jueves, 5 de mayo de 2022

Real Madrid, 3 - Manchester City, 1: Inmortal Madrid, mágico Bernabéu

"...ENTONCES SUCEDIÓ. UN FENÓMENO COMPLETAMENTE PARANORMAL: EL BERNABÉU CELEBRÓ EL TANTO INGLÉS COMO SI FUERA PROPIO. RUGIERON SUS GRADAS COMO NUNCA HACIENDO BUENO EL MEME QUE DICE QUE MARCAR PRIMERO ANTE EL MADRID EN CHAMARTÍN NO ES MÁS QUE UNA TRAMPA ENDIABLADA..."

Real Madrid, 3 - Manchester City, 1: 
Inmortal Madrid, mágico Bernabéu

Andrés Torres
La Galerna / 5 mayo, 2022
Cual piraña voraz chapoteando en el bidé de Pep, mordiendo, salió el Madrid al Santiago Bernabéu frente al Manchester City. No era para menos tras el espectacular recibimiento de la afición blanca al autobús del Real en una busiana flamígera sin precedentes, digna de un Emperador de Roma tras victoria de sus legiones en tierras bárbaras, que pone en solfa todas aquellas etiquetas de mejor afición del mundo que se reparten tan alegremente al otro lado del Manzanares.

Los agobios iniciales del Etihad de resonancias arabescas —no es para menos— parecían en los primeros compases apenas un mal sueño. Tan es así que a los pocos minutos Karim desperdició de cabeza un buen centro de Carvajal que a buen seguro hubiera puesto las obras del Bernabéu patas arriba. A su lado, su escudero Vini, valiente, se batía el cobre con Kyle Walker, el lateral titular de los citizens, a mitad de camino entre un estibador de los docklands y el fornido portero de un club de techno del Soho. Ambos, como en Manchester, apretaban asimismo al arquero Ederson, Risky Ederson, apurando sus controles como si quisiera recordar a otra vieja leyenda skyblue bajo los palos; Calamity James. Por el momento no hubo desgracia, quizás por la combinación de tatuaje taleguero que recorre el cuello de Ederson y combina extrasensorialmente con una happy face de guardería —acid house noventoide— bajo la oreja del arquero.


El partido, caliente. El Bernabéu bullía. Y pronto, muy pronto, a los siete minutos una lamentable tangana propia del ADN Barça de Soriano, Txiki y el propio Pep, fue provocada por el internacional francés de la Roja (también vasco para el Athletic) Aymeric Laporte. La trifulca, con bofetada blanda a Modric tras empujón bravío del balcánico incluida, se saldó con una salomónica amarilla para ambos del colegiado italiano Danielle Orsato. El transalpino, cagón durante todo el encuentro, culminó su estrafalaria decisión dándose un cabezazo con Walker al agacharse a recoger el balón.

Mientras tanto, la asfixiante presión de los Pep´s Men sufrida en Manchester no era tal. Con Toni Kroos, lúcido, entre centrales el Madrid ofrecía una pulcra y aseada salida de balón, apenas perturbada por algún apagón de concentración de Militao. Así, a los once minutos, Karim disparo fuera a bote pronto tras una buena conexión en la derecha entre Carvajal y Valverde. A los 17´, Vini resolvía por encima del larguero un atropellado ataque directo merengue, que Rubén Dias achicó como pudo cual fontanero enfrentado a un radiador en erupción. Hasta entonces, sólo un disparo centrado de De Bruyne fue el bagaje de los visitantes.

A PARTIR DE LA MOVILIDAD DE BERNARDO SILVA, COMENZÓ EL CITY A ENCONTRAR EL COMPÁS EN SU JUEGO

Pep se ajustaba la golilla en su jersey de cuello vuelto.

Sin embargo, un lapsus de Militao obligó a Courtois, habitual hacedor de milagros, a lucirse con un paradón ante Bernardo Silva. A partir de la movilidad del luso, comenzó el City a encontrar el compás en su juego, un ritmo que fue abruptamente interrumpido por una tarascada por detrás de Casemiro sobre Foden para abortar un contraataque. La C de la CKM, viejo zorro, dio cuatro vueltas de campana para sortear la amarilla. Misión cumplida.

Otro que la esquivaría, por la gracia de Orsato, fue Walker con una carga desmesurada contra Vini cuando se marchaba solo. Jugada para Al Cosín, sin duda.

La providencia castigó no obstante al Madrid con un balonazo a Karim en “zona dolorosa” como dijeron los locutores, o a la altura del bañador” como comentaban los cronistas de pressing catch en tu pantalla amiga.


Llegados a este punto y al filo del descanso, sólo precipitar al Bernabéu al abismo de la locura parecía que pudiera equilibrar la eliminatoria, hasta el punto de que en los instantes finales del primer tiempo pudimos ver a Militao de Zamorano y a Carvajal de Laudrup.

Abrazado al caos compareció el Madrid en el segundo tiempo. Fueron los momentos de Vini contra todos en los que una sucesión de jugadas confusas protagonizadas por Modric y el propio Vini pudieron culminar en el gol merengue de no ser por las imprecisiones en el último toque. Sea como fuere, el City comenzaba a sentir el valdánico miedo escénico. Disneylandia era entonces. Pobres. No sabían la que se les venía encima.

ABRAZADO AL CAOS COMPARECIÓ EL MADRID EN EL SEGUNDO TIEMPO. EL CITY COMENZABA A SENTIR EL VALDÁNICO MIEDO ESCÉNICO

Walker ya resoplaba desesperado cual fuelle navideño ante la batucada constante de Vinicius, una brega, la del brasileño ante el aguerrido inglés, que sufriente acababa siempre volviendo, acabó con el británico, reventado, junto a Pep en el banquillo. Entraba Zinchenko y Cancelo, a banda cambiada, se convertía en el nuevo par del diamante carioca.

