martes, 10 de agosto de 2021

LA CRUZ DERRIBADA / por Alfonso Ussía

Monumento a Juan Pablo II en Santiago de Compostela.

Lo han derrumbado. No los separatistas gallegos, no los comunistas, no los podemitas, no los socialistas. Lo han tirado a tierra los del Partido Popular para crear un “espacio verde” en los pocos metros cuadrados donde se alzaba. Todo lo que rodeaba y abarcaba la vista en torno al monumento al Papa Wojtyla, era un espacio verde. Verdísimo. Bosques, prados, brañas y alcores. Más verde, imposible. Pero a Feijóo se le antojó que había que verdearlo aún más, y ha pisoteado la huella del más santo peregrino que haya rendido visita al señor Apóstol.

Alberto Núñez Feijóo​, presidente de la Junta de Galicia, entre Rajoy y Casado. Muy contentos los tres.

LA CRUZ DERRIBADA 
  • También Feijóo y sus acólitos se han convertido en enemigos de la Cruz.
Alfonso Ussía
Tengo que reconocer que mi Camino de Santiago no puede destacar por el mérito y el esfuerzo. Lo hice en coche por las verdes sendas del norte de España. Buenos hoteles. Vestido con natural elegancia. Ni una rozadura en los pies. Buenos restaurantes en Comillas, Llanes, Gijón, Cudillero, Ribadeo y Foz.  Eso sí, a pocos kilómetros de Santiago, mudé de aspecto, me acoplé una mochila vacía a la espalda, me hice con una vara de castaño, y cumplí el Camino desde el Monte del Gozo – Monte do Gozo-, al Hostal de los Reyes Católicos y posteriormente, al abrazo a nuestro señor Santiago en la Catedral. Fui honesto y renuncié al sello compostelano.

Desde el “Monte do Gozo”, y de ahí su denominación,  los peregrinos de verdad ven al fin, ya superados tantos sacrificios, las agujas de la maravillosa catedral de Santiago. Apenas cuatro kilómetros de camino separan al “Monte do Gozo” de la plaza del Obradoiro. Al alcanzar el lugar y el sitio de Santiago, apenas cansancio. Cuatro kilómetros a paso medido y sin escorzos no son nada. Pero en la cima del Monte, me detuve a rezar un Padrenuestro y un Ave María, ante el monumento, coronado por una Cruz, que conmemora la visita a Santiago de Juan Pablo II, el Papa que llegó de la Iglesia perseguida y no de la Curia, el Papa de la profunda Fe, el Pastor que definió a España como la “Tierra de María”. El monumento ha desaparecido.

Lo han derrumbado. No los separatistas gallegos, no los comunistas, no los podemitas, no los socialistas. Lo han tirado a tierra los del Partido Popular para crear un “espacio verde” en los pocos metros cuadrados donde se alzaba. Todo lo que rodeaba y abarcaba la vista en torno al monumento al Papa Wojtyla, era un espacio verde. Verdísimo. Bosques, prados, brañas y alcores. Más verde, imposible. Pero a Feijóo se le antojó que había que verdearlo aún más, y ha pisoteado la huella del más santo peregrino que haya rendido visita al señor Apóstol.

En Oleiros, no lejos de allí, se levanta, se cuida y se mantiene un imponente y grandioso monumento a unos de los asesinos más crueles del siglo XX. A Ernesto “Ché” Guevara, , el mismo que ordenó miles de fusilamientos, que disparó personalmente a los homosexuales, que llevó a las mazmorras de la “Revolución” cubana a decenas de miles de inocentes, y que terminó sus sangrientos días de pijo argentino revolucionario, tiroteado en las selvas de Bolivia por el Ejército de aquel país, que fue informado por el entorno de Fidel Castro de su ubicación. Fidel y el “Ché” se aborrecían, y Castro consiguió eliminarlo con su delación a los servicios secretos americanos. Pero en Oleiros se sostiene el monumento al criminal, y en el “Monte do Gozo” han derribado el monumento al Papa de la Iglesia perseguida y la Cruz esculpida en su tramo más alto.

Juan Pablo II es odiado por las izquierdas, porque su fuerza personal y su coraje fueron fundamentales para que el comunismo resignara el Muro, el Telón de Acero se convirtiera en un telón de natillas, y la farsa del comunismo renunciara a su careta quebrada. Sufrió en su Polonia natal los horrores nazis y posteriormente los terrores soviéticos.

Fue el Papa viajero, abierto a todos los avances sociales e inflexible en la Doctrina. La KGB, por medio de un terrorista entrenado por los búlgaros, intentó su asesinato en la Plaza de San Pedro. Pero aquel Papa era una roca. Le restó el sufrimiento del disparo criminal toda su vida, pero ocultó su dolor con una pasión pastoral invencible. Aquel Papa, hoy San Juan Pablo II, ha sido derribado por el Gobierno del Partido Popular de Galicia. Su Cruz ha caído con él. 

Y el espacio verde, que ya era verde con el monumento presidiendo el verdor infinito de aquellos lugares, empieza a oler a cloaca. También Feijóo y sus acólitos se han convertido en enemigos de la Cruz.

Pero en los pocos metros cuadrados que servían de sitio al monumento de Juan Pablo II, hoy metros cuadrados de “espacio verde”,  los peregrinos seguirán rezando al Papa de la Fe profunda y la valentía desmedida que fue perseguido, sufrió y venció al comunismo.

Parece ser que el PP de Galicia no se lo perdona.
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2 comentarios:

  1. Vicent CORBALÁN ORTUÑO11 de agosto de 2021, 16:08

    Parece innegable que no sólo el ruin comunismo y el los similares "psoeistas" intentan la eliminación del Cristianismo, amén claro, de los islamistas, también la derecha cobarde, o claudicante está por esa labor. Vicent

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  2. Pido al Gobierno de Feijóo que vuelva a establecer el monumento de San Juan Pablo II en su sitio.

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