Si dicho espectáculo sigue siendo legal en esa parte de España llamada Cataluña que, por cierto, no quieren ser españoles, ¿cómo es posible que el empresario catalán que hizo una de las mayores fortunas de España con los toros ahora no le interese para nada? Cuesta mucho de entender y, lo que es peor, de admitir por parte de los aficionados. Es cierto que, si miramos hacia atrás y vemos cómo se desarrollaba la fiesta de los toros en Barcelona en los últimos años, posiblemente sea ahí donde encontremos la respuesta a todo lo que nos preguntamos.
Es verdad que, los dos últimos festejos celebrados en La Monumental catalana nos llenaron de nostalgia porque en ambos festejos, con la plaza abarrotada y con las grandes figuras del momento nos invadió la pena al pensar que, tras aquellos dos festejos nunca más habría toros en Barcelona. Aquello fue la puntilla que certificó la defunción del espectáculo en la Ciudad Condal pero, barrunto que esa sentencia de muerte venía de atrás porque, en aquellos años en que Balañá le “arrendó” la plaza a Manolo Martin, si nos retrotraemos a aquella época quizás lo entendamos todo.
Las razones nunca las sabremos pero, en aquel tiempo en que Manolo Martín regía los destinos de dicho coso, domingo tras domingo, se iba certificando la sentencia de muerte para la fiesta puesto que, con carteles mediocres y toreros que no le interesaban a nadie la plaza murió por inanición. Y todo eso nos hace sospechar que, Balañá, cuando se enteró de la prohibición de los toros en su ciudad vio el cielo abierto porque, como era notorio ya estaba cansado y no quería guerra alguna. La prueba, como digo, eran aquellos carteles horribles que Manolo Martín, como hombre de paja del multimillonario catalán no le interesaban a nadie, la prueba es que cada día de festejo se congregaban cuatro mil personas en un coso monumental.
Analizados los hechos, cualquiera puede comprender que lo que en verdad quería Balañá es que se prohibiera la fiesta de los toros para quitarse de en medio y si te he visto no me acuerdo. Los hechos son reveladores. Tras la prohibición, la fiesta quedó restituida en Cataluña y ¿ha pasado algo relevante? Nada de nada. Según pude saber, en su momento, tras el dictamen del Tribunal Constitución pronunciándose a favor de los toros en Cataluña, Balañá recibió alguna que otra oferta de empresarios españoles para que les arrendase la plaza y, todavía están esperando la respuesta. No tenemos pruebas pero, barrunto que, tras ese silencio “administrativo” con el que Balañá obsequió a los que pretendían ser licitantes de dicho coso en calidad de arrendadores, ha certificado que, posiblemente, desde las altas esferas del poder catalán ¿quién sabe a qué acuerdo tácito pudieron llegar con el empresario barcelonés? Esa pregunta nadie nos la responderá, pero todos tenemos la sospecha de que, al precio que fuere, la “prohibición” tenía que seguir siendo vigente mientras que El Tribunal Constitucional puede decir misa pero, los toros han muerto para siempre en Cataluña y, mucho peor, en la Ciudad Condal que durante muchísimos años era el coso que más toros daba en el mundo.
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