Rotunda Puerta Grande de Fernando Adrián / Foto: Muriel
"...Casi al fin del tiempo reglamentario, con el marcador en cero, y un desperdicio de oportunidades, las hinchadas languidecían de tedio de la emoción fingida. Fue ahí cuando el novel madrileño Fernando Adrián le salió al otro gran toro de la tarde. “Secuestrador”, el sexto, noble y bravo en todos los tercios y dio rienda suelta a su creatividad..."
“Secuestrador” el 6º y Fernando Adrián. Fotograma: Mundotoro TV.
Adrián rompe al catenaccio
Jorge Arturo Díaz Reyes
BurladeroTV/sábado, 17 de junio de 2023
Ahora que la fiesta se futboliza, organizando “copas”, eliminatorias, semifinales, finales…, y hasta en ellas los “perdedores” y sus barras invocan furiosamente el VAR contra las decisiones arbitrales (perdón, presidenciales). La tradicional Corrida de Beneficencia lucía como la finalísima del campeonato (perdón, feria) de San Isidro. No le faltó sino el nombre. Los tres triunfadores de Puertas Grandes, el Rey, televisión directa, encierro para figuras, (en domecq y remendado) Pero… ¡con solo tres cuartos de entrada! Y como siempre pugnacidad en la tribuna (perdón, tendido).
Del rito al arte, del arte al deporte y del deporte a la taquilla supremo fin. Estamos cambiando, no hay duda, el esnobismo exulta con razón. Pues que podemos hacer, no desentonemos y vamos a la cancha.
Cuando saltó el quinto parecía que el fantasma de Helenio Herrera, el histórico entrenador argentino de los sesentas, se hubiese adueñado del partido (perdón, de la corrida). Los espadas refugiados en el área, aguantaban los ataques del contrario renunciando a la creación de fútbol (perdón, de toreo). El atacador encierro tripartita con diversa fuerza y bravura insistía estrellándose contra la inexpresiva línea de tres líberos.
Castella, que regresó de su retiro de pandemia reencarnado en otro y como favorito de jurados y prensa se ganó un gran lote; pastueño el primero y bravo el cuarto, aburrió primero y luego vio impotente como “Relance” el juanpedro colorado, cuarto, imponía la velocidad, el ritmo y los terrenos. Solo el gran volapié veló la victoria total del toro, dando oportunidad a la vuelta de la honrilla para el francés. Emilio de Justo, sobreviviente bien posicionado y refrendado en la tabla, estuvo trabajador a destajo con su lote; de poco a menos el segundo y bravo el quinto. Salió también con las manos vacías y doblemente silenciado.
Casi al fin del tiempo reglamentario, con el marcador en cero, y un desperdicio de oportunidades, las hinchadas languidecían de tedio de la emoción fingida. Fue ahí cuando el novel madrileño Fernando Adrián le salió al otro gran toro de la tarde. “Secuestrador”, el sexto, noble y bravo en todos los tercios y dio rienda suelta a su creatividad.
Plantado y enhiesto, de largo, dos por espalda, dos por el pecho cinco naturales y el forzado, iluminaron la tarde y arrancaron la ovación más real hasta allí. Las series siguientes, tres, de a cinco y seis de igual pulcritud, temple, lentitud y desmayo mostraron como una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Las codiciosas y acompasadas acometidas del toro arrastraban emoción auténtica, entrando humilladas en los veraces embroques y saliendo largo y volviendo prestas.
Una de las grandes faenas del campeonato (bueno, de los que sea). Volapié leal, estocada levemente pasada pero efectiva. Las dos orejas, la Puerta Grande. El triunfo del nuevo jugador sobre el antifútbol, que pide sitio en las alienaciones, (perdón, carteles) y el estrellato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario