ECUADOR. Luque borda el toreo, sale en hombros con un entregado Fandi en la segunda en Latacunga / por Guillermo Rodríguez

Un detalle precioso de los aficionados al pie del Cotopaxi, los silencios. Siempre nos referimos a Sevilla pero aquí en esta parte del Ecuador «se oye» el sonido de los pájaros nítidamente. Y ese silencio es signo no solo de educación mientras el torero lidia sino de buen gusto y de buen aficionado.

Luque borda el toreo, sale en hombros con un entregado Fandi en la segunda en Latacunga

Guillermo Rodríguez

Tendido7/noviembre 27, 2021

El sexto (Forastero, con 493 kilos y con el hierro de Triana de don José Luis Cobo) salvó una tarde entre sol y aguacero en Latacunga, toro de finas hechuras que tuvo movilidad, alegría, se dejó mucho , embistió por abajo con calidad y nobleza y encontró en Daniel Luque el compañero de viaje adecuado con una faena vistosa, templada, salpicada de detalles , de inteligencia, de buen trazo adosada de compromiso, y mucha verdad aprovechando las embestidas. La suerte suprema fue impecable y cayeron los dos pañuelos.

La corrida fue variada de tipo pero con presentación inobjetable.

En el cuarto, el infatigable y carismático Fandi se desbordó a su manera mientras el aguacero caía y él puso todo su empeño en agradar desde la larga cambiada de rodillas, las lopecinas, las chicuelinas, los tres pares de banderillas y un toreo variado con la muleta de mucha entrega personal sin importarle la inclemencia del tiempo. El palco le concedió las dos orejas y salió en hombros con Luque mientras Ferrera desandaba el camino hacía el coche de cuadrillas tras haber topado con un lote que le negó cualquier opción de mostrar su calidad y su bien hacer. Apenas gotas en muletazos sueltos y poco más. Dignidad? toda. Por cierto, los tres toreros se esforzaron por agradar, por superar las condiciones de sus toros que fueron la sombra (excepción de ese sexto, lo demás, poca historia ).

Luque y Fandi salieron con el cariño de los aficionados y a Luque lo piropearon con ese «torero, torero, torero» en agradecimiento a lo que había entregado.

Un detalle precioso de los aficionados al pie del Cotopaxi, los silencios. Siempre nos referimos a Sevilla pero aquí en esta parte del Ecuador «se oye» el sonido de los pájaros nítidamente. Y ese silencio es signo no solo de educación mientras el torero lidia sino de buen gusto y de buen aficionado.

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