miércoles, 9 de agosto de 2023

En recuerdo del Águila de Toledo, Federico Martín Bahamontes / por Carlos Fernández Barallobre

 
En recuerdo del Águila de Toledo. 1959. Cuando Federico Martín Bahamontes el ganador del Tour de Francia, participó en un critérium disputado en el estadio de Riazor de La Coruña.

En la tarde del lunes 24 de agosto de 1959 el Estadio municipal de Riazor se llenó de un público ávido de presenciar en directo las evoluciones del “Águila de Toledo” el gran ciclista Federico Martín Bahamontes…

Carlos Fernández Barallobre
ÑTV ESPAÑA/9 de Agosto de 2023
El ganador del Tour de Francia de ese año, que había dado toda una exhibición en la subida al Puy de Dome, sacando, en una fabulosa ascensión, seis minutos al entonces líder el belga Hoevenaers, tres minutos a Anquetil, Anglade y Riviere y un minuto y veintiséis segundos al gran favorito el luxemburgués Charly Gaul, al que relegaría al puesto décimo quinto de la clasificación general. En aquella crono escalada Bahamontes dio todo un recital de cómo se subía un puerto con un desarrollo en su bicicleta que ningún de sus oponentes se atrevió a usar. Impecable subiendo, bajando con una rapidez inusitada, el águila voló a lo más alto del Puy de Dome. La “furia” española se mostró en toda la extensión de la palabra.

El sábado 18 de julio, fecha insigne para aquella España que también comenzaba a volar por las cumbres mundiales, Federico Martin Bahamontes escribía por primera vez en la historia de la gran serpiente multicolor francesa, su nombre. Era el primer ciclista español que lo lograba y millones de compatriotas fueron felices al verlo coronarse en el parque de los Príncipes de París como Rey del Tour y ganador también del gran premio de la Montaña. Fue sin duda un momento inolvidable y trascendente para el deporte español

Volviendo a la tarde del 24 de agosto en el estadio de Riazor se dieron cita además del gran Bahamontes, los corredores Gaul, vencedor del Giro de Italia de ese año 1959; los franceses Boher, Germiniani y Robic, el inglés Robinson y el belga Hoevenaers y los españoles Antonio Suarez, ganador de la Vuelta Ciclista a España de ese año; Luis Otaño, Julio San Emeterio, Carmelo Morales y el joven ciclista coruñés José Ponte.

El brillante vencedor del Tour de Francia llegó esa tarde a La Coruña con una afección en la garganta que le impedía respirar con normalidad. Ni por esas dejó de participar, algo que agradecerían los miles de aficionados que se dieron cita en Riazor tributándole un ferviente y caluroso homenaje con sus constantes aplausos

La reunión, a pesar de que las pistas de ceniza del estadio se encontraban un poco blandas, resultó vibrante y muy entretenida, proporcionado a los aficionados un espectáculo lleno de emoción y vistosidad. Se diputaron varias pruebas, entre ellas tres, que correspondieron al duelo particular entre los tres vencedores de las tres grandes pruebas ciclistas de Europa: Tour, Giro y Vuelta a España. Es decir Bahamontes, Gaul y Suarez. En la primera venció Federico, adjudicándose, la segunda y tercera, Antonio Suarez, que a la postre sería el vencedor, con Bahamontes como segundo. Resultaron espectaculares las pruebas de persecución. En una de ellas el coruñés Ponte derrotó al francés Robic, vencedor del Tour de Francia de 1947. 
Otra, emocionantísima, fue la prueba de persecución por equipos. El español, formado por Suarez, San Emeterio, Morales y Ponte, se impusieron al equipo extranjero de Germiniani, Robinson, Robic y Hoevenaers. Por último se disputó una prueba denominada “Pequeña Vuelta a Francia”, que consistió en dar treinta vueltas a las pistas de estadio en la que venció Luis Otaño con el coruñés Ponte como gran animador, que desde el primer instante puso un ritmo endiablado, obligando a las figuras a emplearse a fondo.

Al final del critérium, Federico Martin Bahamontes fue objeto de un homenaje por parte de la delegación provincial de La Coruña de Educación y Descanso y una peña ciclista. Con la totalidad del publico puesto en pie, Federico y el coruñés Ponte, quien también se sumó al homenaje al vencedor del Tour, regalándole un ramo de flores, dieron una triunfal vuelta al estadio, entre una cerrada y prolongada ovación por parte de los aficionados. Al día siguiente, en su ruta por España, recibiendo los homenajes de la afición, Federico participaría en un Critérium internacional en Santander.

Hoy te has marchado con tus noventa y cinco primaveras a las cimas celestiales, donde, no me cabe duda, seguirás impresionado a San Pedro con tus espectaculares ascensiones. Gracias por tú ejemplo. 

Por la Misericordia de Dios, descansa en Paz inolvidable Federico Martín Bahamontes “el Águila de Toledo”

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