miércoles, 29 de marzo de 2023

¡Lo que faltaba! / por Pla Ventura


"...La noticia que nos ha llenado de estupor no ha sido otra que la afirmación que ha hecho Juan Pedro Domecq, apuntado que las corridas de toros deberían de ser con cuatro animales..."

¡Lo que faltaba!
Pla Ventura 
Toros de Lidia/29 marzo, 2023
La noticia que nos ha llenado de estupor no ha sido otra que la afirmación que ha hecho Juan Pedro Domecq, apuntado que las corridas de toros deberían de ser con cuatro animales, algo muy al estilo del 2020 cuando nos azotó la pandemia que, dicho sea de paso, en aquel fatídico año todo era posible y, hasta entendible pero que, una vez superado aquel macabro trance, afirmar lo dicho por el ganadero me parece el colmo de la insensatez.

¿Qué es eso de lidiar cuatro toros en un festejo? ¿Lo entiende alguien, y a quién beneficia? Un dislate en toda regla. Vamos, una catarsis de locura en las palabras de un ganadero que dice que está próximo a tocar el cielo con sus manos refiriéndose a la lidia de sus toros y, para que el desaguisado sea todavía mayor, propone reducir los festejos en un treinta por ciento; le ha faltado decir que, cuatro toros, pero las entradas a precio de seis. Nadie en el mundo podría tener una idea más descabellada; vamos que, ni el más inútil de España, un tal Pedro Sánchez, se le podría ocurrir una tontuna mayor.

¿Y saben lo peor de la cuestión? Que Juan Pedro lo ha dicho convencido, como si eso fuera el remedio de todos los males de la fiesta a la que él, por su cuenta y riesgo, le augura un negro porvenir, imagino que lo dirá por el juego que están dando sus toros en los últimos años, una tragedia ganadera al más alto nivel puesto que, como algunas veces dije, las figuras ya se han apartado de dicha ganadería y, mala cosa es que los que mandan huyan despavoridos de la ganadería que, hasta hace cinco minutos era su referente.

Dice Juan Pedro que ha herrado muchos menos toros que otros años puesto que, la camada, la suya, ha descendido notablemente. De igual modo sentencia el ganadero que no hay toros. ¿No hay toros? Por el amor de Dios, lo que sobran son toros en todas las ganaderías, que se lo pregunten a Morante y él responderá puesto que, como sabemos, el pasado año se apuntó a muchas divisas rehuidas por las figuras pero, lo que se dice toros, los tenemos para dar y servir.

Afirmar que las corridas de toros deberían de ser lidiados cuatro bovinos es una barbaridad sin límites porque, de un plumazo, en cada festejo, se privaría a un hombre de ganarse un sueldo o, si se trata de las figuras, todavía sería mucho peor porque, como es notorio, las ferias de Castellón y Valencia han puesto al descubierto las carencias que existen si de aficionados hablamos. O sea que, si tres grandes figuras no llenan plaza alguna, imaginemos que haya un dueto en cada festejo que, entonces sí que podríamos cerrar las plazas, digamos que, mejor no abrirlas.

Lo ha dicho el señorito y se queda más ancho que largo. Vamos que, a cualquier aficionado, por tonto que sea jamás podría entender esta idea tan descabellada como mezquina. Barrunto que, al respecto, todo el mundo le tomará a chirigota porque la misma no se les ocurre ni en los carnavales de Cádiz que, si algo tienen es una imaginación sin límites.

Lo que tiene que hacer Juan Pedro es revisar su alquimia y entender los motivos por los cuales sus toros ya no sirven; y es lógico que no sirvan porque los quiso hacer tan dóciles, tan borregos que, como se demuestra a diario, ya salen a la plaza totalmente inservible para la lidia. Dios quiera que Juan Pedro Domecq pueda volver a sus orígenes que, ganaríamos todos, especialmente él como responsable de su dehesa.

No es menos cierto que, aferrándonos a la verdad, crematísticamente hablando, donde Juan Pedro gana una fortuna es en la crianza del cerdo ibérico puesto que, sus jamones son reconocidos a nivel mundial. Es cierto que, su fama la ha ganado con la lidia de sus toros pero, lo que se dice el vil metal, el ganadero lo logra mediante el cerdo antes dicho puesto que, sus jamones de “pata negra” son la envidia del mundo, que me lo digan a mí que, en su momento, por un jamón pagué lo que gana un obrero en un mes. Este dato nos viene a demostrar que, Juan Pedro, con su fama a cuestas, ahora, una vez criada ya puede echarse a dormir como dice el dicho. Sus toros, como se sabe, son un puro capricho mientras que los ingresos grandes llegan por otra vía que, para mayor fortuna, además de magnos beneficios no tiene disgusto alguno. Juan Pedro tiene todo el derecho del mundo en ser rico, pero eso no debe darle licencia para decir estupideces que, para mayor fracaso, pueden dañar mucho a la bendita fiesta de los toros.

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