lunes, 5 de abril de 2021

Un metro y medio / por Antolín Castro

Tendremos que entrar en las plazas con estos separadores.
 Foto: carabobo.com

La Fiesta de los toros les cae mal, lo sabemos, pero eso no justifica que las decisiones que tomen sean erráticas y que causen agravios comparativos. La Fiesta, los profesionales que de ella quieren vivir y los aficionados merecen un mayor respeto.

Un metro y medio

Madrid, 05 Abril 2021
Esa es la medida que nos libra del virus y nos libera de la opresión que significan las medidas del gobierno.

Nada más que metro y medio y nuestros cuerpos y nuestras almas sanarán para siempre. Esa parece ser la nueva ocurrencia de un gobierno desnortado que lo mismo dice so que arre.

Si se cumplen esas distancias entre las personas en una plaza de toros se alcanzará la inmunidad, parece ser la exigencia. Podría ser lógico, pero no lo es en absoluto.

Lo primero que ignoran, por no acudir nunca, es que las plazas de toros son recintos al aire libre, ese que permite una ventilación que por otro lado aconsejan con frecuencia los expertos, los de verdad y los que maneja el gobierno también.

Lo segundo que ignoran es que esa distancia no es, ni por asomo, la que a diario se da en el conjunto de las actividades de los ciudadanos: desde el transporte público a las mismas colas para la vacunación. Pueden ser aconsejables, pero, en la práctica, no se dan, incluso afirmamos que no se pueden dar.

Para colmo, es visible y notorio, en el propio Congreso de los Diputados no se respeta ni se cumplen esas medidas de distanciamiento. En tocando los sillones del gobierno mucho menos, teniendo en cuenta que nunca hubo tantos ministros por metro cuadrado.

La Fiesta de los toros les cae mal, lo sabemos, pero eso no justifica que las decisiones que tomen sean erráticas y que causen agravios comparativos. La Fiesta, los profesionales que de ella quieren vivir y los aficionados merecen un mayor respeto.

La última corrida, celebrada en Almendralejo, con el aforo al 50%, es un ejemplo de cómo pueden convivir las medidas preventivas y el desarrollo del espectáculo. Todo discurrió de forma ordenada, con distanciamiento suficiente y mascarillas generalizadas. Además, debemos resaltarlo, no hay público más respetuoso, con todo tipo de civismo y de normas, que los espectadores que acuden a los toros. Nada que ver con el mal ejemplo del fútbol.

En resumen, nos pueden parecer bien esa distancia en espacios cerrados, pero precisamente las plazas de toros son abiertas en su más amplio sentido, nadie tiene de frente a nadie para que los aerosoles le den de plano. La distancia en el Congreso, entre los dos partidos principales, encuentran esa frontalidad, no solo en las ideas, también en el tema de los aerosoles.

Déjense de tonterías y de legislar en contra del sentido común. Dejen de decirnos a las personas sensatas lo que hay que hacer y, además, hacerlo siempre a base de prohibir. 

Más valdría concentrar todas las fuerzas y energías en perseguir a quienes, de verdad, ponen en peligro la salud pública concentrándose de cualquier manera con la sola intención de cantar y beber, ya sea en lugares públicos o privados. Ahí hay mucha tarea por hacer.

A los demás en general, y a la Fiesta en particular, déjennos en paz.

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