A lomos de Vinicius y con Militao en modo mariscal de campo, completamente rehecho de su irregular primer tiempo, Guardiola, pater del tikitaka en su versión tocomocho más somnífera, decidió relevar al incisivo De Bruyne por Gundogan en busca de la misma narcolepsia que buscó hace semanas en el Wanda. Claro que el Metropolitano no es el Bernabéu.

Al otro lado, Carleto, con cien mil chicles, pero sin puro, tocaría la corneta y decidiría la entrada de Rodrygo —man of the mounth— Camavinga y Asensio en detrimento de Casemiro, Kroos y Modric en lo que pareció una triste balada de trompeta que augura cambio de guardia. Por primera vez en mucho tiempo el Madrid se jugaba las lentejas europeas sin la célebre CMK.


Sin embargo, a los 72 minutos el recién incorporado Gundogan abrió un amplio pasillo interior para Bernardo Silva, el mejor de los Pep´s Men, que abrió a su vez para Mahrez que se incorporaba fulgurante por la banda de Mendy. Al primer toque, en un disparo seco, tenso y maligno, el argelino batió a Courtois por la escuadra, la única manera de batir al mejor arquero del planeta.

Entonces sucedió.

Un fenómeno completamente paranormal: El Bernabéu celebró el tanto inglés como si fuera propio. Rugieron sus gradas como nunca haciendo bueno el meme que dice que marcar primero ante el Madrid en Chamartín no es más que una trampa endiablada.

ENTONCES SUCEDIÓ. UN FENÓMENO COMPLETAMENTE PARANORMAL: EL BERNABÉU CELEBRÓ EL TANTO INGLÉS COMO SI FUERA PROPIO. RUGIERON SUS GRADAS COMO NUNCA HACIENDO BUENO EL MEME QUE DICE QUE MARCAR PRIMERO ANTE EL MADRID EN CHAMARTÍN NO ES MÁS QUE UNA TRAMPA ENDIABLADA

Sin embargo, el tiempo transcurría sin mayores sobresaltos sometidos al sopor sobre el verde diseñado por el Santo de Santpedor, hasta el punto de ver a Fernandinho aguantando el balón con malas artes, agazapado en un córner, al más puro estilo Lobo Carrasco.

El Madrid, peligroso cual fiera herida, pero herido de muerte, se mostraba incapaz de lanzar ninguna dentellada contra un rival que, como les sucede a casi todos, se veía tomando un eau Perrier en una terraza de París.

El madridista de corazón Jack Grealish, fichado por una morterada este verano por el equipo de Abu Dabi, pudo acabar en dos ocasiones con el partido y la semifinal. Lo evitó primero Mendy, rebañando milagrosamente sobre la línea su disparo cruzado, y después Courtois con una parada insólita, una más, de portero de fútbol sala. Con el tobillo.


Pep desde la banda se afanaba en pedir narcolepsia a los suyos. Y sucedió que de tanto pedirla, súbitamente su equipo se durmió en los minutos en los que los que vuelan son los sueños del madridismo.

Camavinga, imperial, con una incidencia brutal sobre el partido con apenas 19 años, sirvió un preciso pase largo interior para Karim que, en un delicado primer toque, centró al área para que el más listo de la clase, Rodrygo, se adelantara a todos y empatara el partido en el último minuto. Quedaban seis de descuento. La zona Cesarini ya es zona Real.

PEP DESDE LA BANDA SE AFANABA EN PEDIR NARCOLEPSIA A LOS SUYOS. Y SUCEDIÓ QUE DE TANTO PEDIRLA, SÚBITAMENTE SU EQUIPO SE DURMIÓ EN LOS MINUTOS EN LOS QUE LOS QUE VUELAN SON LOS SUEÑOS DEL MADRIDISMO

Así las cosas, con el Manchester City en estado de alarma y presionando hasta Asensio, Carvajal, sólido como antes, sirvió desde la derecha para que en el 92´, de nuevo Rodrygo, se elevara sobre todos para cabecear a la red, empatar la semifinal y convertir la alerta skyblue en pánico en el Bernabéu.

De nuevo Rodrygo y al final Foden, en un saque rápido de una falta, pudieron agitar de nuevo al marcador. Pero el Madrid de los milagros ya se había vuelto a superar y Pep, con cara de tonto. Arrancó la prórroga y pronto una cabalga prodigiosa de Camavinga concluyó con Rodrygo suelto por la derecha. Karim, apagado esta noche, tuvo sin embargo la astucia de adelantarse a Rubén Dias para recibir el pase del hijo de Modric y forzar el penalti.

No se puso nervioso.

3-1 y casi toda la prórroga por jugarse. Courtois nos deleitó con otra mano salvadora en el último minuto de la primera parte de la prolongación.


Acalambrados y exhaustos, Carletto iniciaba en la agonía del encuentro un dramático carrusel de cambios. Ceballos, valiente, entraba por Karim, Lucas por Vini y Vallejo, madre mía, en lugar de un roto Militao. A pesar de lo poco que ha jugado, ¡Jesús! si hay alguien para comerse este marrón desde luego que tiene que ser maño.

Vallejo ganó todos sus duelos mientras el Bernabéu coreaba Nacho, Nacho, Nacho.

Lo merecen todos. Este mágico Madrid estará finalmente en París, milagro a milagro, sufriendo y apretando los dientes, valiente, corajudo, inmortal.

PSG, Chelsea, City; Hay cosas que el dinero no puede comprar.

Hala Madrid.

Siempre.

Real Madrid, 3 - Manchester City, 1: Inmortal Madrid, mágico Bernabéu

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