jueves, 16 de junio de 2022

Ya no es nuestro Mbappé / por Juan Manuel Rodríguez


De ahí el "este Mbappé no es mi Mbappé" pronunciado anoche por Florentino en El Chiringuito. "Si es así, prefiero que se quede en el PSG". Es probablemente la crítica más dura que yo le he oído nunca en público al presidente del Real Madrid sobre ningún jugador de fútbol, entrenador o directivo. 

Ya no es nuestro Mbappé

Madrid, 16 Junio 2022
Aclaremos algo: Kylian Mbappé manifiesta por activa y por pasiva su interés por jugar en el Real Madrid, que es su sueño de niño según propia confesión. Lo hace por activa, entre otras cosas con el famoso cómic biográfico que cuenta con su autorización, y por pasiva y, también, en privado. En privado le dice al Real Madrid que quiere irse del PSG, que piensa que su etapa allí ha finalizado y que quiere fichar por el Real Madrid, de ahí precisamente que el club blanco ofrezca por el futbolista a finales del mes de agosto del año pasado 160 millones de euros, luego 180 y finalmente 200. El Real Madrid ofrece una cantidad disparatada de dinero por un futbolista al que le queda menos de un año de contrato siguiendo estrictamente los deseos del jugador, cuyo sueño, insisto una vez más, es el de jugar en el club blanco.

Pero el PSG no cede y a la última oferta, la de 200 millones, ni siquiera responde. Y a Mbappé, que sabe del esfuerzo hecho por el Real Madrid para cumplir su sueño de jugar aquí, no le queda más remedio que continuar en París. Pero, el 1 de enero de este año, Mbappé se convierte en agente libre y ya puede negociar y llegar a acuerdos con cualquier equipo de fútbol del mundo, incluido, naturalmente, aquel que ofreció cuatro meses antes 200 millones de euros por él y en el que el futbolista siempre ha soñado jugar. Ese sueño, expresado reiteradamente al Madrid en privado, se mantiene durante los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo. El PSG aprieta de todas las formas imaginables pero Mbappé siempre le dice lo mismo al Madrid: "Tranquilos". Y no es sólo que Mbappé manifieste al Real Madrid su intención de fichar por el club blanco sino que, efectivamente, no renueva su contrato con el PSG.

Ya está contado que algo cambia en las dos últimas semanas, la relación entre el jugador y Florentino Pérez deja de ser tan fluida, el emir aprieta, Macron aprieta, el entorno del futbolista aprieta y Mbappé traiciona la palabra dada, deja en la estacada al club con el que siempre ha soñado jugar y renueva (y mejora indudablemente) su contrato con el PSG. ¿Peca de ingenuidad el Madrid? Ya lo explicó anoche Florentino en El Chiringuito, firmar en enero un precontrato con Mbappé habría supuesto tener que comunicárselo al PSG y, visto lo visto, eso habría complicado mucho la existencia del delantero. El Real Madrid obró bien y de un modo correcto, los periodistas que contamos cómo estaba la situación también actuamos correctamente porque siempre se transmitió la verdad de la situación y el jugador cambió de opinión, cedió a las innumerables presiones a las que a buen seguro le pueden someter a uno desde Qatar o desde El Elíseo y dejó al club blanco más tirado que a una colilla.

De ahí el "este Mbappé no es mi Mbappé" pronunciado anoche por Florentino en El Chiringuito. "Si es así, prefiero que se quede en el PSG". Es probablemente la crítica más dura que yo le he oído nunca en público al presidente del Real Madrid sobre ningún jugador de fútbol, entrenador o directivo. Lo que está diciendo Florentino es que el Madrid siguió el guion previamente escrito por el futbolista, que hizo por él todo lo humanamente posible, que respetó escrupulosamente los tiempos para que nadie se sintiera ofendido, que esperó y que confió y que, al final, se vio en el altar, con el cura esperando, compuesto y sin novio. 

Cambió Mbappé, no el Real Madrid. Y ese Mbappé no es, según Florentino, el que él quería traer al Madrid. Su Mbappé era el chaval que anteponía su sueño a cualquier otra cosa, éste Mbappé es el futbolista que se niega a grabar un spot publicitario para la selección francesa, que exige el cien por cien de sus derechos de imagen o que pide las llaves del control deportivo del club. 

El otro Mbappé, el futbolista Mbappé, sí encaja en un proyecto como el del Madrid; el Mbappé actual, el que habla con futbolistas para que se vayan con él o recomienda entrenadores, no es el Mbappé que quiere el Real Madrid.

Durante los últimos días previos a la decisión de Mbappé yo tuve ocasión de hablar varias veces con el Madrid. A mí (insisto, a mí) jamás me dieron la operación por cerrada y me insistieron en que no tenían nada firmado con el jugador. Pensé que me mentían pero me estaban diciendo, una vez más, la verdad. Era verdad que la operación no estaba cerrada y, aunque costaba creerlo, era cierto también que no había nada firmado con él. Os leo un whatsapp del 10 de mayo: ‘Si el chaval quiere la gloria, vendrá. Y si prevalecen otros intereses, legítimos, pues se quedará en el PSG’. Si, al final, prevalecieron esos intereses legítimos fue porque este Mbappé no es el Mbappé que negoció durante más de un año y medio con el Real Madrid, es otro distinto, ha cambiado.

¿De lo dicho ayer por Florentino en El Chiringuito se infiere que el Madrid le cierre definitivamente las puertas al jugador? Yo no deduzco eso, no se las cierra a mi modo de ver. Pero ya nada será igual. El kintsugi es un arte japonés ancestral que consiste en reparar las fracturas de las piezas de cerámica con barniz de resina espolvoreada de oro. De ese modo, la cicatriz del objeto pasa a formar parte de su propia esencia; de lo que se trata básicamente es de presumir del defecto, de enorgullecerse de él, de exhibirlo. Puede que con una jarrón funcione el kintsugi, con las personas no me parece tan sencillo. Si Florentino ha sido tan duro con Mbappé es porque, aunque él no se haya sentido personalmente traicionado, comprende que el madridismo sí se sienta así y él es el presidente del Real Madrid, un club centenario que, con él como presidente, ha dejado ir a su máximo goleador histórico y al gran capitán de La Décima porque llegó un momento determinado en que se confundieron creyendo que eran más importantes que el escudo. Nadie, nunca y bajo ninguna circunstancia, es jamás más importante que el escudo del Real Madrid. Tampoco Mbappé, ni el anterior que quería cumplir su sueño ni mucho menos el actual que traicionó su palabra. El PSG se la compró, compró su palabra; no le espolvoreó con barniz de resina de oro sino que directamente ha decidido bañarle en él. Como me aseguraban en ese watshapp de hace ahora un mes y cinco días, entre la gloria y otros intereses decidió quedarse con lo último. Seguirá habiendo gloria en 2025, el Real Madrid es así. Pero este Kylian Mbappé ya no interesa, no es el Mbappé de Florentino y, por lo tanto, no es nuestro Kylian Mbappé.

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