martes, 2 de agosto de 2022

Oliva Soto, un diestro veterano que huele a novedad / por Pla Ventura


"...Oliva Soto tiene un algo que le distingue del resto de los toreros. Ese algo barrunto que tiene mucho que ver con el arte con mayúsculas; con la naturalidad como forma de interpretar, con ese gusto capaz de emocionar cada vez que un toro se lo permita y, como hemos podido ver, con una capacidad lidiadora que ha adquirido por esos mundos de Dios, valores todos que le sirven para el desarrollo de la lidia puesto que, es capaz de jugarse la vida frente a un toro difícil y, a su vez, crear la obra soñada..."

Oliva Soto, un diestro veterano que huele a novedad

Pla Ventura
Toros de Lidia / 2 agosto, 2022
Últimamente, en estos tiempos que vivimos hemos visto varias actuaciones de Alfonso Oliva Soto en los dos últimos años, el diestro de Camas que, si ya triunfó en la feria de abril de Sevilla, no digamos lo que supuso su actuación del pasado domingo en Guillena que, una vez más, el toreo afloró en sus manos y sentidos. Gracias a los canales de televisión autonómicos, en ese caso casi siempre en Canal Sur, hemos disfrutado de la presencia de este diestro y, por ende, de su esencia. Creo recordar que, a su vez, por el canal CMM le hemos visto en alguna que otra actuación, de ahí el calado que nos produjo y el que queremos contar a nuestros lectores.

Se trata de un torero veterano porque, lleva casi tres lustros como matador de toros desde que se doctorara en La Maestranza de manos de otro artista, Curro Díaz al que, casualidades del destino, en los momentos actuales están ninguneando las empresas en las grandes ferias puesto que ni siquiera, en sus dos buenas actuaciones en Madrid le han valido para que se le imparta justicia. Digamos que, Oliva Soto ha recorrido todo un camino espinoso en el que ha corrido la legua como diría El Pana ya que, hasta ha hecho temporadas en Perú puesto que, cuando hay toros y llaman a un torero, ahí está él, no podía ser de otro modo.

Oliva Soto tuvo su momento en sus dos primeros años de alternativa y, a partir de ese instante decidieron olvidarle; siguió toreando, pero siempre en escasas oportunidades que apenas suponían una bocanada de aire fresco para el alma de este buen torero que, como tantos, ha sido víctima de la barbarie que supone que unos pocos acaparen todo y los demás queden todos sentados en la banqueta. Si en el mundo, a nivel general, lo que impera es la injusticia en todos los órdenes, desdichadamente el mundo de los toros no escapa de semejante maleficio. Oliva Soto y otros de sus compañeros son la prueba fehaciente de lo contado.

Este Alfonso, de apellidos Oliva Soto en los carteles merece un mejor trato y reconocimiento empresarial puesto que, si de un torero de gusto hablamos, el sevillano lo es en grado sumo. Si ya indultara un toro a principios de año en Guillena, justamente la plaza en la que volvió a triunfar el domingo pasado en que paseó tres orejas, datos que vienen a demostrar que no hablamos de un matado que quiere importunar a las empresas, todo lo contrario porque se trata de un hombre que pide justicia por aquello de su valía porque, en realidad, su gusto y bien hacer le hacen acreedor a un mejor trato que, por otra parte no desdeña en ningún cartel, todo lo contrario porque su arte y empaque son argumentos más que suficientes como para ser reconocido a nivel de empresas.

Oliva Soto tiene un algo que le distingue del resto de los toreros. Ese algo barrunto que tiene mucho que ver con el arte con mayúsculas; con la naturalidad como forma de interpretar, con ese gusto capaz de emocionar cada vez que un toro se lo permita y, como hemos podido ver, con una capacidad lidiadora que ha adquirido por esos mundos de Dios, valores todos que le sirven para el desarrollo de la lidia puesto que, es capaz de jugarse la vida frente a un toro difícil y, a su vez, crear la obra soñada cuando el animal le repite veinte veces con entrega porque, ahí está su muleta creadora, precisamente, ese trebejo maravilloso con el que es capaz de calar en los tendidos.

No tengo el gusto de conocer a este diestro, es más, jamás le importunaré para ello porque, de los toreros, lo que me cautiva es su arte, un valor tan escaso que, contemplarlo me parece de una belleza extraordinaria. Me importa poco que un torero sea rico o pobre, alto o bajo pero, eso sí, cuando me cautiva no me duelen prendas en reconocer tan admirable labor de la que siempre andamos escasos. Es, como digo, Oliva Soto, una víctima más del sistema puesto que, teniendo condiciones más que sobradas para el triunfo, ahí le tienen arrinconado y, para su fortuna, menos mal que, en los pueblos, algunos empresarios románticos siguen apostando por su valía porque de otro modo sería imposible.


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2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo

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  2. José María Pérez Montero7 de agosto de 2022, 22:15

    Un torero para los que tengan buen paladar y sepan valorar el arte.

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