Los contingentes ocuparon en su totalidad la distancia entre el Ángel de la Independencia y el Zócalo el 13 de julio pasado. Ya en la plaza, esta lució ocupada en un tercio de su capacidad. Eso permite estimar que unas 45 mil personas de todo el país hicieron patente su rechazo a las estratagemas prohibicionistas que los animalistas totalitarios instrumentan contra varias actividades.
La avasallante mayoría de los asistentes fueron galleros, es decir, personas relacionadas con las peleas de gallos y su crianza. Era de verse lo recóndito de los lugares de origen de los adeptos a las riñas, la diversidad de sus identidades, de sus discursos, de sus atuendos, de sus apariencias. En resumen, de los matices de la sociedad mexicana que se articulan en torno al gallo.
Otros contingentes eran más pequeños. Representantes de “UMAs” y “PIMAs”, zoológicos, crianza de aves rapaces, vendedores de comida o animales vivos en mercados públicos, médicos veterinarios colegiados, cabalgatas, cirqueros y otros. De entre ellos el más nutrido fue, como no podía ser de otro modo, el de los profesionales y aficionados a los toros.
Los taurinos pusimos nuestro entusiasmo, nuestra alegría y la camaradería tan profunda que nos caracteriza. Más tardamos en arribar al Zócalo que en abrir un círculo para que quien lo deseara echara capa. Si bien hizo falta una muleta, las suertes de capote inundaron el corazón de nuestra ciudad. Incluso aparecieron dos gallos que dieron bravía muestra de lo que son capaces.
Hasta ahí todo muy lindo. En adelante, además del tremendo sol que para entonces nos tenía exhaustos, como ya no fueron muy claros los objetivos de la marcha, ni la estructura del mitin que continuó, ni cuáles acciones se desarrollarían en adelante, el contingente se desintegró poco a poco.
Se ha mostrado el músculo, pero ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Cuál será la estructura de base que permita que estas miles de personas, que vinieron en representación de muchos miles más, tomen decisiones informadas que se conviertan en acciones con impacto en sus respectivas comunidades? En resumen, ¿Cómo haremos para que los funcionarios teman políticamente a esta masa?
Una congregación tan horizontal, tan amplia, tan grande, tan diversa debería abrir los ojos a quienes participamos en ella de que podemos tendernos una mano. Sin embargo, continúa como la gran asignatura pendiente averiguar cómo se formará una organización de base, que sea capaz de movilizarse y respaldar a la labor de lobby que hacen organizaciones como Tauromaquia Mexicana.
Si Jesús Sesma —el impresentable representante de los animalistas en el congreso local y responsable directo de la muerte de los felinos circenses y del desvanecimiento del resto de los animales que resguardaban los circos en México hasta el 2015— fue electo por algo más de cincuenta mil personas para ocupar una curul local, debería estar temeroso de que prácticamente la misma cantidad de gente se manifieste contra su ocioso trabajo legislativo.
Por ponerlo en términos de cifras. La Plaza México por sí sola tiene casi 78 mil seguidores. Es decir, todos los seguidores de la Monumental bastan para hacer peso en una elección mediante el lanzamiento de campañas de información. Una ligera inversión de recursos y tiempo podría levantar las alarmas en el Verde, en el PRD, en el PAN y otros partidos locales con diputados prohibicionistas.
Podría ser. Pero da la casualidad de que la Plaza México nunca apareció. No hicieron eco de la convocatoria en redes sociales, no aparecieron en la protesta ni han hecho ninguna declaración pública. Entendemos que la empresa continúa en su defensa jurídica y que las estrategias en ese sentido precisan necesariamente de discreción. Pero… ¿Es que la suspensión de las corridas de toros y su posible prohibición no es un problema social que requiere de acciones comunitarias?
Vaya cosa… Vaya cosa…
Luego de unos meses muy silenciosos, el calendario taurino se revitaliza. El próximo domingo 15 de julio estaremos en Caxuxí, Hidalgo para presenciar la lidia de los toros de Torreón de Cañas. Actuarán Arturo Saldivar, Juan Pablo Sánchez y Héctor Gutiérrez.
Los pueblos taurinos de Ecatepec no se podían quedar atrás. El 5 de agosto San Pedro Xalostoc celebrará una novillada. Saltarán a la arena 4 novillos de El Batán y les harán frente Ernesto Sánchez, Juan Querencia, Paco de la Peña y Eduardo Sebastián.
Después tocará turno a Santa Clara Coatitla; ahí serán cinco toros de Enrique Fraga que despacharan el rejoneador Mario Sandoval con los Forcados de Pachuca y, a pie, Antonio Lomelín y Miguel Aguilar el lunes 14 de agosto. También se celebrará una novillada el día 20.
Finalmente, el 27 de agosto en Doxey, Hidalgo se correrán seis toros de Gonzalo Iturbe. Partirán plaza José Mauricio, Antonio García “El Chihuahua y Antonio Lomelín.
Seguiremos yendo a los toros y seguiremos apareciendo donde se nos convoque. Lo que no sabemos es… ¿Ahora, qué sigue?
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