martes, 1 de noviembre de 2022

Acho se cae a pedazos / por Rolando Tapia


"...En resumen, vivimos una etapa de anomia taurina que carcome los principios fundamentales de la tauromaquia, ya que se ataca a la esencia misma de los valores culturales de la Fiesta de los Toros, “de la Fiesta mas Culta” al decir de García Lorca y de “la Fiesta mas bella” como decía Agustín Lara, convirtiéndola en una plaza de tercera y con espectáculos de quinta categoría..."

Acho se cae a pedazos
Rolando Tapia
Lima, 31 Oct. 2022
Así es, literalmente, nuestra plaza y nuestra afición, otrora una de las más entendidas, se cae a pedazos por obra y gracia de: la empresa, la prensa taurina, la actualmente llamada caviarada taurina (cáncer maligno), el figuretismo del neo dizque aficionado, la falta de cojones para protestar por parte de un público ignorante, neófito y profano que no se hace sentir cuando las cosas van mal, una autoridad corrupta y sumisa de la empresa de turno, la municipalidad del Rímac como ente extorsionador y principal actor de las reventas de entradas de cortesía y la provincialización de las costumbres de una plaza que antaño gozara de una solera única.

En resumen, vivimos una etapa de anomia taurina que carcome los principios fundamentales de la tauromaquia, ya que se ataca a la esencia misma de los valores culturales de la Fiesta de los Toros, “de la Fiesta mas Culta” al decir de García Lorca y de “la Fiesta mas bella” como decía Agustín Lara, convirtiéndola en una plaza de tercera y con espectáculos de quinta categoría. Esta degeneración nos lleva por dos caminos con muy difícil retroceso: a la desaparición de la Fiesta como lo que es en verdad, o a la aparición de un nuevo espectáculo al cual la modernidad le pondrá el nombre de “tauromaquia” usurpando y subvirtiendo su verdadero significado.

En efecto, la Fiesta se encuentra en un proceso de anomia y oclotaurinismo donde los valores que siempre la ha mantenido tras los años se carcomen por la relativización de dichos valores.

Para ver cómo funciona esto imagínense un triangulo equilátero donde el vértice superior se encuentran los VALORES, girando en sentido horario en el vértice inferior de la derecha se encuentran las CONDUCTAS y en el vértice siguiente las NORMAS; en consecuencia, cuando se tiene un valor solido genera una conducta acorde con dicho valor y a su vez se establece una norma para conservar la conducta. Al cumplirse la norma establecida genera la consolidación del valor; así funciona esta dinámica.

Pero cuando existe un ataque de afuera y directo al valor, este por su solidez se defiende y rechaza el ataque por cuanto se trata de valores firmes y las conductas de las personas que lo poseen salen también en su defensa. El problema es cuando el ataque es por dentro, de manera indirecta, esto es cuando el valor se relativiza, se debilita esta dinámica y su vuelve endeble, frágil y enferma; es cuando se produce como consecuencia de esta relativización: la anomia (a=sin; nomos = identidad). Este es el problema actual de la tauromaquia y que lleva en su proceso degenerativo no menos de veinticinco años; siendo el valor atacado EL TORO que es la esencia de la tauromaquia, ya que sin el no hay nada.

La tauromaquia conceptualizada como el conjunto de reglas que rigen el desarrollo de la lidia, así como “el arte de lidiar toros” (Diccionario de la academia de la Lengua), se basa en el Toro de lidia que, dentro de la Fiesta tiene su propio festejo de acuerdo con las condiciones y edad del animal, esto es, existen becerradas, novilladas sin y con picadores, toreo bufo, charlotadas y Corrida de Toros; esta ultima es la que da grandeza a la Fiesta y su elemento fundamental es el TORO, el cual debe de tener EDAD (más de cuatro años comprobados), PESO (existiendo un mínimo de kilos de acuerdo a la categoría de la plaza donde se lidia y sus reglamentos), TRAPÍO que es el “conjunto de caracteres de apreciación visual que hace juzgar  de su aspecto, estampa y probables condiciones de lidia” ( Los Toros de Cossío, quinta edición 1997 Espasa Calpe Tomo I ) de acuerdo a su encaste; y DEFENSAS INTACTAS, esto es su cornamenta que bajo ninguna circunstancia debe de ser manipulada de manera fraudulenta (afeitado). Sin estas características el espectáculo, suelte el animal que se suelte, deja de ser una corrida de Toros. En consecuencia, la lidia debe de darse con el Toro, el matador de Toros quien es una persona que debe de enfrentar a la fiera con dichas condiciones para realizar esa danza donde la tragedia está siempre presente y con su inteligencia debe dominar y enfrentar al animal para generar la belleza de este arte que culmina con la muerte de la res de manera rápida y efectiva colocando la estocada en el sitio debido. Y el público quien con su aprobación o su protesta juzga la labor realizada por el diestro. Culminado este proceso y de acuerdo con el desarrollo de la lidia, se le premiará o no su labor con los apéndices del animal a pedido del público y con la decisión de la autoridad de la Plaza.

Cuando se trastoca o subvierte este orden empieza la degeneración del espectáculo y al ser aceptado se relativiza el valor de la Fiesta y entramos a la anomia que sufrimos en la actualidad. De allí que es deber de las personas que se precien de “aficionados” defender la pureza de la Fiesta en todos sus detalles, ya que de no hacerlo estamos destrozando este bello y único arte que se basa en el TORO y solamente en el TORO.

¿Pero que observamos en la actualidad?, es obvio que nada de lo descrito líneas arriba.

En efecto, se anuncia una corrida de toros donde el Toro brilla por su ausencia, en consecuencia, se engaña al público que paga su entrada, la mal llamada prensa taurina que en la actualidad se encuentra embarrada de corrupción, sobonería, adulación a la empresa de turno, renuncia a su labor de informar la verdad y de realizar critica; la autoridad que renuncia a regular el espectáculo de acuerdo a la normatividad existente poniéndose al servicio de la empresa de turno, una municipalidad que extorsiona y dirige la reventa de cortesías otorgadas por la propia empresa mercantilista que le interesa un rábano el publico que lo sostiene además que en conjunto defraudan al fisco y un público que solo le interesa “sentirse alegre y festivo” y que del espectáculo (de acuerdo a lo observado) no tiene idea de lo que aprecia.

Ante este comportamiento en conjunto de los estamentos de la Fiesta consideramos que es el motivo principal del alejamiento del aficionado a su espectáculo favorito y ese vacío es llenado por un publico ignaro y profano que atenta contra la pureza del ritual taurino por su conducta sacrílega ante la Fiesta. Es por eso que Acho se cae a pedazos.

Lima 31 de octubre de 2022.

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