viernes, 16 de diciembre de 2022

Nada a la improvisación / por Antolín Castro


"...Bueno es hacer las cosas con tiempo, pero no pueden negarme que, establecida esa norma para todas las ferias, amputa las posibilidades de los triunfadores que vayan surgiendo durante la temporada. Solo se beneficiarán los de siempre, aquellos que están colocados en primera línea, allá penas si hicieron méritos en la temporada anterior..."

 Nada a la improvisación
Antolín Castro
Opinión y Toros/15 Diciembre 2022
Nada de nada. Todo queda atado y bien atado. Dónde colocamos, entonces, otras opciones, otros méritos.

El mundo al revés, se hacen las ferias, se garantizan los puestos y ya se puede sestear o, si se quiere, dormirse del todo en los laureles.

Es curioso, el toreo es cuestión de improvisación, de espontaneidad, de capacidad de sorprender, de adaptarse a las condiciones de cada toro, imposibles de imitar, de no traerse las faenas hechas desde el hotel… Pues, como mucho, habremos de conformarnos con que el 2023 sea la continuación del 2022.

Algo así podría suceder con el sorteo de la Lotería de Navidad y siempre les tocara a los mismos. No creo que eso nos gustase, aunque a ellos, los afortunados, seguro que sí.

Algunos podrán decirme que así sucede en otros ámbitos. En el fútbol por ejemplo, donde la liga la componen y la juegan los que hicieron los méritos el año anterior. Pero para que eso fuera más o menos igual, habría que hacer bajar a algunos a las categorías inferiores, así como subir a otros a las superiores. Eso en el escalafón taurino no sucede, no existen reglas que identifiquen los ‘puntos y los goles’, los méritos reales de cada cual. Por si eso fuera poco ¿es que acaso juegan todos con el mismo toro?

Casi podemos ir ya con tantos carteles hechos

Bueno es hacer las cosas con tiempo, pero no pueden negarme que, establecida esa norma para todas las ferias, amputa las posibilidades de los triunfadores que vayan surgiendo durante la temporada. Solo se beneficiarán los de siempre, aquellos que están colocados en primera línea, allá penas si hicieron méritos en la temporada anterior. Para muestra nos planteamos si Talavante se verá obligado a mejorar su rendimiento o le pondrán en los mejores carteles por el simple hecho de ser Talavante?. Igualmente, la vuelta de Castella y El Cid ¿empezarán desde abajo ante la falta de referencias del pasado año o irán de inmediato a ser cabezas de serie? Recuerden que en el tenis, por muy grande que hayas sido, léase Nadal, el ranking te coloca en el lugar de lo hecho en la temporada precedente, para volver a que te consideren número uno o seis, hay que ganárselo otra vez. Privilegios los del toreo que no se dan en ninguna otra parte.

Volviendo a la improvisación, que es una de las bases más atrayentes del arte de torear, podemos ver que se amputa su recorrido. ¿Para qué improvisar si lo que cotiza es el rasero de la uniformidad?

Y hay algunos que se extrañen de que haya tantos pegapases y de la monotonía y la rutina que asola la Fiesta por parte de una gran mayoría de las llamadas figuras y de casi todos los comportamientos de las ganaderías. Cómo van a cambiar, si es eso lo que más cotiza. Nada hay que dejar a la improvisación.

Yo afirmo: Bendita improvisación, esa que tantas veces me levanta de mi asiento. Cada día me dejan menos oportunidades para verme sorprendido en una plaza -en muchos toros y toreros me sé de memoria lo que van a hacer-, pero todavía me quedan un puñadito de toreros y encastes. A esos será a los que vaya a ver el próximo año.

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