Belmonte se fortaleció, y demostró la sinrazón de aquellas sentencias.

Los antibelmontistas, posiblemente gallistas, decían que: “necesitaba su toro”.

Díaz de Quijano, resume sus virtudes y defectos:

No ha habido figura del toreo a quien se haya avisado menos veces que a él y a Joselito. No le han echado al corral ni un solo toro. Y cada año han sido menos, hasta reducirse a exigua cantidad, los toros en que haya fracasado relativamente, en que le hayan silbado. Porque en efecto, ha resultado “torero de escándalo” pero solo por uno de los extremos, el del triunfo. Si no está superior, estará bien, o no estará bien; pero no da el mitin.

¿Qué quedaba, pues, en pie, de tantos argumentos negativos? ¿Qué arma les quedaba por esgrimir a los antibelmontistas recalcitrantes? Les quedaba una sola: Joselito. La competencia, la rivalidad, la pelea; es decir, la pasión; la bienhechora pasión. Y desgraciadamente, hasta eso dio fin...

Y he aquí a Belmonte el Único, indiscutido y aclamado por todos. Toreo cúspide en la hora presente...

Antes, vivo Joselito, el trianero salía a torear en un ambiente de tal excitación partidista que sus nervios estaban en tensión continua. Aunque no lo demostrara. 

Cronistas de la época dejaron escrito:

¡Aquel siseo expectante! ¡Aquel estado pasional, que encendía el tizón del vocablo “Fenómeno” lanzado en son de triunfo en sus momentos de inspiración genial, o con ironía despectiva a la menor duda...

¡Que difícil despreocuparse, torear a gusto, inspirarse y torear así!

Después del triunfo de Madrid, Juan continuó su temporada en diversas plazas hasta llegar al 27 de julio, en Valencia, donde estoquea toros de Miura junto a Saleri y Granero. En esta corrida hizo Belmonte la faena de la feria cortando una oreja a su primero y escuchando una ovación clamorosa en su segundo.

Alternó en trece corridas más, por diversas plazas, hasta llegar a la feria de Salamanca. Feria importante y prestigiosa. Ese año de 1921 la feria estuvo compuesta por cinco corridas de toros, los días 11, 12, 13, 14 y 21 de septiembre.

Juan Belmonte actuó en la segunda, tercera y cuarta de esas corridas.

Segunda de feria: toros de hijos de Andrés Sánchez, bien presentados; pero mansurrones. Significándose el primero, tercero y quinto. Los compañeros de terna fueron: Sánchez Mejías y Granero.

Belmonte hizo faenas de dominio ante sus oponentes. Dio unos pases de pecho, corriendo la mano, muy buenos. Molinetes y rodillazos adornaron su faena al primero de la tarde. Entró recto a matar dejando una estocada entera algo contraria. Gran ovación. En su segundo el público le otorgó una larga ovación por su faena de dominio y arte.  

Sánchez Mejías: destacar un pase por alto de rodillas, muy cerca de las tablas. Palmas. En su segundo, silencio.

Tercera de feria: toros de Hermanos de Pablo Romero para: Chicuelo, Belmonte y Sánchez Mejías

Manuel Jiménez, Chicuelo, hizo la faena de la feria a su primero, ayudados por alto, muy quieto, llenos de temple. Con la izquierda tres naturales espléndidos. Mató de una gran estocada que le valió cortar una oreja.

Belmonte: poco que decir de su actuación. Pasó la tarde con decoro; pero sin el lucimiento a que tenía acostumbrado al público.

Sánchez Mejías: destacar su famoso pase de muleta sentado en el estribo y poco más. Fue silenciado en ambos.

Granero: sin suerte en el lote que le correspondió y tampoco mató bien. Silencio en ambos.

Cuarta de feria: toros de Carmen de Federico, mansos. Diestros: Chicuelo, Belmonte y Sánchez Mejías

Chicuelo toreó superiormente con el capote siendo muy ovacionado. Mató mal a su primero y estuvo breve en su segundo.

Belmonte: sus enemigos no se prestaron al lucimiento, por mansos, en su primero fue pitado fuertemente y en su segundo, aunque lo mató de gran estocada, gran bronca. Mal; pero sin dar el mitin.

La última de feria, día 21, con toros de Coquilla, alternaron Carnicerito, Angelete y Zarco.

Resumen de la prensa salmantina.

Sigue su temporada y actúa en Zamora y Logroño. Vuelve a Madrid para torear ganado de varias ganaderías en la corrida de la Cruz Roja junto a Gallo, Sánchez Mejías, La Rosa, Chicuelo y Granero.

Termina la temporada en Jaén con toros de Concha y Sierra siendo sus compañeros Granero y Pablo Lalanda. Antes de terminar la temporada había toreado siete corridas de toros en diversas plazas incluida la feria del Pilar.

Estoqueó 82 toros. El percance más grave fue en la cornada en la boca.

Partió para México con cinco corridas contratadas y un beneficio.

Volvió Belmonte de América en septiembre de 1922 y ya no volvió a torear hasta el año 1924.

Joselito y Belmonte llenaron una época. El año 1921 puede considerarse como una prolongación de 1920, y como el epílogo de una época única para el toreo.

La fiesta seguía y comenzó 1922, el primer año después de Belmonte; pero esa ya es otra historia. Habría que esperar a 1939 donde en Sevilla tomaba la alternativa Manuel Rodríguez, Manolete, otra figura gigante del toreo y al que le correspondería llenar una época gloriosa de la Tauromaquia.

Que el toreo es arte lo demuestra la atención que los intelectuales le prestaron, así, José Bergamín, dejó escrito:

Antes, Joselito, prodigioso, maravilloso artista creador de un estilo único de torear que era casi una dicción poética luminosa para el pensamiento. A su lado y después, solo y único, Juan Belmonte, que arrastró consigo, como un capote por la arena, esa oscura sombra de sí mismo, esa ansiedad y desasosiego, inquietante, de su propio destino mortal.

Y Bergamín exclama:

¡ La claridad del toreo

es la claridad sonora

de la eternidad del tiempo!

1 comentario:

  1. Es satisfactorio saber más de la vida que tuvo el maestro Juan Belmonte ,una vida llena de vida e inquietud desconcertante. Un maravilloso articulo documentado e inédita redacción, con ganas de saber cada día más acerca del maestro.. EL Pasmo de Triana.
    Un gran reconocimiento a D.José María Sánchez Martínez-Rivero.
    Muchas gracias.
    Luis Miguel Casanova

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