domingo, 5 de marzo de 2023

'Corrupción F.C. Barcelona': No va a pasar nada/ por Jesús Bengoechea


"...LA SENSACIÓN IRREBATIBLE ES QUE LOS TÍTULOS DEL BARCELONA DURANTE EL VILLANEGREIRATO ESTÁN OFICIALMENTE A BUEN RECAUDO Y QUE NO VA A HABER OTROS EFECTOS ESTILO MOGGIGATE, TIPO PÉRDIDA DE CATEGORÍA, PARA LA ENTIDAD MÁS CORRUPTA QUE HA CONOCIDO LA HISTORIA DEL DEPORTE MUNDIAL, ES DECIR, EL FC BARCELONA O NEGREILONA..."

No va a pasar nada
Jesús Bengoechea
La Galerna/Madrid, 4 marzo, 2023
Es la frase más escuchada en estos días, y no solamente no tengo argumentos para rebatirla sino que la confirmo, y hasta le completo el tiempo verbal en un sentido todavía más pesimista. No va a pasar nada, no, pero es que ya no está pasando nada.

El no pasar nada ya está aquí, y la sensación irrebatible es que la cosecha nacional de títulos del Barcelona durante el villanegreirato están oficialmente a buen recaudo aunque la conciencia colectiva de la gente razonable y cabal ya les haya desprovisto de cualquier legitimidad, y que no va a haber otros efectos estilo Moggigate, tipo pérdida de categoría o similar, para la entidad más corrupta que ha conocido la historia del deporte mundial, es decir, el FC Barcelona o Negreilona.

El término villanegreirato lo acabo de acuñar, con el permiso de Alfredo Relaño, que bautizó aquello como el villarato y que ya ha admitido que se quedó corto en su teoría. Habría que llamarlo quizá el villanegreiarminiato, pero eso ya no hay quien lo pronuncie.

Sabíamos por Relaño que un apestoso entramado institucional, derivado de la reelección de Villar en 2004 gracias a la ayuda de Laporta, casaba a Barça y Federación (y por tanto a árbitros) hasta que la muerte los separara, pero no sabíamos que además se habían casado en gananciales. El Barça, mientras, pagaba a Negreira para que este (y casi seguro también Arminio, y quizá hasta Villar en persona) se ocuparan de que los colegiados no se salieran nunca del camino marcado por el cliente. Laporta, de hecho, cuadruplicó la mordida arbitral. En alguna ocasión, cuando el Barça flojeó deportivamente y el Madrid batió récords de puntos y goles, los denodados esfuerzos de los colegiados no resultaron suficientes para que el cliente se hiciera con el título. No sería porque los hernandezhernándeces no se quitaran las caretas señalando inenarrables penalbas para meter al Barça en la pomada, en la última jornada, por si al Madrid le daba por no ganar en Málaga.


Hace pocos días compartí un rato aleccionador en Radio Intereconomía con, entre otros, Alfonso Trallero, eminente penalista. Las conclusiones sobre el escenario futuro son desoladoras. Tebas, por desgracia, acertaba al decir que este megatimo ha prescrito a efectos de ser castigado por la justicia deportiva, pero fallaba, también por desgracia, al barruntar que la justicia ordinaria quizá podría, en cambio, desposeer a la fraudulenta entidad catalana de algunas de sus títulos nacionales en la larga etapa objeto de estudio, o hacerle pasar por el valle de lágrimas de una somera estancia en Segunda División B. No, no puede.

La justicia ordinaria podrá, a lo sumo, encausar y condenar a los gestores del Barça durante el villanegreirato, pero de manera individual. Salvo por la imposición de multas, que el Barça se limitaría a no pagar con su habitual desahogo, poca mano puede meter la justicia ordinaria a la institución protagonista de la mayor estafa de la historia del fútbol español. Solo podrían pagar (presumiblemente con cárcel) los sucesivos presidentes a título personal, lo cual no sé cómo deja vuestra hambre y sed de justicia, pero la mía queda completamente insatisfecha. Poco consuelo me produce pensar que Bartomeu o Laporta puedan ir a la trena, en un plazo tan largo además que se librarían seguro a cuenta de su edad provecta. En el caso de Rosell me daría hasta pena, habiendo pasado ya el pobre dos años de cárcel parece que injustos, aunque esta nueva condena fuera justa.

