"...Si yo me llamara Ángel Téllez estaría muy preocupado porque, sabedor de que tiene el apoderado más influyente del mundo y que eso no sirva para nada, la tristeza debe ser infinita..."
Historia de un fracaso
Pla Ventura
El pasado año cuando Ángel Téllez se ponía en las manos de Simón Casas, el diestro, con toda seguridad, pensaría que estaba tocando el cielo con sus manos y, la realidad es muy distinta. Convengamos que, los éxitos de Téllez llegaron de sus manos y sentidos, sin que nadie tuviera que echarle el botafumeiro, razón más que sobrada para que el citado diestro estuviera en todas las ferias de relevancia, un trabajo sencillísimo para Simón Casas puesto que, el aval del torero, sus triunfos, eran la garantía absoluta para ser contratado.
Si yo me llamara Ángel Téllez estaría muy preocupado porque, sabedor de que tiene el apoderado más influyente del mundo y que eso no sirva para nada, la tristeza debe ser infinita. Y no se trata de tener un apoderado prestigioso para que te apodere por aquello de si “suena la flauta”, todo lo contrario porque como antes dije, Téllez llega a esta temporada con el aval de sus grandes éxitos del pasado año, de forma muy concreta en Madrid, plaza en la que resultó ser triunfador absoluto.
Lo que hemos conocido sobre las contrataciones de este torero singular, las que le ha firmado Simón Casas, son de auténtica pena y, quiero equivocarme en mi pronóstico puesto que, si yo acertara sería la hecatombe para el torero, algo que no deseo por nada del mundo pero, los hechos son la prueba del delito. No está en Castellón, algo que si se me apura se podría entender. Acude a Valencia con la corrida que no quiere nadie, la de Juan Pedro que, desde siempre, las figuras se pegaban por matar dichos toros y, ahora no los quiere ni Dios, pues ahí está Ángel Téllez con un pobre cartel con Ureña y Francisco de Manuel.
Llegamos a Sevilla y el chaval no está en ninguno de sus carteles. ¿Dónde está la fuerza de Simón Casas ante Ramón Valencia? Esa ausencia me hace sospechar que, Ángel Téllez es apenas un cromo en las manos de Simón Casas para canjearlo cuando lo crea oportuno pero, sin más pretensiones. Y no lo digo yo, han sido muchas las personas que han notado esa ausencia en la plaza maestrante puesto que, si los éxitos de los toreros no sirven como aval, que baje Dios y lo vea. Claro que, Téllez, en la soledad de su habitación se preguntará lo que yo antes decía, ¿dónde queda la fuerza de Casas? Y seguro que se volverá loco.
Eso sí, llegamos a Madrid y, el que fuera el gran triunfador del año pasado, lo vemos en dos carteles de circunstancias que, a mi modo de ver, nada tienen que ver con los méritos que Téllez ha contraído frente a los toros. Casas ha cubierto el expediente ante su poderdante –con un apoderado como el citado es mejor ir por libre- sin la más mínima pretensión. Otra vez le pone con los animalitos de Juan Pedro, residuos de aquella legendaria ganadería con Daniel Luque y Francisco de Manuel. Un cartel digno, pero muy pobre para lo que Téllez se ha ganado en los ruedos. Y le sigue otra tarde con los del Parralejo, y como compañeros al decadente Perera y la confirmación de Isaac Fonseca. Que lea el que sepa.
Si alguien piensa que la unión entre Simón Casas y Ángel Téllez va a durar mucho se equivoca por completo. Yo ya me asusté y así lo narré el pasado año cuando me enteré de dicha unión, algo que estaba condenado al fracaso pero que, tras las primeras gestiones que el productor ha hecho para su torero, todo confirma que estamos ante la crónica de una muerte anunciada.
Ahora, cuando todo salte por los aires, el primer y gran damnificado, Ángel Téllez, él mismo se flagelará porque no entenderá nada y como diría el otro, pedirá la “muerte a gritos”. Y no es para menos porque, amigos, eso de tener al apoderado más influyente del mundo y que no sirva para nada, además de poderle a pensar al diestro, como explico, acabará por enloquecerle.
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