La VERGÜEFA atendió una queja formal justa por parte del Atlético de Madrid pero no hizo lo propio con la del Real Madrid, que también lo era y cuyo emparejamiento con el Benfica había sido anterior al escándalo. Y no hay que rascar tampoco demasiado para encontrar en el sí al Atleti y el no al Madrid la traición de Gil Marín a la Superliga y el claro posicionamiento de Florentino Pérez a favor de la nueva competición, que dejaría muy tocada a la VERGÜEFA.
El castillo de la vergüefa
Ya se sabía antes de lo de hoy que la UEFA (o la VERGÜEFA, como se la conoce en el Real Madrid) era un organismo inútil en el más amplio sentido del término. Quiero decir que es inútil por no ser capaz de solucionar los problemas de sus asociados e inútil también por la procedencia y la cualificación de sus miembros, consumados inútiles. Probablemente por estar compuesta en su inmensa mayoría de inútiles es por lo que la VERGÜEFA sea, efectivamente, una institución inútil. Como la FIFA. Como el COI. Como la Liga de Fútbol Profesional de Javier Tebas.
Del mismo modo que creo que al PSOE le sobran los españoles y que a Sánchez le encantaría que en España sólo hubiera daneses, franceses o islandeses, me parece que a la VERGÜEFA le sobran los clubes de fútbol y ellos estarían encantados de seguir forrándose a su costa, sí, pero sin la engorrosa necesidad de tener que organizar cada tanto un sorteo como el de hoy, que pasará por cierto por chapucero a los anales de la historia.
La VERGÜEFA atendió una queja formal justa por parte del Atlético de Madrid pero no hizo lo propio con la del Real Madrid, que también lo era y cuyo emparejamiento con el Benfica había sido anterior al escándalo. Y no hay que rascar tampoco demasiado para encontrar en el sí al Atleti y el no al Madrid la traición de Gil Marín a la Superliga y el claro posicionamiento de Florentino Pérez a favor de la nueva competición, que dejaría muy tocada a la VERGÜEFA. Del segundo sorteo, en el que finalmente al Madrid le tocó el PSG, me fui con la sensación de que seguiría repitiéndose hasta que al trece veces campeón de Europa le tocase el equipo francés o bien el Chelsea. Por cierto que habla muy bien de la grandeza del Real Madrid el hecho de que la celebración de muchos culés haya quedado reducida a la mínima expresión de verse abocados a tener que celebrar que al Madrid le toque el PSG en Champions y no el Benfica.l
Lo de hoy, insisto, ha sido la guinda de un pastel que caducó hace demasiado tiempo. VERGÜEFA y FIFA son dos instituciones anacrónicas, monolíticas y faraónicas integradas por personajes que se sirven del fútbol para prosperar en la vida. Y, por si todo ello no fuera suficiente para derrocarlas, lo hacen amparadas por la soledad competitiva del monopolio. No escuchan salvo interés, no explican salvo que saquen beneficio, no trabajan salvo para encontrar el modo de no tener que trabajar y no evolucionan salvo que sean forzadas a ello. Y, por cierto, no retornan económicamente a los clubes, que son los auténticos organizadores de las competiciones, salvo que sean forzadas a ello. VERGÜEFA es, en fin, un organismo kafkiano y, como en El castillo, los clubes tratan en vano de acceder a las misteriosas autoridades que todo lo gobiernan.
Por supuesto que si para algo le va a servir al Real Madrid todo este escándalo es para promocionar la Superliga. Naturalmente que, tras el atraco, el club blanco se presentará en los octavos de final contra el PSG francés. Evidentemente que, fiel a su ADN, el Real Madrid no dejará de creer. Todo eso sobreentiende. Pero hoy el Real Madrid ha pedido que le escuchen y en el castillo de la VERGÜEFA no lo han hecho, se han limitado a tomar nota y a seguir hacia adelante como si nada, "habla más alto que con el viento no se oye" le han dicho al club blanco. La reclamación del Real Madrid era al menos tan justa como la del Atleti pero mientras que la del segundo sí ha sido atendida la del primero se ha pasado por alto. Aquí los grandes perjudicados son el Real Madrid y, curiosamente, también el PSG, a quien no creo que le agrade demasiado enfrentarse al equipo blanco.
Ha habido por parte de la VERGÜEFA negligencia y parcialidad y ambas han perjudicado notablemente al equipo más laureado y al más significado en la necesidad de evolucionar a través de otra organización distinta y con un campeonato nuevo. En suma, el Real Madrid ha sido atracado, asaltado, desvalijado y, ante semejante trato, uno habría esperado otra reacción que no fuera la de este Charles Ingalls de La casa de la pradera en el que se ha convertido Emilio Butragueño. Ante la meada histórica de Ceferin habría sido mucho mejor decir que estaba lloviendo y no era orín. Lo que está claro, y más después de lo de hoy, es que la SuperLiga es ya para el Real Madrid una cuestión de pura y dura supervivencia.
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