Nunca antes en la historia de 50 ferias Internacionales del Sol, se había visto tanta improvisación donde se reaparece sin caballos en el patio de cuadrillas.
Los empresarios, con nervios de acero, tenían un gran compromiso con el diestro granadino David Fandila "El Fandi" quien al final de cuentas cumplió con su oficio, entrega y corazón inmenso de agradecimiento al noble soberano que no descansó en ovacionarlo en su lote. Dos orejas a ley en su primero y aunque no tocó pelo en su segundo, mansurrón, cumplió con ética y entrega, obviamente, en el tercio de banderillas, donde hubo brindis entre la terna para terminar de echar la feria arriba.
El Fandi nos lo dijo estando en el callejón, burladero de matadores, al terminar en cada uno de su lote: Tras nueve años sin venir a Mérida este atleta y torero salió en el cuarto toro rumbo a la frontera colombiana de Cúcuta, para enlazar con Bogotá y finalmente Ciudad de México. Éso sí, nos lo dijo "la ilusión es volver ante esta ola de gente que me da tanto cariño en esta plaza", misión cumplida.
Leonardo Benítez con el peor lote de la tarde, cortó oreja en su segundo a base de derroche de voluntad y a cambio se le compensó con sonora ovación; había sustituido al sevillano Manuel Escribano.
Del joven diestro nacional Jesús Enrique COLOMBO, sobran líneas halagadoras para terminar de bordar su entrega, ese pundonor en su oficio y con un soberano que se le entregó en cuerpo y alma, al igual que a su Maestro El Fandi. En su primero tuvo el toro de la tarde, con nobleza y fijeza, con recorrido en todos los terrenos; un toro cárdeno que mereció ser indultado por la comisión taurina y sin embargo fue peor el petardo, cuando ni siquiera se le dió una vuelta al ruedo al toro de la ganadería San Antonio que mucho tenía que aportar a las dehesas de Edgar Bravo. La cara del ganadero Edgar Bravo era un poema de tristeza cuando lo entrevistamos en el callejón. Señores de la comisión taurina, se debe rectificar, viendo esta era del covid que ha afectado al campo bravo en todo el mundo: entre Europa y América, y más aún en Venezuela, donde para nadie es un secreto: no hay suficientes encierros que den la carta cabal por la fiesta brava. Tan sencillo como eso.
Lo que se viene viendo entre la FISS de San Cristóbal, Valle La Pascua y ahorita mismo en Mérida, es obra de una caja de Pandora, una lotería, una ruleta o una moneda al aire en cada sorteo. Dios está del lado taurino y se están dando resultados en positivo y las cosas malas pasan por carecer de óptica y pupila por quienes presiden desde la comisión taurina de cada plaza. Que quede claro que esta noble afición mantiene latente la fiesta y las taquillas a reventar, a rabiar, lo han manifestado tal cual: avivando la llama taurina; y a cambio de ello, que sean justos en decidir con pulcritud taurina.
Al final de la tarde noche todo el mundo contento y feliz con Jesús Enrique Colombo a hombros de la noble afición tras cortar tres orejas, dos y una. Y que quede claro, que este torero cuando tiene toro por delante, derrocha su personalidad y su oficio variado en cada tercio. Camino a seguir coleccionado SOL DE ORO, ya lleva cuatro puertas grandes consecutivas desde su última en el 2020, justo cuando el planeta empezaba a ser castigado por ese enemigo invisible al que estamos derrotando con BIOSEGURIDAD y oraciones a granel.
La fiesta está más viva que nunca. Gracias Mérida, gracias amigos lectores, gracias colegas TAURINOS hasta los tuétanos.
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