“Oye, Julián, que la corrida la matamos entre los dos y lo que quede nos lo llevamos nosotros” Esas podrían ser las palabras de Manzanares a El Juli puesto que, no cabe otra opción. Claro que, el asunto será cuando vayan a liquidar porque la gran incógnita será, ¿habrá quedado algo? Y si ha quedado algo la empresa se busca una ruina de mil pares de narices. ¿Rivalidad? Eso lo podría preguntar cualquiera pero, el que la pregunta hiciera hallaría la respuesta en el acto. Antaño, cuando dos toreros tenían los cojones bien puestos y tenían ambición por el triunfo, se medían en una gran plaza frente a una auténtica corrida de toros, todo ello, para dilucidar quién era el mejor. Ahora todo ha cambiado porque ellos se creen los mejores, torean sin un compañero que les haga sombra, eligen seis animalitos sin el menor atisbo de casta y todo arreglado.
Pobres aficionados castellonenses, parece que les ha mirado un tuerto. Los pobres no encuentran medicina para sus males porque la corrida de Victorino, como la de Hermanos Tornay, según testigos presenciales no dieron apenas opción de triunfo; algunos medio toros en ambas ganaderías pero, firmando un fracaso rotundo lo de Tornay que, como me decía un compañero, dicho ganadero no volverá nunca más a Castellón. ¿Qué ocurrió? Estaba clarísimo. Los carteles no eran del gusto de los aficionados y, para que la desdicha fuera todavía mayor, ni el propio Victorino pudo congregar media plaza. Esto sí que me produce una tristeza infinita en calidad de aficionado porque, durante tantísimos años, Victorino Martín era la estrella de cualquier feria mientras que, en la actualidad, para infelicidad del ganadero de Galapagar, sus Albaserradas apenas concitan la atención de muy poca gente. Y, cuidado que, este año, el factor climatológico ha sido tan benigno que, hasta la tarde invitaba ir a los toros pero, insisto, los aficionados se han cansado y no quieren gato por liebre.
Mañana, como digo, en otra época, dos figuras del toreo llenarían el coso del paseo de Ribalta pero, con el cartel antes dicho puede ir el que quiera a Castellón que sobrarán entradas para el año que viene. Eso de querer hace apaños entre dos toreros buscando el refugio de una feria facilona para engañar a las gentes, barrunto que eso ha pasado a mejor vida. Los aficionados del lugar ya se han pronunciado, mañana, sin duda alguna refrendarán todo lo que hasta ahora han dicho. Lo que está clarísimo es que, pagar más de cinco euros por ver a todos los “vejestorios” del escalafón es un dislate en toda regla. Ha sido el caso de Ferrera, Perera, El Fandi…..y los dos antes citados. O sea que, la responsabilidad total recae sobre Roca Rey en la corrida del sábado en la que, junto a Castella y Francisco de Manuel pretender acabar el papel en dicha feria. Así debería de ser para, en el peor de los casos, que la empresa salvara los muebles.
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