"...el Hospital Clínico de Barcelona –su director debe ser una persona decente- tiene un piano en su hall y, dicho centro hospitalario ha “contratado” a Drago Bladeski para que a diario pueda dar un concierto para sus pacientes y visitantes a cambio de comida y poder dormir en el cuarto de las escobas de dicho nosocomio..."
Drago, mendigo y pianista por las calles de Barcelona
Pla Ventura
Toros de Lidia/ 24 Octubre 2022
En la actualidad, en la sociedad en que vivimos tenemos tanta información que, la misma, hasta llega a turbarnos el alma. Era mucho mejor antaño cuando, la ignorancia era la madre de nuestra felicidad, lo digo porque, hogaño, todas las noticias que nos llegan desde distintos frentes, todas tienen tintes de dramatismo, justamente el que nos conduce a la desdicha en la que andamos sumidos.
Hace unos días en un reportaje de televisión pudimos ver lo que sucede en Barcelona en todos los órdenes y al comprobar en qué ha quedado la ciudad condal de años atrás y lo que están viviendo en la actualidad, un caos al más alto nivel que, ni los más pesimistas pudieron imaginar que tal hecatombe reinaría en las ramblas de la otrora ciudad del progreso de España. Dice un axioma que, cambiamos o desaparecemos y, eso han hecho en Barcelona, cambiar para desaparecer o, lo que es peor, para perder aquella paz de antaño que tanto dignificaba a los catalanes.
Ahora, por lo que pudimos ver, Barcelona es la metrópoli de España donde anida el delito y, lo que es peor, que el mismo no está penado en ningún estamento porque, como sabemos, los delitos de robo y atraco se cuentan por miles en dicha metrópoli. Los desahucios son la norma a diario con el agravante de que, en la actualidad, la que se interponía a los mismos cuando era activista, Ada Colau, actual alcaldesa, le suda la entrepierna al respecto. Eso sí, entre unos y otros han logrado que, enseñar español en toda Cataluña sea poco más que un delito. Un dislate en todos los órdenes puesto que, los catalanes en su gran mayoría no merecen tales desacatos propiciados por unos políticos nefastos, cafres, apestosos, aberrantes e indeseables.
Para que la desdicha sea mucho mayor, en Barcelona viven dos mil setecientos cuarenta mendigos o indigentes que duermen en la calle mientras que, la progre de su alcaldesa, al respecto, no hace nada por remediarlo, una vergüenza en toda regla porque durante el día, Cáritas les proporciona comida pero, en la noche duermen a la luz de la luna. Uno de estos mendigos atiende por Drago Bladeski, un personaje búlgaro que llegó hace diez años a Barcelona con la ilusión de encontrar en España una vida mejor porque, Drago es un auténtico artista con el piano pero, como se demostró, se equivocó de lugar cuando llegó hasta nosotros.
¿Cómo es posible que, a todos esos pestilentes políticos que se les llena la boca de progresismo e igualdad para con todos, sigan permitiendo que esas miles de personas no tengan cobijo alguno?
Cada uno de los mendigos tiene su dramática historia sobre sus espaldas pero, la de Drago es conmovedora por allí por donde se le mire. Este búlgaro aludido es un virtuoso del piano, un artista en toda regla que, a diario interpreta a Chopin o a Mozart y ningún político catalán se ha percatado que, en primer lugar eso de los mendigos debería ser historia en la sociedad en que vivimos y, acto seguido, permitir que un artista viva en la puta calle, eso es de juzgado de guardia para todos los responsables de la ciudadanía catalana.
Como supimos, desde hace un tiempo, el Hospital Clínico de Barcelona –su director debe ser una persona decente- tiene un piano en su hall y, dicho centro hospitalario ha “contratado” a Drago Bladeski para que a diario pueda dar un concierto para sus pacientes y visitantes a cambio de comida y poder dormir en el cuarto de las escobas de dicho nosocomio. ¿No sería mejor para los catalanes, en este caos en el que viven, sus apestosos políticos que en vez de perder el tiempo prohibiendo el castellano en dicha región se dedicaran a buscarles albergue, trabajo y comida a estos seres indefensos y maltratados por la vida, caso de Drago Bladeski y todos sus compañeros mendigos que duermen en la calle? Eso sería lo lógico pero, ¿conoce alguien lógico en el mundo de la política cuando dichos personajes solo piensan en el separatismo? Esa es la política de Cataluña, perder el tiempo de forma miserable, fomentar el odio entre los catalanes, consentir que se vayan miles de empresas de dicha comunidad mientras que, la pobreza ha crecido a pasos agigantados, el delito está a la orden del día y, como dije, algunos miles de seres humanos pernoctan en la calle.
Todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, a tener un trabajo y a vivir con decencia puesto que en los tiempos que vivimos, consentir la transgresión, la mendicidad y la indigencia en todos los órdenes es un delito para la sociedad en que vivimos y si todos tienen derecho a la dignidad que mencionamos, que un artista total, un virtuoso del piano haya tenido que ser “reclutado” por el Hospital Clínico para que pueda comer tras su concierto diario en dicho centro, eso dice muy poco de los catalanes.
Ellos, los políticos catalanes quieren la independencia para su “país” pero, la gran realidad es otra, somos nosotros, los españoles de bien los que nos avergonzamos de que unos miserables de mierda hayan destruido una región que, durante tantísimos años era el referente histórico de España mientras que, en la actualidad es un solar desmantelado pero que, pese a sus malas ideas al respecto, los políticos catalanes siguen viviendo de los impuestos de los españoles. Lo ideal no es que sean los catalanes los que quieren la independencia, lo lógico sería que nos preguntaran a toda España si queremos que los catalanes formen parte de nuestra sociedad. Si eso se hiciera sí podrían encontrarme son sorpresas mayúsculas puesto que, insisto, ¿qué puede pensar una persona honrada de todas las atrocidades que se cometen a diario en Barcelona, entre ellas, que casi tres mil seres humanos vivan la indigencia? Todo ello sin contar los cientos de miles de familias que se han quedado sin trabajo debido a la nefasta gestión política catalana que, con sus aberraciones ha logrado, como decía, que cientos de empresas se marcharan fuera de Cataluña. Y mientras todo eso ocurre, Drago Bladeski sigue tocando el piano en el Hospital Clínico para poder comer y dormir en el cuarto de las escobas. ¡Viva Cataluña libre, sí señor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario