sábado, 15 de enero de 2022

Julio Robles, el toreo de pellizco y la personalidad, siempre se recuerda en el frío enero / por Luis Falcón

Este fin de semana se celebran los actos en memoria del torero salmantino Julio Robles, fallecido un 14 de enero de 2001, tras sufrir una tetraplejia originada por una cogida.

Julio Robles, el toreo de pellizco y la personalidad, siempre se recuerda en el frío enero.

Luis Falcón
De Sol y Sombra, 14.01.2022
Recordar a Julio Robles siempre es hacerlo con imágenes en blanco y negro. El torero nacido en el místico Fontiveros (Ávila), pero de La Fuente de San Esteban, donde vivió y se desarrolló, trae a la memoria otros tiempos, otras gentes y otras formas en el torear. Cada mes de enero, Salamanca recuerda al torero del pellizco y la personalidad, mucha personalidad, la que quienes gozamos de su amistad -gracias a Paco Cañamero que siempre hacía de guía-, pudimos disfrutar.

El recuerdo del maestro Julio Robles, de quien este viernes, 14 de enero, se cumplen 21 años de su fallecimiento por causas naturales, sigue vivo en los muchos aficionados -cada vez menos- que aún quedan repartidos por el suelo patrio -en días que tanto se habla de patrias y banderas-. Robles fue figura, como matador de toros de pellizco, lujo, hondura, finura y temple y personalidad, mucha personalidad. Bien recordaba a este diario digital el que fuera picador del maestro, El Rubio -durante 16 años-, que Julio tuvo «dos personalidades, una antes del accidente y otra después». Junto al también picador el Legionario padre -11 años en la cuadrilla de Robles- recordaban la «gran persona que era para su gente».

Eso es lo que conviene recordar de Julio. La amistad fiel con aquellos que tuvimos la gran suerte de compartir con él muchos ratos -en los buenos y los malos momentos-. A partir de ahí, y guardando en el cofre de los secretos muchas vivencias y opiniones del maestro-, solo quedan los actos de este homenaje/recuerdo, en el que destaca siempre, como figura máxima de esta denostada profesión en días fríos y oscuros, Santiago Martín ‘El Viti’, compañero inseparable, amigo, padre, confidente y defensor a ultranza de Julio Robles.

Julio Robles, a modo de biografía

Nació en Fontiveros (Ávila) el 4 de diciembre de 1951, aunque es considerado un torero de Salamanca, concretamente de La Fuente de San Esteban, provincia donde vivió y regentó una ganadería. Robles, que desde muy temprana edad estuvo en contacto con el campo charro, se vistió por primera vez de luces el 28 de agosto de 1968 en Villavieja de Yeltes. Debutó con picadores el 10 de mayo de 1970, en la Plaza de Lérida, e hizo su presentación en Madrid el 10 de junio de 1972 junto a Angelete y el también torero salmantino El Niño de la Capea con toros de Juan Pedro Domecq. Falleció a los 49 años en la clínica Santísima Trinidad de Salamanca el 14 de enero de 2001.

Robles sufría tetraplejia desde el percance que tuvo en la plaza francesa de BézIers el 13 de agosto de 1990. Desde entonces, su estado de salud tuvo momentos muy delicados. Aquel enero fue operado a vida o muerte. Así rezaba el parte médico: 

«A las 17,05 don Julio Robles Hernández, de 49 años, ha fallecido por parada cardiaca sin respuesta a medidas de reanimación cardiopulmonar avanzada. El paciente ingresó con carácter urgente el día 13 a las 07,30 horas y le fue diagnosticado un abdomen agudo y shock séptico.

Se practica tratamiento quirúrgico urgente por el doctor Fernando Angoso con hallazgo operatorio de perforación de colon izquierdo, con peritonitis aguda y difusa secundaria a la misma. El paciente pasa a la unidad de cuidados intensivos donde se le mantiene en situación de ventilación mecánica por inestabilidad hemodinámica siendo el shock refractario al tratamiento hasta el momento de la muerte».

Desde muy temprana edad estuvo en contacto con el campo charro: se vistió por vez primera de luces el 28 de agosto de 1968 en Villavieja de Yeltes (Salamanca).

Con tres Puertas Grandes venteñas (1983, 1985 y 1989), hizo su presentación en Madrid el 10 de junio de 1972, alternando con Angelete y El Niño de la Capea, con toros de Juan Pedro Domecq. Ocho días más tarde repitió con Capea, ya que ambos habían conseguido un gran éxito. El 8 de julio de ese año tomó la alternativa en Barcelona, con Diego Puerta como padrino y Paco Camino como testigo. Esa misma temporada obtuvo el ‘Capote de oro y piedras preciosas’, otorgado por el Club Colavides de Bilbao a la mejor faena de la Feria bilbaína, según recogía Efe.

Confirmación

Extraordinario capotero, confirmó la alternativa en Las Ventas el 23 de mayo de 1973, de manos de Antonio Bienvenida y con Palomo Linares de testigo. Entre sus mejores actuaciones en Madrid, destacan las del 18 de mayo de 1975 y el 24 de mayo de 1978. En diciembre de 1984 consiguió en Barcelona los premios a la mejor estocada y a la mejor faena. En la temporada de 1987 tuvo que dejar un tiempo de torear a causa de una lesión de abductores y reapareció el 28 de noviembre de ese año en Quito (Ecuador). Esa temporada toreó en 36 corridas y los aficionados recuerdan la memorable faena que Robles hizo en Las Ventas a un toro de Bartolomé.

Posteriormente, tuvo que interrumpir varias corridas debido a la lesión y reapareció en mayo de 1988 en San Isidro. Ese año toreó un total de 55 corridas, en las que cortó 33 orejas. En 1989 realizó buenas actuaciones en la Feria del Pilar de Zaragoza, en Valladolid, Salamanca y en Pamplona, donde fue uno de los triunfadores. Esa temporada participó en 63 corridas, en las que cortó 66 orejas.

El 13 de agosto de 1990, después de torear en Pamplona y en Santander, resultó gravemente herido al ser volteado por un toro de Cayetano Muñoz, de nombre ‘Timador’ en la plaza gala de Béziers. Sufrió un traumatismo del raquis cervical entre la quinta y la sexta vértebra, que le provocó la tetraplejia. Desde que padeció el grave percance Julio Robles paso la mayor parte de su vida en su finca salmantina.

«La fe es lo más importante»

El matador declaró en varias entrevistas durante de su paciente y dura rehabilitación que «la fe es lo más importante, y como he recuperado tanto en este tiempo, tarde o temprano sé que Dios me ayudará a andar. Torear, no sé si torearé en una plaza de toros, pero ponerme delante, pienso que no me moriré sin ponerme delante».


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