Pese a que, parece, el panorama se va aclarando y ya se ve, parece, una luz al final del túnel, el mundo del toro sigue atribulado, compungido y con no pocos frentes abiertos.
No reparamos, sin embargo, en que a veces, cinco minutos de satisfacción pueden significar muchas horas de trabajo constante, tiempo, esmero y esperanza en el logro. Y en la consecución de ese objetivo puede suceder, y sucede, que nos topemos con no pocos factores en contra y resultados negativos que, no obstante, no deben influir sino en potenciar nuestra constancia en conseguir lo que nos hemos propuesto.
Ha sorprendido la poca afluencia de público a la ilusionante y valiente feria de San Isidro organizada en el Palacio Vistalegre. Un serial estructurado sobre los principales nombres de ahora mismo, tanto en toros como en toreros, que, a la vista está, no ha tenido la respuesta esperada.
En la vida pasan cosas malas, claro, es cierto. Pero la clave está en verlo todo tal cual es y no peor de como realmente sucede. Es ahora momento, pues, de analizar cómos y porqués, extraer consecuencias y aplicar remedios. La razón por la que las personas fracasan realmente no es porque pusieron sus metas muy altas y no llegaron, sino porque las pusieron muy bajas y las alcanzaron (Groucho lo dijo mejor y con mucha más gracia: habiendo surgido de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria). Conformarse con el pan para hoy es tener asegurado el hambre para mañana y sólo quien se atreve a caminar llegará a destino. No ha sido lo de San Isidro una locura. Para nada.
El escritor americano Elbert Hubbard daba la receta: Un poco más de persistencia, un poco más de esfuerzo, y lo que parecía irremediablemente un fracaso puede convertirse en un éxito glorioso.
Y si en Madrid ha sobrado, desgraciadamente, sitio, en otras latitudes hay malestar y enfado precisamente por el tema del aforo. En la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, donde aficionados y profesionales andan soliviantados con las autoridades locales por esa cuestión. Y con razón.
Comparativamente es en estas provincias donde, con mejores datos en la lucha contra el coronavirus, menor aforo total se permite y donde no existe a día de hoy ninguna planificación de aumentar aforos si la evolución del virus sigue siendo así de positiva. No es comprensible que se permita un 75% de aforo sin ningún otro tipo de restricciones ni límites de personas para espacios cerrados como cines, teatros o circos; o para auditorios o salas multifuncionales, incluso en instalaciones portátiles que nunca reunirán las condiciones ni las posibilidades de control de accesos y de la entrada y salidas de personas que sí se disponen en las plazas de toros por el número de puertas y accesos que estas tienen.
Es por ello que las empresas valencianas relacionados con el espectáculo taurino, así como peñas, clubes, federaciones, asociaciones, etcétera, han hecho público un manifiesto para poner de relieve la situación que se vive con respecto a la marginación a la cual las autoridades autonómicas someten al sector taurino en cuanto a los aforos permitidos para estos espectáculos. Y máxime cuando la idea es comenzar la normalización de la temporada en junio, con la celebración ya de festejos y hasta ferias. Pero, claro, con esta incertidumbre y sin la seguridad de que se admita un número de espectadores que haga viable su celebración, todo está en el aire.
Tampoco en Albacete escapan a esta confusión y la coletilla del metro y medio de distancia hace inviable en la práctica el poner en marcha cualquier función con un presupuesto elevado.
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