jueves, 24 de febrero de 2022

EL TRAPÍO / Víctor José López EL VITO”

Dicen que lo dijo Francisco Montes «Paquiro», que entre los requisitos para que un toro pueda ser lidiado eran seis: la casta, la edad, las libras, el pelo, que esté sano y el que nunca lo hayan toreado.

EL TRAPÍO

Víctor José López EL VITO”
A LOS TOROS/ Caracas, 23.02.2022

Leo en en muy valioso chat de Ventaurinos que hay un reto sobre la mesa. Karl Krispin propone que el doctor François Zumbielh oriente el sendero de los temas a discutir, esclarecer o en su defecto, descubrirnos la historia verdadera de la Fiesta de los Toros.

La aprobación es absoluta, y agregamos que por nuestra parte constantemente escuchamos los inconvenientes que surgen para interpretar el léxico taurino. Para muchos, una barrera insalvable, cuando la realidad de lo que ocurre es que nuestro vocabulario es sumamente semiótico, una relación explícita entre el hablante y el oyente. 

Como ocurre en el campo bravo, donde una sola palabra es capaz de retratar a quien se dirige el mensaje, a qué toro se refiere el vaquero, o el mayoral en caso que el receptor sea el ganadero. Además, nos referimos a un espectáculo anacrónico, y teniendo en cuenta su solera, debemos considerar que muchas de sus expresiones son tan antiguas como la exigencia misma de la fiesta de los toros.

Actividad de castizas raíces en sus orígenes idiomáticos.

Como un ejemplo común y corriente tenemos el caso de la palabra “Trapío”, una palabra que hasta confunde a los más avezados.

La metáfora es un recurso permanente en los toros, muy especial en el caso de la descripción de las reses como cuando se refiere el vaquero al toro “chorreado en verdugo” o “chorreado en morcillo”, se refiere el nombre a ese astado que sobre su piel chorreras que se distinguen entre el resto de su cuerpo por ser más oscura. 

Se asemejan a las ropas sucias y desteñidas de los verdugos, personajes que fueron terriblemente populares. El del “chorreado en morcillo” es lo contrario, pues sus chorreras serán más claras que el resto del cuerpo y le recordaron a quien distinguía aquellos astados a las morcillas.

En Venezuela, el toro “Pato real” es “Bragado” en España; y es que el vaquero del llano venezolano está  familiarizado con los patos reales que llenan las lagunas de las sabanas en época de lluvias, y eso de “bragas” no le es familiar.

Como estos, cientos de ejemplos. Donde la puerca tuerce el rabo es en cuestiones de “trapío”, donde varía el criterio entre profesionales de la veterinaria, autoridades taurinas, veedores de toros, ganaderos, aficionados y periodistas. Nosotros, en un intento de acercarnos a una verdad intentaremos responder diccionario en ristre con el siempre recurrido  Diccionario de Uso del Español de María Moliner, salvavidas de quienes nos extraviamos en el océano de palabras, nuestra maravillosa lengua castellana, considera que “Trapío” es una palabra de origen portugués, adoptada como metáfora al referirse al “garbo y la gracia con la que se mueve una mujer”. Y agrega: “Gallardía y buena planta del toro de lidia”.

El no menos referido Larousse  se refiere a la “gracia y brío con que se mueve una mujer; gracia de una mujer en sus movimientos; y agrega conjunto de cualidades que debe poseer el toro de lidia”. Entendiendo que “cualidad” es una de las características que distinguen a las personas. No estamos descarriados. Echamos mano a la metáfora, una vez más.

La doctora María Moliner

Su expresión reuniría cualidades morfológicas, más en ninguna parte se entendería que debe tener un determinado peso o volumen; y estos, el peso y el volumen, son los recursos permanentes de quienes carecen de capacidad de apreciación para distinguir individuos en la diversa variedad que tiene el bosque del toro de lidia.

Lo del portugués no es una travesura de relación semiótica-semántica. “Velamen” es, amable y paciente lector, el conjunto de lonas que por piezas se sostienen en los palos de los barcos, de aquellos que trajeron desde España a nuestros valles y montañas, los toros y las vacas que formaron los rebaños de los toros de lidia en América. Lonas sobre las que la fuerza de los vientos hará presión al inflarlas, para impulsar las naves sobre las aguas.

El velamen en la barca, como el trapío en el toro de lidia influye en su aspecto. Tanto que, el trapío, llega a ser característica de cada variedad en el toro de lidia. Cada una de las cinco castas fundacionales, que dieron origen al actual toro de lidia, aportó características muy particulares como la casta Jijona, toros voluminosos y astas muy desarrolladas, y de pelo colorado encendido, que contrastaban antiguamente con los toros Navarros, pequeños de tamaño, cabeza pequeña, son chatos, tienen los ojos grandes y saltones, cuello corto y ancho y cuerpo pequeño. Este ganado fue traído a Sudamérica por los dominicos al Ecuador, y por los jesuitas para cuidar sus misiones en el Paraguay.

Su transporte fue menos complicado que el de otras variedades, por su tamaño. Cumplía el toro bravo función de celador, pues para el nativo este herbívoro agresor era una terrible novedad.

Un buen aficionado, como en sus días lo hacía el joven José Chafik Hamdan, debe especializarse en el trapío de los encastes. El caso del Saltillo de Llaguno, como con gran acierto lo distingue el gran investigador Luis Niño de Rivera, nada tiene que ver con el Saltillo de Alonso Moreno de la Cova o con el toro de Victorino Martín, ese remozado toro del Marqués de Albaserrada.

Exigirle volumen y romana, de un Conde de la Corte a un Santacoloma, más que una majadería es una crasa manifestación de ignorancia.

Igual que ocurrió en la Inquisición, la ignorancia será más devastadora en la cabaña brava que la más terrible de las pestes.

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