La historia del Ecuador registra al 24 de mayo de 1822 como una de sus páginas más importantes que sintetiza el desenlace de un proceso libertario que culminó con la Batalla de Pichincha, episodio bélico que selló la brillante campaña que puso fin a casi tres siglos de dominación española y el establecimiento de un nuevo esquema político y administrativo.
La fiesta de los toros que logró enraizarse y crecer durante la etapa colonial no fue desestimada menos descartada por las nuevas autoridades, de hecho uno de los elementos más sobresalientes del agenda de actividades con que en 1823 se festejó el primer año de independencia fueron las corridas de toros celebradas en la plaza mayor.
Documentos como “Rasgos Biográficos del Gran Mariscal de Ayacucho don Antonio José Sucre” publicado en 1910 por el biógrafo Vicente Pesquera Vallenilla, “Ecuador Profundo” del historiador guayaquileño Rodolfo Pérez Pimentel y el semanario “El Monitor Quiteño” editado en 1823 por el mismísimo Mariscal Sucre en su condición de Intendente de Quito; refieren con claridad y precisión la forma en que Quito festejo el primer aniversario de la gesta heroica.
“La víspera del aniversario fue llevada la imagen de la Virgen de las Mercedes en solemne procesión, por la noche hubo luminarias en la Plaza Mayor con diversos juegos de pólvora, que ocasionaron fuertes detonaciones con brillantes destellos. Al día siguiente 24 de Mayo de 1823, una salva de artillería anunció el inicio del festejo y en las faldas del Pichincha se comenzaron a mover algunos batallones imitando las líneas del combate. Como a eso de la diez comenzó el desfile de carros alegóricos ricamente adornados con guirnaldas de flores. El primero conducía dos estatuas que simbolizaban la verdad y la justicia sosteniendo un retrato de cuerpo entero de Bolívar, con leyendas alusivas a su gloria. Varios jóvenes vestidos de indios tiraban del carro triunfal y desde los balcones, las damas festejaban con palmas ese alarde de patriotismo. Numerosos arcos se habían levantado en el trayecto y todos gritaban: «Vivan los Libertadores Bolívar y Sucre».
…”Como a las tres los presentes fueron a espectar una soberbia corrida de toros en la Plaza Mayor, que felizmente no resultó accidentada…”
…”El 25 se celebró un solemnísimo Te Deum en la Catedral con el concurso de las autoridades. La oración gratulatoria corrió a cargo del Provincial de los Mercedarios Fray Pedro Bou. A la salida se realizó el juego de la «Corrida de sortija a caballo» en la Plaza Mayor y hubo almuerzo campestre ofrecido por el ejército libertador en la llanura de la Alameda. A las tres de la tarde hubo otra corrida de toros en la Plaza Mayor”…
Las crónicas incluidas en El Monitor Quiteño nos permiten visualizar el fervor de los quiteños por haber alcanzado la emancipación y el intenso contenido del programa fiestas cumplido el 24 de mayo de 1823 en el que los espectáculos taurinos fueron parte fundamental de la celebración.
Está claro que con la obtención de la libertad la actividad taurina adquirió su definitivo carácter mestizo y ancló su identidad en un grupo humano que empezó a construir su nacionalidad.
En 2011 el gobierno promovió una consulta popular que estableció la supresión del último tercio de la lidia, en Quito la medida derivó en la suspensión de la anual feria Jesús del Gran Poder. Los sectores taurinos, turísticos y laborales aún luchamos por revertir una injusticia que atentó contra las libertades individuales, desconoció la historia y afectó a la forma de vida de miles de personas.
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