domingo, 12 de diciembre de 2021

Oliva Soto / por Por Manuel Viera


Es asombroso que el que anda demostrando la calidad diferencial de su tauromaquia en esporádicas ocasiones por plazas de pueblo se le siga ignorando, quizá, por el simple hecho de no entrar, por razones obvias, en el atractivo juego de intercambios y exigencias.

Oliva Soto

Manuel Viera
Burladero / Diciembre/2021
Me produce sinsabor ver la impotencia de un torero sevillano, tan clásico en su concepto, ausente de las plazas de toros de España. No sólo de “su” Maestranza de Sevilla, sino de muchos cosos de tercera donde ocupan puestos cinco o diez predilectos del sistema. ¿Dónde está el interés de los empresarios en llevar a sus plazas toreros capaces y, sobre todo, del gusto de una afición que aboga por la naturalidad y la torería en las formas más clásicas de interpretar el toreo?

Es asombroso que el que anda demostrando la calidad diferencial de su tauromaquia en esporádicas ocasiones por plazas de pueblo se le siga ignorando, quizá, por el simple hecho de no entrar, por razones obvias, en el atractivo juego de intercambios y exigencias.

Qué difícil es volver a encontrar el camino para llegar a ese lugar donde el triunfo adquiere su valor. Salir del fondo del olvido pese a saberse que en sus formas están los fundamentos del toreo. Los mismos con los que contribuyó en algunas de sus recordadas tardes a la búsqueda de un triunfo que jamás le llegó con la contundencia necesaria. Ora por el toro, ora por la espada, nunca acabó de dar continuidad al virtuosismo de su concepto a modo de convertirlo en auténticos aldabonazos, relegándolo a situaciones insostenibles e inmerecidas.

Claramente Alfonso Oliva Soto es un torero de arte. Cuanto más profundiza en su tauromaquia más parece convencer. Sobre todo, al aficionado que gusta de la creatividad de una tauromaquia estimulante y emocional. Esa en la que aparece el ole en lo sublime y no el silencio en lo vulgar.

 Es un torero necesario, porque sus formas diferenciales son parte esencial del propio toreo que potencia el presente y le abre camino al futuro.

Sin miedos ni contradicciones a cuestas, luchando como otros muchos por un poco de luz, voló hace unos días a tierras peruanas. Único sitio posible para alimentar el alma y seguir haciendo el toreo puro y duro. Al encuentro del hombre con el toro. La historia que contiene lo sublime y lo popular. Allí, como aquí, sabe como hacerlo. Tiene cualidades que no merecen se queden estancadas. Después, entrega y resistencia. Lo único útil para seguir viviendo. 
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