No he oído a ningún atlético reprocharle nunca a Juanfran que mandara aquel balón al palo de la portería de Keylor. Ni uno sólo ha alzado la voz para afearle su error. Bien al contrario, y como decía anoche Petón en El Chiringuito, la afición colchonera tiene en un altar al ex del Madrid entre otras cosas precisamente por eso, por haber salido del Real para acabar triunfando en el Atleti. Pero seguro que Juanfran sí se lo reprocha a sí mismo, seguro que está harto del "Juanfran al palo", seguro que ha lanzado mil veces ese penalti metiéndolo otras mil en la portería de Navas. Falló aquella, marró la real y auténtica, y eso le martiriza. En la final del Mundial del 74 entre Alemania y Holanda, y tras el gol tempranero de Neeskens, a la anfitriona le pitaron otra pena máxima a favor en el minuto 25. Franz Beckenbauer era el capitán pero no dio un paso al frente; Gerd Müller era el goleador pero tampoco lo dio; Uli Hoeness era la estrella emergente pero tampoco. Ante la apatía generalizada, un jovencísimo Paul Breitner agarró el balón, tiró el penalti, empató el partido y Alemania ganó el Mundial. Breitner cuenta que luego se marchó a su casa, comió algo, se fue a la cama y cuando, a las dos horas, se despertó fruto de una pesadilla, puso el televisor y se vio a sí mismo marcando el gol: "Tiré aquel penalti porque escuché de niño que así nacen los héroes".
Incluso fallándolo Juanfran lo ha sido del Atleti, ha sido un héroe. Y lo seguirá siendo. Él también tiró el penalti porque, como Breitner, seguro que escuchó de crío que así nacen los héroes... pero lo falló. Y, como decía, ahora, seis años después y con un grado de deslealtad que cada cual deberá calibrar para sus adentros, señala a Carrasco como el futbolista que se quitó de en medio. Nadie dio el paso, que acabaría dando Juanfran, "Juanfran al palo". El hecho es inédito y el gesto es bastante mediocre viniendo como viene, según me cuentan, de un chaval noble y que siempre ha antepuesto el interés general al suyo. ¿Es Juanfran una mala persona? En absoluto. ¿Fue Carrasco un cobarde? Para nada. ¿Lo fueron los demás jugadores, que cuando alguien preguntó quién se atrevía a tirar el penalti, miraron hacia otro lado? No estoy diciendo eso. Estoy diciendo que, conociendo por referencia de terceros a quien las pronuncia, las palabras de Juanfran son inesperadas y dejan al pie de los caballos a un compañero.
¿Le importará a Carrasco? Puede que no. Pero el gesto de Juanfran es fruto de la tensión de los años, libera endorfinas y encierra una enmienda a la totalidad de todas las campañitas de "Juanfran al palo". Es, en mi opinión, una reacción fea e inoportuna que alguien querrá endilgar al editor del documental, está hecha según creo a conciencia y pretende reivindicar de cara a la historia a aquel futbolista que tuvo que tomar una decisión ante la apatía generalizada de un vestuario que tampoco sale bien en la foto. Antes decía que Breitner se atrevió a hacer en aquella final del Mundial lo que Beckenbauer, Müller o Hoeness no quisieron. Marcó el gol y Alemania ganó el campeonato. Se fue a casa, comió algo y se metió en la cama y, al poner la televisión tras despertarse, se vio a sí mismo lanzando aquel penalti. Y añade Breitner: "Fue entonces cuando me di cuenta de lo terrible que habría sido para mí haberlo fallado". Paul Breitner lo marcó y Juanfran lo envió al palo y de aquel error ha querido liberarse echándole encima el muerto a un compañero. Feo. Inoportuno. Pero hasta el mejor escribano tiene un borrón de vez en cuando, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario