Un gran toro para hacer afición. De la ganadería anunciada hoy en Pamplona, Victoriano del Río. El bravo animal, segundo de la tarde, se erigió en protagonista por encima de las circunstancias meramente artísticas también de parte del torero, el peruano Roca Rey.
Toro bravo en la mejor acepción del término, que lució y combinó a la perfección los mejores componentes de la bravura: el "carbón" y la nobleza. Una lástima que no se diera el triunfo al únisono del animal y su matador, por el fallo de éste con el descabello. Toro de nombre "Forajido". Gran toro, y se queda corto el calificativo. Fue bravo en los dos encuentros con el caballo. E impresionante la prontitud de su arrancada, y a qué velocidad. Antes de llegar al embroque en la muleta ya arrastraba el hocico. Humillación total. Y viaje largo y repetidor. Toro de extraordinaria profundidad, intensidad y calidad.
Roca, el torero, en alarde de valor, muy quieta y relajada la figura, apenas hubo de girar los talones, mientras "el victoriano" venía, iba y volvía. Indescriptible emoción. Pues qué toro. Y qué torero. La plaza, por ambos, hervía en olés. Y cuando más se presumía la apoteósis total, tras la estocada que debió ser la única rúbrica, vino un rosario de descabellos que transformaron las dos orejas en dos avisos. Al toro se le premió con la vuelta al ruedo, pero el torero no salió más allá del tercio para recoger la ovación.
Y lo que son las cosas de esta plaza, su feria de alboroto y a veces confusión. Contraste total en el quinto bis, un toro anovillado, impropio de lo que llaman Feria del Toro. ¿A quién beneficia la presencia de un animal tan capitidisminuido cuando días atrás salían por la puerta de chiqueros imponentes "escolares y "cebadas" que dan la verdadera categoría al ciclo? Es la hipoteca que a veces hay que pagar con las figuras.
Aquel Roca grande del toro anterior de pronto se empequeñeció. Pero ya la plaza estaba en otra cosa, y una faena sumamente efectista y populachera, "parón" final incluido con el animalito pidiendo la hora, y bajonazo por si faltaba, le llevó ahora nada menos que a las dos orejas.
El tercero, toro del debut en sanfermines como matador de Tomás Rufo, apuntó cosas muy buenas al principio, humillado en el capote y empujando en varas; en cambio se vino pronto abajo en el último tercio. Rufo abrió faena de rodillas; y ya en la vertical, y antes de que el animal buscara las tablas, cuajó un par de tandas a derechas de trazo firme y sentido. Ahí el viaje corto le permitió al hombre un amago de arrimón que dio resultado tras la estocada. Una oreja.
Con el sexto, de peor condición, ya no pudo ser. Un animal desfondado, al que Rufo dio muletazos sueltos al hilo de la tablas, sin ningún interés.
Al primer espada, De Justo, no le salieron las cosas. Su primer astado, exigente y cambiante, consentía más a media altura. Pero la faena tuvo poca ligazón y tanto o menos fuste. Y todavía peor en el cuarto, parado, corto de embestida y con la cara arriba.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victoriano del Río, el quinto, sobrero, con el hierro de Toros de Cortés. Bien presentados salvo ese quinto, anovillado, se dejaron pegar en el caballo y dieron desigual juego. El segundo, un gran toro, premiado con la vuelta al ruedo.
Emilio de Justo: media, aviso y descabello (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).
Roca Rey: estocada y varios descabellos (gran ovación tras dos avisos); y estocada baja (dos orejas).j
Tomás Rufo: estocada (oreja); y estocada (silencio).
La plaza se llenó con cartel de "no hay billetes" en taquillas
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