Si hay algo verdaderamente transversal y ecosostenible en la sociedad española de hogaño es la cantidad de tontos del culo que celebran Halloween con un entusiasmo de chimpancé en celo, sin distinción de clases sociales ni de ideolgías políticas. Da igual. Lo mismo te encuentras a un Cayetano disfrazado de zombi en la calle Serrano que a una Jessica poligonera travestida de súcubo medieval, mitad puta mitad bruja, contoneando su ordinariez y alardeando de su estupidez en la noche de los tontos vivientes, que son los muertos por la pandemia de ignorancia que resucitan una vez al año en Halloween y otra vez, cada cuatro años, para ir a votar en la fiesta de los zombis de la democracia en la que, como en Halloween, toda monstruosidad tiene cabida. He ahí los engendros y aberraciones que vomitan las urnas: Pablo Echenique, Íñigo Errejón, Carla Antoneli, Oriol Junqueras, Arnaldo Otegui, Ione Belarra y demás figurantes de la Familia Addams, que son los esperpénticos endriagos que gobiernan España. A ellos no les hace falta disfrazarse de nada, llevan en la jeta lo que son y en la boca cómo son, les basta con mostrarse tal cual para que el rebaño de tontos resucitados, que son los muertos vivientes de Halloween, les vote con la relajada satisfacción del babuino que acaba de hacerse una gayola.
Ánimo, papaítos españoles, no llevéis a vuestros hijos al cementerio a poner unas flores y una oración en la tumba de sus abuelos, ni eduquéis los oídos de su alma y de su conciencia con los versos de Don Juan Tenorio en la Noche de Difuntos. Llevadlos de la manita a la noche de Halloween para que sean aún más gilipollas de lo que ya lo sois vosotros. Y el año que viene lo vais a pasar aún más chupiguay celebrando también el Día de Acción de Gracias y el 4 de Julio, después de haber estado con los nenes en una mani muy progre con una pancarta muy grande en la que ponía “Yanquis go home”.
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