LA JUSTICIA ORDINARIA PODRÁ, A LO SUMO, ENCAUSAR Y CONDENAR A LOS GESTORES DEL BARÇA DURANTE EL VILLANEGREIRATO, PERO DE MANERA INDIVIDUAL

Queda la UEFA, que según lo establecido podría actuar contra ligas corruptas, pero entiendo que sus atribuciones punitivas se limitarían a la competición europea, donde el Barça ya se elimina solo. No creo —y que alguien me corrija si me equivoco— que la UEFA pueda quitar validez a títulos locales, ligas y/o copas de cualquier país cuyos equipos formen parte de sus competiciones.

Espero que disculpen que, además de refrendar el aserto popular según el cual no va a pasar nada, y de hecho no está pasando nada, encima les haya intentado explicar por qué. Bastante irritante es el refranero, con su sabiduría demoledora de andar por casa, como para que encima venga un pedante a darle vueltas. A mí en realidad no me apetece dar vueltas a otra cosa que no sea mi propia cólera. Porque lo más grave no es lo que ha sucedido durante veinte años mínimo, siendo de una gravedad extrema. Lo más grave y doloroso es cómo va a quedar escrito lo que ha sucedido.


Porque si, con suerte, los únicos que van a pagar por esto son los dirigentes culés, no habrá forma de evitar que la propaganda blaugrana, que controla el 90% de los medios, haga una interpretación a partir de la cual el Barcelona como institución no es culpable de nada sino víctima de sus propios dirigentes. De hecho, se filtró que la Fiscalía está orientando el asunto exclusivamente en términos de administración desleal.

PORQUE LO MÁS GRAVE NO ES LO QUE HA SUCEDIDO DURANTE VEINTE AÑOS MÍNIMO, SIENDO DE UNA GRAVEDAD EXTREMA. LO MÁS GRAVE Y DOLOROSO ES CÓMO VA A QUEDAR ESCRITO LO QUE HA SUCEDIDO

La nueva narrativa (o la última vuelta de tuerca de la narrativa de siempre, el más difícil todavía, el salto sin red) está servida: 

pobrecito Barça, que durante lustros y lustros tuvo que sobreponerse a la acción criminal de unos directivos desaprensivos que desviaban los fondos sabe Dios a dónde, y cuantísimo más mérito del que nos imaginábamos tuvo la cosecha de títulos del messiguardiolismo. 

Eso lo vamos a escuchar y leer, si es que no lo estamos escuchando y leyendo ya. No solo el Barça no va a ser desposeído de lo que ganó de manera trucha en esos (al menos) veinte años, sino que se nos intentará hacer comulgar con la enésima lectura victimista según la cual lo que Negreira hiciera con la pasta es un enigma sin importancia, y que en el aspecto deportivo el Barça superó abnegadamente el mal uso financiero de sus prebostes. Sí, Negreira confesó ante la Agencia Tributaria que el destino de los fondos era “garantizar la neutralidad arbitral” (!!!), pero sobre este dato se volcarán tantas toneladas de basura disruptiva cada vez que Vinicius se atreva a decir “mecachis” que ya nadie lo recordará jamás.

Lo más descorazonador es la mirada a las filas de quienes ponen su afán en el adversario deportivo. Hay honrosas excepciones, pero —frente al máximo sonrojo y el abatimiento que todo esto debería causar en cualquier culé de bien— predominan el laconismo y hasta la jactancia. Incluso un tipo tan generalmente admirable como Rafa Cabeleira factura en As un texto que básicamente se resume en 1. Bah, no era tanta pasta, 2. Los árbitros son del Madrid porque lo digo yo, 3. A lo mejor esa pasta iba a la Cruz Roja, 4. Esto no emborrona la cosecha de títulos del Barça porque no lo considero oportuno y 5. En todo caso, judicialmente nunca nos pillaréis del todo jajajaja. 

Hasta el mismísimo Del Bosque ha querido ventilar esto con un pelillos (del bigote, supongo) a la mar. Cuando dimiten de la búsqueda de la verdad hasta tipos como Cabeleira y Del Bosque, no es ya que haya que perder toda esperanza en que el Barça llegue algún día a purgar sus culpas. Es que hay que perder con urgencia cualquier atisbo de fe en el fútbol y en el ser humano.

Y esto, amigos, es no sólo lo que hay. Esto es lo que va a haber, y me duele vaticinar que es para siempre.

Getty Images.

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