lunes, 13 de junio de 2022

La cultura y la historia de España, en el punto de mira de México / por Borja Rama


Un revisionismo histórico que pretende promover la Independencia de México, acaecida hace 201 años, por el planteamiento ideológico de la Cuarta Transformación del presidente que busca recordar la derrota de los aztecas, con los festejos del año pasado pues fue en 1521 cuando el ejército de Hernán Cortés se apropió de Tenochtitlán, la capital de esa civilización.

La cultura y la historia de España, 
en el punto de mira de México

Borja Rama
ABC / México, 12.06.2022 
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, proviene de Ampuero ya que su abuelo era oriundo de este pueblo cántabro, curiosamente una localidad conocida por protagonizar sus afamados Encierros por La Virgen Niña, una festividad que se remonta al siglo XVI. Sin embargo, al mandatario mexicano parece no gustarle la festividad taurina y, en septiembre de 2019, no descartaba una consulta ciudadana para abolir los toros en todo México lanzando la cuestión sin llegar a una conclusión.

Recordemos que tal como nos expresaron a ABC desde ‘Tauromaquia Mexicana’, la feria es el segundo espectáculo en aforo de nuestra nación hermana, sólo superado por el fútbol.

Ya en febrero pasado, el dirigente tabasqueño invitaba a «hacer una pausa en las relaciones» con España. No era la primera vez que el presidente tensionaba las relaciones como cuando tras asumir el cargo, enviaba una carta al rey Felipe VI instándole a pedir perdón por los atropellos que las autoridades mexicanas consideran que se cometieron durante la conquista. Llegando a expresar que «fue una invasión», porque según sus palabras, «hubo matanzas, imposiciones». «La llamada Conquista se hizo con la espada y con la cruz«, concluyó.

Un revisionismo histórico que pretende promover la Independencia de México, acaecida hace 201 años, por el planteamiento ideológico de la Cuarta Transformación del presidente que busca recordar la derrota de los aztecas, con los festejos del año pasado pues fue en 1521 cuando el ejército de Hernán Cortés se apropió de Tenochtitlán, la capital de esa civilización.

Una arenga que recordó a su homólogo Pedro Sánchez, pese a que España es, después de Estados Unidos, el país con mayor inversión extranjera en México. Las empresas españolas también han estado continuamente en el disparadero político de AMLO a las que suele acusar de «violar las leyes o por actos de corrupción». Especial querencia tiene sobre Iberdrola. Además, ha llegado a señalar a empresas españolas de recibir información privilegiada de gobiernos anteriores para obtener contratos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con la que pretende nacionalizar la energía arrinconando a las energéticas españolas.

El referéndum polarizador

A esto hay que añadir que, desde Palacio Nacional, el presidente arengaba su referéndum hace tres años: «Tendría que hacer una especie de consulta para tener la opinión de todos», mientras invitaba a la ciudadanía a que se «informe bien y que haya polémica a favor y en contra«. Quizá con esta «invitación a una democracia participativa» se lograba tres ejes fundamentales: contentar a sus socios del Partido Verde con los que conserva estratégicas alianzas y continuar con la erradicación de todo símbolo de la cultura española entretanto la sociedad se polariza en afines y contrarios. La gran consulta no se ha podido llevar a cabo ya que se tendría que reformular previamente el artículo 35 de la Constitución Mexicana. Este cambio exigiría una mayoría calificada de la que carece el partido de AMLO tras las elecciones intermedias del año pasado.

Aunque esta gran consulta, finalmente no hizo falta ya que un juez federal ordenó, el viernes 10 de junio, prohibir indefinidamente las corridas de toros y novillos por la demanda interpuesta por la asociación ‘Justicia Justa’. Una ley que puede ser abolida en La Plaza México, la más grande del mundo, con capacidad para 50.000 espectadores, punto de reunión de las figuras más representativas del toreo.

Por ahora, cuatro estados mexicanos – Sonora, Guerrero, Coahuila y Quintana Roo- ya han prohibido totalmente los toros y los rasgos de lo español acaban por irse perdiendo con el «abuso de la Conquista», acaecida hace quinientos años, como la premisa que promulga López Obrador.

¿Los toros son de izquierdas?

En el coso de Los Califas durante un toro de Morante de la Puebla, allá por el final de 2020, Cayetana Álvarez de Toledo advertía sobre la falacia y el empeño de politizarlo todo, y como ejemplo, la tauromaquia que se suele englobar en una ideología, al igual que la Corona. La diputada ensalzaba los grandes hombres de izquierdas que defendían las corridas de toros. En México tienen su representante en el sindicalista Haces Barba, senador por Morena (el partido presidencial) y cercano a López Obrador, que personificó la paralización de la abolición de la feria taurina el pasado diciembre en el Congreso de la Ciudad de México. Gracias a su intervención con el Partido Verde se logró parar esta intervención que ahora se lleva a cabo mediante intervención judicial. Actualmente, el senador es el dueño de la empresa taurina ‘Don Bull’ concesionaria de la Plaza de Toros ‘El Relicario’, situada en Puebla, donde gobierna Miguel Barbosa, perteneciente a Morena.

El debate continúa en América Latina con la prohibición de matar al toro en el ruedo en Bogotá y Quito. Mientras la dictadura en Venezuela cancela corridas y la justicia en Perú rechazó prohibirlas hace dos años. Por el contrario, naciones europeas como España, Francia y Portugal siguen, por ahora, con los festejos taurinos.

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