lunes, 5 de julio de 2021

Los comentaristas deben ser conscientes de la gran labor pedagógica que pueden hacer enseñando la tauromaquia / por Rafael Comino

..deberán ser sinceros, y creemos que lo son, o tratan de serlo, en general, pero hay una opinión bastante generalizada, no solo entre aficionados sino también entre profesionales, de que a veces no lo son; metamos a todos y salgase quien pueda. Y esta opinión generalizada es, sobre todo, de que se suelen cantar más los defectos del toro que las deficiencias de los toreros.

Los comentaristas deben ser conscientes de la gran labor pedagógica que pueden hacer enseñando la tauromaquia.

Rafael Comino Delgado
Estamos habituados a ver corridas de toros retrasmitidas por TV, generalmente Movistar, o autonómicas (Castilla La Mancha, Canal Sur, Telemadrid, Castilla León, Extremadura), y oír las opiniones de los comentaristas sobre todo lo que allí acontece, fundamentalmente de las características y comportamiento de los toros y de la actuación de los profesionales. Entendemos que ello ha servido, y está sirviendo para educar en tauromaquia a muchos aficionados, pues en cada festejo se puede aprender algo si se está atento y se tiene la mente abierta a captar cualquier enseñanza, cualquier matiz.

Los comentaristas suelen ser periodistas taurinos acompañados por un profesional de reconocido prestigio, generalmente ya retirado del toreo activo. Pensamos que, sin duda alguna, de todos siempre es posible aprender algo, pero lógicamente los profesionales, los que se han puesto delante de muchos toros deben saber más, y son los que más nos pueden enseñar, cada uno con su estilo y con su forma de interpretar lo que allí está pasando, que puede ser diferente según quien lo ve y juzga.

Pues bien, sucedió que el pasado día 13 de junio invité, a casa, a varios amigos (menos de seis, todos vacunados y con mascarilla) para ver juntos a través de canal 67 de Movistar la corrida de Nimes, con toros de Fuente Ymbro para Finito de Córdoba, Diego Urdiales y Juan Leal. Mientras la veíamos cada uno daba su opinión de lo que estaba ocurriendo entre toro y toreros, que no siempre coincidía con la de los demás, incluso tampoco con la que expresaban los comentaristas. Ello nos llevó a, una vez terminada la corrida, debatir sobre lo difícil que debe ser para un profesional del toreo comentar un festejo porque, al fin y al cabo, tiene que juzgar a un compañero, y en general lo difícil que es comentar a gusto de la mayoría, porque a gusto de todos sencillamente es imposible. Recuerdo que hace muchos años, en la feria de Sevilla, tras la corrida, un periodista entrevistó a un banderillero, y como el informador insistía demasiado en algunas preguntas incisivas, el banderillero le contestó: ¡no insista que yo no voy a hablar mal de un compañero, por mucho que Ud. se empeñe!

A modo de resumen de lo que debatimos, expondremos lo siguiente: Concluimos que debe ser muy difícil ejercer de comentarista, en este caso de una corrida de toros o, en general, un festejo taurino, porque hay viendo y escuchando mucha gente, algunos muy doctos en el tema y otros menos, y ya se sabe que en todos los aspectos de la vida cada uno tiene su particular forma de ver e interpretar las cosas, por lo que poner de acuerdo a todo el mundo es casi imposible, es decir, comentar a gusto de todos es imposible, como ya advertíamos.  Lo lógico es que ellos quieran ser lo más objetivos e imparciales posible, pero eso no siempre es fácil, y aun lográndolo habrá a quien le parezca que no. 

Este aspecto, seguro que les resultará más complicado, como ya adelantábamos, a los profesionales que ejercen de comentaristas, pues cuando tengan que comentar algo que el torero, al fin y al cabo, su compañero, no está haciendo del todo bien, les debe ser muy difícil. Esto mismo les pasará a los periodistas, pero están juzgando la labor de una persona que no es su compañero. No obstante, en ambos casos, hay que pensar que los dos cobran por lo que hacen, y por tanto su obligación es decir lo que de verdad está pasando, o ellos creen que está pasando. Es decir, deberán ser sinceros, y creemos que lo son, o tratan de serlo, en general, pero hay una opinión bastante generalizada, no solo entre aficionados sino también entre profesionales, de que a veces no lo son; metamos a todos y salgase quien pueda. Y esta opinión generalizada es, sobre todo, de que se suelen cantar más los defectos del toro que las deficiencias de los toreros. Al toro se le exige que sea perfecto y al torero se le disculpa más. Si el torero es una figura casi siempre se le disculpa, resaltando los defectos del toro, y si por el contrario no es figura o está empezando, si se suelen destacar más los fallos que pueda tener, recurriendo a que, “torea muy poco”, “es muy joven”, etc. 

En cualquier caso, de los comentaristas podemos aprender muchísimo, y desde que se retrasmiten tantas corridas por TV los aficionados sabemos mucho más, en primer lugar, porque nos permite ver muchos más festejos de los que veríamos si no los dieran por TV, y en segundo porque nos van explicando todo lo que sucede y por qué sucede, lo que está bien y lo que está mal. Por otra parte, los comentaristas deben ser conscientes de la gran labor pedagógica que pueden hacer en este sentido, enseñando la tauromaquia. Al respecto, hace poco, el maestro Finito de Córdoba decía en una entrevista, con motivo del treinta aniversario de su alternativa, que “la tauromaquia no hay que defenderla sino enseñarla”, y enseñándola estamos defendiéndola.

1 comentario:

  1. Mucho muy interesante la observación y excelente, válida la opinión. Que así sea en pro de la Fiesta brava. El tiempo es más que oportuno. // Atte., Torotino

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