Pla Ventura
Toros de Lidia/18 mayo, 2023
Antiguamente había un axioma que decía, cuando veas los de Santa Coloma, márchate pronto a Roma. Y en el día de ayer se hizo buena la frase porque, vaya toros con más malas ideas, algo que hacía tiempo que no veíamos. Pese a que era una novillada, por apariencia, teníamos la sensación de que eran toros; pánico daban todos y, los chavales, además de luchar contra el maldito viento que todas las tardes quiere acabar con el espectáculo con más ahínco que los de Podemos, bregaron lo indecible por salvar sus vidas que, por momentos, las tenían en vilo.
Nada que objetarles a los novilleros, Diego García, Christian Parejo y Mario Navas que, pusieron de su parte todo lo que hay que poner y mucho más puesto que, para colmo, Parejo y Navas sufrieron sendas volteretas que pudieron haber terminado en desgracia. Salieron ilesos porque Dios lo quiso pero, aquello tenía un dramatismo sin límites. Hubo toros peores que otros pero, ninguno con opción de triunfo, más bien para que todos pasásemos un mal trago con el comportamiento de dichos ejemplares que, daban pánico, terror por sus malas intenciones. Por la actitud que los chavales demostraron, los tres deberían ser repetidos en otra ocasión, a poder ser, con novillos de mayor calidad porque si les repiten de nuevo con Los Maños, sería peor el remedio que la enfermedad. Lo que vimos resultó ser un espectáculo lleno de dramatismo y sin el menor atisbo de triunfo para los chicos que, ilusionados actuaban en Madrid.
La gente, lógicamente respetó a los chicos y no hubo ni un solo grito de desprecio para nadie; nadie consiguió el éxito porque era imposible pero, insisto, todo el mundo comprendió que unos seres humanos, en el ejercicio de su profesión se estaban jugando la vida. Y lo que digo que es tan sencillo, que lo vio todo el mundo, hasta en la China, el ganadero no lo supo ver. Mala cosa para este criador de reses bravas que, tenía que haberse acordado de Victorino Martín Andrés en que, la tarde en que le salían las alimañas, con resignación decía, la corrida no ha valido, mala suerte la mía. O sea que, el ganadero se quejaba de que se picó mucho a la corrida. Como decía, si no los llegan a picar, esos animales se comen a los toreros pero, de un solo bocado.
Tarde para olvidar en el ruedo de Las Ventas y, a su vez, a seguir rezando porque tuvieron mucha suerte Parejo y Navas que, aunque doloridos y maltrechos salieron por su propio pi de la plaza, todo un éxito a tenor de los enemigos que tenían enfrente.
--Andrew Moore fue testigo del drama que ayer se vivió en Las Ventas, aquí sus imágenes.
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