domingo, 17 de septiembre de 2023

Albacete como ejemplo / por Paco Delgado


"...Con el tiempo ha logrado consolidarse no sólo como el más importante ciclo del muy completo mes de septiembre sino como uno de los señalados como grandes de la temporada. Por la proporción entre número de funciones y habitantes, sería, sin duda, el primero de cuantos configuran el calendario, sin entrar a valorar la categoría de las plazas por cuestiones administrativas..."

Albacete como ejemplo

Paco Delgado
Burladero/Sep,16,2023
Un año más, y ya se ha dicho muchas veces, septiembre marca el cenit de la temporada taurina española. Muchísimos son los festejos que se dan en este mes y muchísimas las ferias que se celebran a lo largo de sus 30 días. Y de todas ellas hay una que marca la diferencia: la de Albacete.

Fue el Rey Felipe V, y sería de las primeras disposiciones que tomase -en agradecimiento a que sus entonces menos de 10.000 habitantes tomasen partido por su causa en la Guerra de Sucesión-, quien dio carta de naturaleza y autorizó a la ciudad de Albacete a celebrar una feria de ganado. Fue el 7 de septiembre de 1710 y con el tiempo, aquel privilegio se acabó convirtiendo en uno de los más prestigiosos e importantes eventos no sólo de la comarca sino de toda España, pues a ella venían paisanos de todas partes de la península para pertrecharse de aperos, grano, ganado y caballerías, que tenían fama de duras y resistentes.

Ese aluvión de personal foráneo hizo que, poco a poco, los festejos taurinos -cuyas primeras manifestaciones en Albacete hay que encontrarlas en 1564, cuando el acta del cabildo de la ciudad, fechado el 29 de mayo, acordó la celebración de fiestas de toros- que se celebraban para festejar a la Virgen de los Llanos y el final de la cosecha, primero en la plaza que se instalaba en el Altozano y luego en la llamada plaza de Caulín, en recuerdo a quien fuese su primer empresario, fuesen creciendo, tanto en número como en importancia a tenor de los diestros que se anunciaban.

Machaquito (al que se prefería por encima de Bombita) fue uno de los primeros grandes ídolos de la afición local, que a partir de la inauguración de la plaza nueva, la actual, en 1917 -con Gaona, Gallito y Saleri II como protagonistas-, fue procurando que el número de festejos que se daba con motivo de la ya muy importante feria aumentase. Habría de pasar casi un siglo para que, con su prestigio consolidado y una clientela fiel y creciente, con el cambio al siglo XXI la estructura de su serial pasase de los 5 ó 6 festejos que se daban a partir del final de la Guerra Civil a ocupar los 10 días que en la actualidad disfruta.

Con el tiempo ha logrado consolidarse no sólo como el más importante ciclo del muy completo mes de septiembre sino como uno de los señalados como grandes de la temporada. Por la proporción entre número de funciones y habitantes, sería, sin duda, el primero de cuantos configuran el calendario, sin entrar a valorar la categoría de las plazas por cuestiones administrativas, Y si hay que atenerse a ellas, incluso algún serial de los celebrados en aquellas plazas especiales ve como su sombra amenaza muy seriamente si se tienen en cuenta datos como extensión, calidad de la programación, asistencia de público y, por supuesto, el toro que sale en una y otra.

Para empezar hay que indicar que es de las pocas en las que las figuras repiten actuación. Por otra parte no se puede negar que el toro es elemento esencial en esta plaza y así ha sido también este año. Es el de Albacete un toro muy por encima del nivel exigido para una plaza de segunda y si ya de por sí las ganaderías anunciadas son de las de mayor garantía, los productos que aquí lidian no sólo han destacado por su presencia sino también por su juego, aunque sea este elemento que no pueda determinarse con antelación. Hierros de prestigio y de los que gustan a ese sector de público que pide toro fuerte.

Al final, esa conjunción de toros y toreros ha dado sus frutos y, año tras año, es esta feria triunfal y de éxito. Otro factor a tener en cuenta es la asistencia de público, algo que habla bien a las claras no sólo del interés por los carteles sino del trabajo llevado a cabo por la empresa, que no se limita a contratar a determinados toreros y a comprar toros, barajando luego unas combinaciones más o menos atractivas y a unos precios más que ajustados -se puede ir a todos los festejos por un total de menos de cincuenta euros…-. No. A lo largo de todo el año se está al lado del abonado, del aficionado, escuchando sus sugerencias, atendiendo a sus gustos y haciendo hincapié en la fiesta y una publicidad que entra por los ojos y que, además, no se limita a las vísperas de la feria. Es un ejemplo de que, con trabajo y haciendo las cosas bien, se obtienen esos resultados que todos quieren pero no todos pelean.

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