Porque resulta que la plaza de toros de la capital manchega, donde la costumbre de lo taurino es un hábito casi sagrado, tiene sus planes de futuro en una total y alarmante inactividad. Y ello por el desproporcionado retraso que lleva la convocatoria de un nuevo pliego por parte del Ayuntamiento, propietario del inmueble, para su conveniente explotación.
Quedó desierto el anterior concurso, sin duda por las nuevas circunstancias que obligan la situación de la actual e imprevista pandemia. Y lo cierto que es que se están dando muchas vueltas y revueltas en el proceso burocrático para dar a conocer las nuevas condiciones que harían viable la explotación del inmueble en su uso naturalmente taurino.
Y el pueblo de Albacete, que se desespera, está en la calle librando una particular batalla bajo el epígrafe tan expresivo y exacto como el de "Albacete quiere toros".
Las armas son pacíficas, por supuesto.
De tal manera que al hilo de la situación -me cuenta el profesor López Galiacho- ha surgido un personaje que en el ejercicio constitucional del derecho a asociarse con otros ciudadanos en un fin general, como es el que se elija ya un empresario que anuncie festejos taurinos, ha irrumpido la figura de un hombre mayor, Rafael Sánchez, conocido como "Zapaterito" por su viejo oficio, que con bolígrafo y folios se fue a la puerta grande de la plaza para encontrar adhesiones en forma de firmas.
Ni que decir tiene que la respuesta de la ciudadanía está siendo colosal: llegan las firmas a cientos y miles.
Por supuesto ya están detrás de "Zapaterito" los profesionales del toro, en activo y retirados (que en Albacete son muchos, y muy buenos); también los alumnos de la Escuela Taurina, que se adhieren a la noble campaña toreando de salón delante de la Puerta Grande; y los aficionados en general, la gran masa silenciosa que siempre tiene razón.
"Albacete quiere toros", es la frase que encabeza cada folio de firmas.Y firma todo el mundo.
Caso curioso, hasta el mismo alcalde de la ciudad, Vicente Casañe (del partido Ciudadanos, sostenido en la alcaldía por un pacto con el PSOE) ha ido a estampar su firma en uno de los folios que presenta "Zapaterito". Fue Casañe, hay que advertir para ilustrar mejor la situación, en otro tiempo crítico o informador taurino, ¡y tenía fama de combativo!.
En Albacete se preguntan si no es un poco de locos, ¿si él tiene la llave, cómo pide abrir la plaza?
Y todavía mucho peor: hace unos días se acercaron a "Zapaterito" unos policías para identificarlo e impedirle esta recogida de firmas. Tomaron nota de su filiación, aunque -como me dice el profesor Galiacho- no estaba vendiendo fruta ni marcas falsificadas. Estaba el hombre ejerciendo un derecho constitucional.
Una situación que me rebela. Tanto que le he pedido al profesor que estudie la posibilidad de que pueda estampar mi firma (aunque sea de manera virtual) en uno de esos folios.
Y un ruego a quien manda la Policía en esa hermosa y noble ciudad: que mire ahí, por favor, los verdaderos problemas de otra índole, y trate de solucionarlos, con calma ¡y alma! aprovechando, de paso, que los jóvenes albaceteños no tiran adoquines a las fuerzas del orden, no rompen escaparates, ni queman contendedores ni vehículos policiales, ni -gracias a Dios- están educados en la cultura del salvajismo que impera estos días en otra muy querida ciudad, en la que tristemente están prohibidos los toros.
La lucha de Albacete es por la tauromaquia. ¡Viva, pues, Albacete Taurina!
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