sábado, 25 de septiembre de 2021

FERIA DE SAN MIGUEL: Les queda otra... de Juan Pedro / Álvaro R. del Moral

La expectación despertada en torno al mano a mano entre Morante y Juan Ortega –única componenda posible por la ausencia de Aguado- se vio defraudada por el mal juego del ganado

ÁLVARO R. DEL MORAL 
EL CORREO /SEVILLA /24 SEP. 2021
La Feria, trasplantada de primavera a otoño, tenía citas fijas. Una de ellas, más allá de los fogonazos vividos en esta primera semana de toros, era el cartel conformado por Morante de la Puebla, Pablo Aguado y Juan Ortega. El argumento del festejo no podía ser más nítido: tres intérpretes del tronco más clásico del toreo –llámenle sevillano si les place- que se iban a enfrentar a una corrida, la de Juan Pedro Domecq, que sí había despertado ciertas reticencias en los corrillos de aficionados. El primer escollo ya es conocido. La inoportuna y dolorosa lesión de Pablo le apeó de este peculiar duelo al sol y le obligó a cancelar el final de su temporada. A partir de ahí nadie es nadie para negarle nada a la prestigiosa divisa –la grana y blanca de los viejos ‘veraguas’- que pasta en la serranía sevillana. Pero una cosa no quita la otra: el hierro de Juan Pedro Domecq Morenés no atraviesa su mejor momento por más que la crema del escalafón se empeñe en imponerla en las grandes citas. Ya lo dijo don Quijote: “cosas veredes, amigo Sancho”.

Foto: Arjona - Toromedia

El primero que se ha apuntado a este bombardeo es Morante de la Puebla que, con Juan Ortega, está puesto y dispuesto a pasaportar otro envío de ‘Lo Álvaro’ dentro de siete días. El traslado de los festejos abrileños a la bisagra del verano ha querido que las dos corridas de Juan Pedro reseñadas por la empresa Pagés coincidan en el mismo ciclo. No sabemos si el próximo viernes –queda una semana justa- saldrá uno de esos ejemplares que nos tape la boca pero lo que sí podemos certificar es que el encierro lidiado este día de la Merced –en Madrid se quedaron sin toros por culpa del agua y en Sevilla sin televisión- distó mucho de lo que se esperaba para una cita de tanto alcance.

Foto: Arjona - Toromedia

Poco, poquísimo podemos contar de esta tarde que se vivió muy pendiente de Juan Ortega, que ya había logrado enamorar al público sevillano en su primera cita de esta atípica sanmiguelada. Y Juan, que estrenaba vestido adobado de moldes viejos, volvió a embelesar gracias a la natural apostura de su capote. Vamos, que formó un lío gordo por verónicas que rompieron la plaza en dos. Se mascaba acontecimiento y la gente siguió pendiente del galleo, los delantales, de la forma de ser y estar en la plaza...

Foto: Arjona - Toromedia

Morante se unió a la manifestación cuajando tres lances de nota en el quite y Ortega se puso a torear. La cosa comenzó por ayudados, muy jaleados por el público, antes de echarse la muleta a la mano derecha para mantener el ritmo de una labor que parecía haber estallado en un trincherazo de cuadro. Tejera tocó ‘Manolete’ pero la intensidad no fue la misma por la mano izquierda. Hay que anotar un pase de pecho enorme, las ganas de que aquello rompiera... Pero el asunto bajó de decibelios y concluyó con un par de pinchazos y media estocada.

Foto: Arjona - Toromedia

Tampoco iba a ser posible con el cuarto, un ejemplar soso que siempre echó la cara arriba e hizo hilo en los muletazos. La verdad es que la cosa no caminaba a ninguna parte mientras la parroquia se impacientaba. Ortega le buscó los costados. La corrida, a esas alturas, ya pesaba a pesar de su celeridad. La única oreja del festejo, sin ningún peso ni trascendencia, la iba a cortar del sexto de la tarde. Le cuajó lances entonados y Morante redimió parte del festejo en un alado quite por chicuelinas que no tuvo el mismo eco que el que instrumentó Ortega por el mismo palo. Cosas de los públicos. El tendido, a pesar de todo, estaba deseando ver algo y se mostró encantado de la vida con los redondos del joven matador sevillano, que se llevó al bicho a los medios en otra serie de buena factura. El ‘juampedro’ no tardó en protestar y quedarse corto y aunque la cosa no terminó de concretarse le dieron una oreja sin demasiada historia como premio a su buena estocada. Eso sí: sigue dejando el cartel alto para su tercera y última cita en Sevilla.

Foto: Arjona - Toromedia

Morante...ay Morante. Su crónica y proverbial mala suerte en los sorteos de Sevilla no parece tener fin. Tuvo delante un primero, plano en todo, al que cuajó una faena sin oropeles que remató de un espadazo tendido, trasero y caído. Tampoco pudo ser con el tercero, que se defendió siempre en los engaños y no brindó ni una embestida nítida. El diestro de La Puebla se esforzó sinceramente pero no podía ser. Y tampoco amanecería con el quinto, un sobrero que hizo hilo, punteó los engaños y acabó impacientado al personal. Lo mejor de todo es que el asunto fue breve. A ambos le queda otra de Juan Pedro. Y a Morante, de propina, la de Miura.

Ficha del festejo

Ganado: Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, correctamente presentados, incluyendo el sobrero que hizo quinto. El juego global del encierro resultó decepcionante y muy a menos.

Matadores: Morante de la Puebla, de corinto y oro, silencio, silencio y ovación.

Juan Ortega, de carmelita y oro, ovación, silencio y oreja.

Incidencias: la plaza colmó el 60% de localidades dispuestas para la venta en un lleno aparente.

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